Subaru Forester (Primer contacto)

21 marzo, 2013
G. ROMERO-REQUEJO

Todo terreno singular

Falto de un poco más de fantasía en su diseño, la 4.ª generación del Forester es más grande y más habitable, ofrece dos motores de gasolina y uno diesel de ajustados consumos y como producto “off road” tiene un comportamiento ejemplar y muy práctico.

Cada nueva generación de este veterano todo camino (1997) va consiguiendo captar más miradas, a través de su concepto original de turismo familiar con excelentes capacidades off-road, mantenido a través de los años. Respecto al modelo precedente lanzado en 2008, esta cuarta generación se beneficia de una plataforma mayor que le ha permitido aumentar la batalla hasta los 2,64 m (+2,5 cm) y las vías en 1,5 cm. Esto se traduce en una mejora de la habitabilidad para todos sus ocupantes, además de un mayor aprovechamiento de la capacidad de maletero que pasa de 450 a 505 litros. El modelo crece 3,5 cm de largo y 1,5 cm de ancho, mientras que es 2 cm más alto y su distancia al suelo se mantiene en unos apreciables 22 cm.

El diseño exterior se inspira en el nuevo aire de familia introducido por el Impreza, pero le sigue faltando más emocionalidad, al igual que en el interior, que gana en ergonomía y funcionalidad (las pantallas de información están situadas en posiciones óptimas y los mandos más a mano), notándose un ligero incremento de la calidad de los plásticos que combinados con las molduras de símil metal, mejoran su aspecto visual, pero siempre en la línea algo apagada que nos tiene acostumbrada la marca. Los asientos delanteros sujetan correctamente y tienen suficiente longitud de banqueta, mientras que las plazas traseras aumentan el espacio para piernas, no perjudicando mucho a la plaza central el túnel de transmisión y la consola central. Como detalle práctico, los niveles Executive y Executive Plus incluyen el portón del maletero eléctrico con botón de memoria de apertura.

En cuanto a motorizaciones, se emplean las ya conocidas dos litros en gasolina (150 CV) y diesel (147), mientras que se añade un más moderno y potente motor gasolina de inyección directa sobrealimentado por turbocompresor 2.0 XT (basado en el del coupé BRZ, pero con turbo) que entrega 240 CV. Como seña de identidad de la marca, todos los motores son 4 cilindros tipo “boxer” (horizontalmente opuestos, incluido el diesel), y mientras que los gasolina llevan la caja automática Lineartronic de tipo CVT por variador continuo, con posibilidad de uso secuencial desde la palanca o las levas tras el volante, el diesel monta una caja manual, ambas de 6 velocidades. A finales de este año llegará el cambio automático para la versión diesel, también por variador continuo.

Hicimos la toma de contacto con el veterano motor gasolina de inyección indirecta de 150 CV, dotado de una suavidad y confort de marcha sobresalientes a lo que contribuye la caja Lineartronic. Aunque el motor no empuja con fuerza hasta las 2.200 rpm, luego es muy lineal, sin tirones ni saltos de potencia, encontrando alguna dificultad para realizar adelantamientos con confianza por las largas relaciones de cambio, para lo que tendremos que reducir de marcha (por cierto, las levas son muy rápidas de respuesta) para encontrar algo más de fuerza en el motor. Si en 3 segundos no se vuelve a accionar el cambio, éste vuelve a modo automático salvo que la palanca selectora esté bloqueada en modo secuencial.

Las versiones de gasolina disponen del sistema de control activo de las prestaciones SI-DRIVE con dos programas de conducción en modo automático, uno eficiente denominado “Intelligent” y otro “Sport” (el 2.0 XT añade el “Sport Sharp” que exprime a fondo el potente motor, endurece las suspensiones y suma hasta 8 velocidades en modo manual). En modo inteligente se ajusta la inyección y el cambio para priorizar una conducción eficiente (damos fe de los consumos bajos, obteniendo 8,6 l/100 km de media en la prueba), mientras que en modo deportivo la caja siempre inserta una relación inferior para lograr mayor empuje inicial y el acelerador responde con algo más de prontitud (no mucha, la verdad). Este motor es el único que incluye el sistema Auto Start Stop de ahorro de combustible.

En cuanto a suspensiones, se ha conseguido un nivel superior de confort tanto en asfalto como en campo con un nuevo sistema anti-rebote, aunque en asfalto notamos algún balanceo de carrocería en conducción ágil y algo de subviración al límite, pero siempre con elevada estabilidad.

Las versiones gasolina con caja CVT disponen de la tracción total asimétrica de la marca con reparto 60/40 que varía hasta el 50/50 a través de un diferencial automático por embrague multidisco que efectúa un reparto variable del par. Además, añade el botón X-MODE, un dispositivo por el que se actúa hasta 40 km/h sobre el control de tracción, acelerador y el cambio para mejorar la capacidad de tracción por terrenos deslizantes (incluye control de descensos). La variante diesel no lleva este sistema X-MODE, y a cambio incorpora el clásico diferencial central viscoso LSD con reparto 50/50 entre ambos ejes.

Disponible en acabados Sport, Sport Plus, Executive y Executive Plus, desde el primer nivel cuenta con 9 airbags, ESP desconectable+BAS, Bluetooth, climatizador, ordenador de abordo, retrovisores térmicos, faros antiniebla, raíles en el techo, llantas de aleación de 17”, lavafaros automático, anclajes Isofix y reposacabezas activos entre otras cosas.

El rango de precios sube y ahora parte de los 25.900 € del 2.0i acabado Sport, descontada ya la promoción de la marca que va de 2.000 a 3.000 € según versiones, pudiendo además el 2.0i beneficiarse del Plan Pive 2.

Versiones del modelo: 'Forester'

Subaru
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Tno. 91 369 28 90
Garantía: 3 años ó 100.000