El familiar más campero
Con el lanzamiento de la quinta generación del Subaru Outback que ahora llega a nuestro mercado, la firma nipona ha introducido muchas mejoras que afectan prácticamente a todos los aspectos, particularmente el de motores, suspensión, dirección y equipamiento, aportando también cambios estéticos que actualizan la imagen.
La carrocería que ha crecido 2,5 cm en longitud hasta 4,82 m y 2 cm en anchura (1,84 m) manteniendo la misma altura (1,61 m), ofrece una imagen más estilizada gracias al desplazamiento hacia adelante del pilar A y al desplazamiento de los retrovisores exteriores a las puertas, lo que ha permitido mejorar la aerodinámica. Estéticamente lo más destacado es el frontal que estrena la nueva parrilla hexagonal, que en la versión gasolina es activa, y los grupos ópticos que incorporan las luces de diodos. En el interior, el salpicadero y puertas se han revestido de plásticos más blandos, lleva 7 airbags, reglaje eléctrico de asiento y en la consola central se ha instalado una pantalla táctil de infoentretenimiento de 7”. Todo ello da una apariencia de mayor calidad.
Mismos motores, ahora Euro 6.- La gama sigue estructurada en dos versiones, gasolina y diesel, ambas con tracción integral simétrica y la clásica configuración de cuatro cilindros boxer. Los motores son los mismos que ya había pero se ha trabajado intensamente para adecuarlos a la normativa Euro6. El diesel es el más vendido y según los técnicos, ha modificado el 90% de sus componentes. Ahora incorpora un nuevo sistema de inyección por conducto común con una presión máxima de 2.000 bar y además lleva nuevos inyectores y calentadores, el turbo se ha rediseñado, se ha rebajado la fricción de los pistones y se ha instalado un circuito extra de recirculación de gases de escape de baja presión entre otras cosas.
La potencia sigue siendo la misma, 150 CV a 3.600 revoluciones y también el par máximo, aunque su disponibilidad ahora se prolonga hasta 2.800 vueltas y por otro lado la tasa de compresión se ha rebajado para reducir las emisiones. En cuanto al nuevo y más compacto filtro de partículas, sigue siendo mayormente pasivo (cuando se satura hay que elevar el régimen de giro del motor para que se eleve la temperatura y se quemen las partículas), aunque ahora se dispone de una válvula EGR de baja presión con sensor mejorado de oxígeno, reduciendo las emisiones de NOx y CO2. Este motor puede ir con un cambio manual de seis marchas o con el nuevo cambio automático por variador continuo conocido como Lineartronic (ahora dotado de mayor fiabilidad), también de seis etapas, con posibilidad de uso secuencial desde la palanca o levas tras el volante.
En el motor de gasolina, los cambios afectan a un 80% de los componentes habiéndose mejorado el sistema de admisión y escape, las vibraciones y se han reducido las pérdidas por rozamiento. La tasa de compresión se ha rebajado y se han ganado 2 CV de potencia pasando a ofrecer 175 CV a 5.800 revoluciones. Este motor va asociado a un cambio automático y monta de serie el sistema start&stop así como el mando SI-Drive que selecciona los ajustes de motor y transmisión (Intelligent y Sport).
El chasis es nuevo y aporta un 67% más de rigidez torsional que en la generación anterior, habiéndose mejorado notablemente la insonorización. La suspensión sigue siendo independiente con un sistema McPherson delante y multibrazo atrás aunque se han modificado articulaciones, grosor de las barras estabilizadoras y reglajes de muelles y amortiguadores. La agradable dirección asistida eléctrica también se ha retocado para hacerla más directa, aunque algo más de precisión no le vendría mal.
Frenado autónomo de emergencia.- Entre el equipamiento de serie para las versiones automáticas está el útil dispositivo de seguridad del frenado autónomo de emergencia a través del sistema EyeSight, que en esta su tercera generación llega ahora a Europa. Funciona con dos cámaras ubicadas en la parte superior del parabrisas que detectan la presencia de objetos o personas que estén por delante del coche. A velocidad inferior a 50 km/h, si el conductor no frena para evitar la colisión, entra en funcionamiento deteniendo completamente el coche.
Durante la presentación hemos tenido ocasión de conducir la versión diesel con cambio automático tanto por carretera como fuera del asfalto. En el primer caso, lo más notable es el confort de marcha que se tiene tanto por lo que respecta a la sonoridad del motor como al trabajo de la suspensión. El motor empuja desde bajo régimen pero lo cierto es que el peso no ayuda mucho al cambio de variador continuo de largos desarrollos que en las aceleraciones se deja oír con más intensidad de lo deseado, aunque se muestra bastante rápido en los cambios de velocidad (puede bajarse dos marchas de golpe).
Fuera del asfalto y en una pista bastante rápida, con una altura libre al suelo de 20 cm el Outback se comportó muy bien (los neumáticos Yokohama Geolandar de serie tienen un buen compromiso asfalto/off road), con una suspensión que absorbe las irregularidades sin merma de confort y con un aplomo que da confianza al volante. A través de un botón se puede activar el sistema X-Mode que incrementa la tracción en superficies resbaladizas y por debajo de los 20 km/h activa también el control de descenso de pendiente (HDC) automático. Por encima de esa velocidad, el sistema se encarga de repartir la tracción entre los dos ejes que en esta versión Lineartronic es del 60/40 en tanto que en la versión manual es del 50/50.
Con tres niveles de equipamiento disponibles, Sport, Executive y Executive-Plus, muy completo desde el más básico, los precios en diesel oscilan desde 29.900 hasta 36.900 euros (descuentos incluidos de 3.000 €). En gasolina alcanzan los 31.900 € (Sport), 35.200 € (Executive) y 36.900 € (Executive +).