Reinventando el T1 eléctrico
Como segunda parte del primer “concept” de furgoneta eléctrica mostrada en 2011 (la VW Bulli) y siempre siguiendo las huellas que dejó en la historia del automovilismo mundial la furgoneta celebérrima T1, Volkswagen ha vuelto a la carga exhibiendo en el salón más importante de electrónica del mundo (el CES de Las Vegas, en EE.UU.) su nuevo “concept” BUDD-e, que la propia marca define como “el microbús del Siglo XXI”.
Teniendo en cuenta el éxito y número de unidades vendidas en su día de la T1, que en 2015 cumplió su 65 aniversario, Volkswagen lleva tiempo acariciando la idea de su resurrección. Ya en 2002 se habló de su retorno y hasta hubo un prototipo que finalmente nunca llegó a la producción en serie. Luego se dijo que la T1 del siglo XXI sería eléctrica, y así la vimos en el Salón de Ginebra de 2011, encarnada en el VW Bulli, de estética más que dudosa.
Ahora llega este BUDD-e, basado en la plataforma modular para eléctricos e híbridos enchufables de Volkswagen (MEB), equipada con una batería de 101 kW/h a lo largo del suelo del vehículo y un motor eléctrico en cada eje para conseguir tracción total. Con un diseño de furgón monovolumen, mide 4,60 m de longitud, o sea 9 cm más que un Touran pero 30 cm menos que el Multivan.
El BUDD-e recurre a dos motores eléctricos; uno sobre el eje delantero, con 100 kW de potencia (136 CV) que mueve las ruedas delanteras (200 Nm), y otro sobre el trasero con 125 kW (170 CV) que anima las traseras (290 Nm). La potencia máxima conjunta es según unas fuentes de 225 kW, lo que da entre 306 y 317 CV(no hay que olvidar que la potencia constante es inferior a las puntas momentáneas, del mismo modo que la energía final está condicionada por la capacidad de entrega de las baterías, que en este caso con 92,4 kW/h es incluso mayor que la del Tesla S (que anuncia 85 kW/h en las condiciones más favorables y es una de las mayores en vehículos eléctricos).
Monta baterías de ion-litio de 2ª generación, alojadas en el piso del vehículo y recargables desde la red eléctrica doméstica por cable o a través de un sistema de inducción, anunciando un tiempo récord de recarga (nada menos que al 80% en 30 minutos).
Y en cuanto a prestaciones, VW anuncia una velocidad punta oficial de 180 km/h (aunque hasta el momento sólo se han medido 150 km/h) y una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,9 segundos, con una autonomía de hasta 600 km en condiciones favorables (aunque el promedio oficial se queda en 533 a plena carga).
Diseñada para 4 plazas, su aspecto resulta sin duda bastante macizo, formando una mezcla de formas rectas y curvas, con una gran parrilla frontal presidida por un enorme logotipo de la marca, y adornada por unas exclusivas y enormes llantas de 21” en forma de flor (otro guiño a la T1, vehículo preferido del “flower power” y del movimiento “hippie”). El techo luce un color dorado a contraste con el blanco de la carrocería y tanto los faros como los grupos ópticos son de diodos, con la luz diurna de cruce en forma de «C».
Carece de manillas de puertas o de retrovisores, con apertura y cierre por orden vocal o por gestos y retrovisores sustituidos por dos cámaras que proyectan las imágenes captadas en las pantallas que hay situadas frente al conductor. Estas son tres pantallas curvas envolventes donde se puede ver la información en distintas áreas para visualizar más o menos datos de forma simultánea. Los pasajeros de la fila posterior disponen de una cómoda banqueta sofá, y el control de funciones por gestos se extiende también a ellos.
Las órdenes vocales son inteligentes, pudiendo interpretar el deseo del conductor y acompañantes (por ejemplo, subiendo la calefacción si dicen “hace frío”, o activando el aire acondicionado si dicen “hace calor”). Las puertas puede igualmente abrirse o cerrarse con un simple gesto captado por las cámaras, y casi todas las funciones pueden controlarse desde las superficies táctiles del volante multifunción. Además, los dos pasajeros de atrás disponen de una gran pantalla conjunta (34”) donde ver y elegir listas de música, vídeos, fotografías o puntos de interés suministrados por el navegador.
El funcionamiento inteligente de su conectividad se anticipa al de los futuros vehículos de conducción automatizada, con funciones de mando a distancia que pueden extenderse al hogar del conductor (“Start Home”) para el control de la domótica de una vivienda, pudiendo servir incluso de generador eléctrico auxiliar para la misma. Cuenta para ello con alimentación independiente a través de paneles solares en el techo, sin olvidar otras soluciones funcionales más clásicas como un compartimento de tres huecos posteriores que surge de la zaga al pasar la mano por el logo de VW (los huecos “buzón”).
Sin duda este BUDD-e es un ejercicio de estilo avanzado de vehículo eléctrico inteligente, pero podría (muy modificado, desde luego) pasar a la producción en serie hacia el 2020 (hay quien sostiene que incluso para 2017 podría ser realidad). En todo caso si se decidiese su producción comercial, más o menos revisado, es evidente que podría extenderse también a un diseño híbrido enchufable (y no sólo eléctrico) y hasta sólo térmico, con un motor de combustión convencional, aunque en todo caso aplicando soluciones de vanguardia orientadas a la conducción autónoma, como se deriva del reciente acuerdo anunciado por Volkswagen en el CES con la firma Mobileye, especialista “high tech” en el procesamiento de imágenes, con vistas al desarrollo de cámaras que registren imágenes en tiempo real, claves para el suministro de mapas digitales indispensables en la conducción autónoma.