El futuro madruga
El futuro en materia de emisiones contaminantes limpias se llama pila de combustible y Toyota ya tiene listo su Mirai (futuro en japonés), primer modelo que utiliza el hidrógeno como fuente de energía. Diseño futurista para un concepto tangible pero que tardará aún mucho tiempo en asentarse.
Son varios los constructores que están trabajando en la pila de combustible desde hace tiempo. Toyota lleva desde 1992 evolucionando y desarrollando esta tecnología que ahora desemboca en el lanzamiento del Mirai, una berlina que no pasa desapercibida por su estética, porque la tecnología que alberga debajo de esa llamativa carrocería es totalmente inapreciable a simple vista, salvo por el hecho de que carece de tubo de escape.
El funcionamiento se basa en que, a diferencia de los eléctricos o los híbridos enchufables, no hay que recargar la batería conectándose a un enchufe o almacenando energía a través del motor de combustión. La pila de combustible, situada debajo de los asientos delanteros, es un dispositivo que hace reaccionar el hidrógeno con el oxígeno lo que genera agua y electricidad. Hay dos depósitos de hidrógeno ubicados uno bajo los asientos posteriores y otro detrás del eje trasero que van forrados internamente con fibra de carbono, plástico y fibra de vidrio y que ofrecen una capacidad de 5 kilos a 700 bares de presión que tan sólo requieren entre 3 y 5 minutos para su repostaje.
El motor eléctrico que va ubicado en el eje delantero ofrece una potencia de 154 CV y se alimenta de la energía producida por la pila de combustible pero también de la batería que en el Mirai es de níquel hidruro (similar a la que Toyota utiliza en el Camry Hybrid) y que se recarga tanto con la energía de las desaceleraciones como con la pila y puede trabajar a temperaturas de hasta -30º. El Mirai tiene homologado un consumo de 0,76 kilogramos de hidrógeno cada 100 kilómetros, lo que le confiere una autonomía de hasta 550 kilómetros. El único excedente es agua, alrededor de 7 litros cada 100 km que se expulsa de forma automática o el conductor puede evacuar pulsando un botón en el salpicadero.
El Toyota Mirai es una berlina de casi 5 metros (4,89 m) que destaca por su imagen. La carrocería de líneas muy angulosas presenta en el frontal dos grandes tomas de aire necesarias para canalizar el flujo de aire (oxígeno) que precisa la pila de combustible. Los grupos ópticos son muy achatados y en los flancos de las tomas de aire se han ubicado luces de diodos. Lateralmente destaca la acusada caída del techo mientras que la zaga también es muy rectangular; en conjunto tiene una imagen muy estilizada lo que le permite ofrecer un coeficiente aerodinámico Cx de 0,29 y además por toda la disposición de los diferentes elementos, un centro de gravedad muy bajo. El maletero se ve penalizado tanto por sus formas internas como por la presencia de la batería y de uno de los depósitos de hidrógeno por lo que se queda en solo 361 litros.
El interior es algo futurista, al menos por lo que concierne al salpicadero, de línea muy abrupta. Pese a las dimensiones solo ofrece cuatro plazas. Las traseras se ven muy penalizadas longitudinalmente por la presencia de uno de los depósitos de hidrógeno mientras que el otro, justo debajo del asiento posterior, obliga a ir sentado bastante alto por lo que no hay mucha altura libre al techo; entre los dos asientos hay un hueco con 8 litros de capacidad. Los asientos delanteros son cómodos y en la consola central está la palanca del cambio, del estilo Prius, con una posición “Br” que permite incrementar la capacidad de retención.
Por lo que concierne a las suspensiones, el Mirai monta un sistema McPherson en el eje delantero, mientras que en el trasero lleva un eje torsional. Los frenos son de disco en las cuatro ruedas, ventilados los delanteros y en cuanto a la dirección, está asistida eléctricamente.
Conducir el Mirai es como conducir un eléctrico, pero con mejoras sustanciales. El silencio y la ausencia de vibraciones es lo más destacable así que arrancamos mediante botón. La respuesta del motor es inmediata y generosa, sin titubeos, algo que se aprecia con más claridad en cuanto salimos de la ciudad de Hamburgo donde tuvo lugar su presentación y nos metemos en autopista. La aceleración no comporta más rumorosidad y realmente el Mirai ofrece prestaciones alcanzando sin problemas la zona límite de velocidad máxima. En definitiva, silencio, confort y buena velocidad de crucero. La garantía que Toyota ofrece es menor de lo esperado (un año o 100.000 kilómetros) y la de los componentes FCV de 5 años o 150.000 kilómetros.
El Mirai se vende en Japón, Estados Unidos y en Europa empezará a hacerlo en los mercados de Alemania, Reino Unido, Bélgica y Dinamarca. Su precio es de 66.000 euros sin impuestos o mediante un leasing que supondrá un pago mensual entre 1.000 y 1.200 euros. La marca espera vender alrededor de unas 100 unidades en Europa y unas 700 en todo el mundo.
Mirai significa en japonés futuro y no cabe dura de que estamos ante el futuro de la automoción, aunque el problema de infraestructuras para el repostaje es, hoy por hoy, su mayor contratiempo. En Alemania hay 50 estaciones de hidrógeno y se prevén 400 para el 2020, en el Reino Unido se pasará de 15 a 65, en Dinamarca hay 12 y en Francia se ha previsto una inversión de 100 millones de euros para que en el 2020 haya 100 estaciones de hidrógeno. Actualmente en España hay cinco estaciones pero de momento no hay planes para ampliar la red.