No se alarmen. Hablamos de Valladolid motores, la fábrica de Renault donde se concentra la mayor fabricación de motores en España (1,7 millones de unidades al año), de los que el 70% son de combustión diésel y el resto de gasolina, separados en tres cadenas de fabricación (dos para diésel y una para gasolina). Desde la antigua capital del Reino se suministra a las fábricas de vehículos de la Alianza Renault-Nissan de Valladolid, Palencia, Tánger, Maubeuge y Sunderland.
Siendo España el tercer país europeo en producción de motores diésel, detrás de Alemania y Francia, las alarmas del cambio de tendencia en la compra de vehículos a favor de la gasolina les va a afectar en mayor medida. Además avivadas últimamente por el escándalo de la manipulación de las emisiones de los motores diésel del Grupo Volkswagen.
Ya en los últimos cuatro meses, en España se están vendiendo más coches con motor de gasolina que de diésel y aunque en el cómputo anual todavía es mayor la compra de coches con motor diésel, esta situación tiene los días contados pese a que para muchas personas el diésel es muy necesario, y por ello Renault ha invertido una cantidad importante de dinero en su fábrica de Valladolid para cambiar los porcentajes de su producción, ya que no se trata de una situación pasajera, aunque los motores diésel modernos son incluso más limpios en emisiones de CO2 que los de gasolina, pero no en cuanto a NOx y otras partículas. De ahí que los constructores de vehículos deberían de informar más y mejor a los usuarios, saliendo al paso de las amenazas que están enviando los regidores de las principales ciudades europeas, en cuanto a restricciones de circulación para los diésel, por otra parte hoy insustituibles en el transporte de mercancías por carretera e incluso más limpios que otras fuentes de contaminación que tenemos en nuestras ciudades.
En la Europa occidental, la cuota de mercado del diésel al finalizar el pasado agosto había bajado al 42,7%, casi seis puntos respecto a finales de 2016, siendo España y Alemania los países donde más descendió. No obstante, según un estudio de la prestigiosa agencia Standard-Poors, no se espera que su demanda baje más del 30% en 2030, pese a que la mala publicidad que transmiten algunos políticos hacia este tipo de motores siga mermando las peticiones de los clientes.