El futuro compacto, también será híbrido
Mostrado en el Salón de París, el Skoda Vision RS define las futuras líneas del Skoda Scala, el sucesor del actual Spaceback en formato «hatchback».
Este concept se anticipa al modelo de producción (lo podremos ver el próximo mes de diciembre), de tamaño comedido y con algunos detalles de la gama deportiva RS, hoy limitada a los Octavia, aunque a no tardar veremos también un Kodiaq RS.
Se trata de una carrocería típica de un turismo compacto europeo, con 4,36 m de largo (6 cm más que el Spaceback), 1,81 de ancho y 1,43 de alto, sobre la plataforma modular MQB A0 del Grupo Volkswagen, la misma de los VW Polo y Seat Ibiza, y nacido como tal, y no derivado de un turismo de tres volúmenes (como el Spaceback, derivado del Skoda Rapid). Quizá eso haya contado en la mejora de su capacidad de maletero (430 litros, 15 más que el Spaceback), que se sitúa ya claramente por encima de la media del segmento compacto.

Su atractivo diseño exterior cuenta con elementos de carbono negro fijados a la carrocería para crear contrastes con el color blanco, con insertos en esta fibra en radiador, parachoques, retrovisores, umbrales laterales, tomas y salidas de aire, difusor trasero, etc.
Este anticipo del futuro Skoda Scala es ante todo un “concept” y como tal portador de llamativas (y hasta extravagantes) soluciones que no verán la luz de la producción en serie, como por ejemplo los asientos con sensores para monitorizar las constantes vitales de sus ocupantes (presión sanguínea y pulso), las llantas con insertos extraíbles para variar el coeficientes aerodinámico, la tercera luz de freno en el parachoques trasero…
Otras sí son más factibles, como las puertas sin marcos, los tiradores interiores textiles (similares a los cinturones de seguridad) o el excesivo diámetro de las llantas (que difícilmente llegará a las de 20” del concept) y de su calzado (con neumáticos de 225/35 R20).
Un interior «vegano»
Skoda insiste mucho en los materiales naturales y orgánicos empleados en el interior de este “concept” (habla hasta de materiales “veganos”) con asientos tapizados en Alcántara y fibra de carbono obtenida 100% a partir de hilo de poliéster reciclado, con algún toque nacionalista (los refuerzos laterales de los asientos lucen banderas checas, que celebran los 100 años de la fundación de Checoslovaquia, algo un tanto chocante para un país que ya no existe, escindido entre Chequia y Eslovaquia).

Hasta las alfombrillas quieren ser ejemplo de sostenibilidad, hechas de un tejido Piñatex de carbono (con fibras extraídas de las hojas de las piñas). El cuadro de instrumentos es digital, con efectos de luz “que interactúan con la pantalla del sistema multimedia”.
También quiere ser un guiño ecológico la pintura blanca de efecto cristal Xirallic que ofrece una suave tonalidad azul, con componentes orgánicos que reflejan el calor del sol, reduciendo así la temperatura interior.
Con tecnología híbrida enchufable
Pero lo realmente novedoso de este Skoda Vision RS es su motorización híbrida enchufable, que se extenderá tal cual está ahora al modelo de producción final. Si el actual Audi A3 Sportback e-tron fue el primero del Grupo Volkswagen en inaugurar esta tecnología tan en boga hoy en día en el segmento compacto, tras pasar por el VW Golf GTE avisa ahora de su implementación en el futuro Skoda Scala.
Lógicamente evolucionado, el sistema híbrido abandona el 1.4 TSI para combinar el nuevo 1.5 TSI de 150 CV con un motor eléctrico de 75 KW (102 CV), generando entre los dos una potencia conjunta de 245 CV, que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos, y la recuperación de 80 a 120 km/h en 8,9 segundos, con una emisión media de 33 g de CO2/km. Su autonomía eléctrica es de hasta 70 km, circulando en modo totalmente eléctrico con “cero emisiones”.
La batería de iones de litio, con una capacidad de 13 kW/h, puede recargarse por cable en dos horas y media en una estación de carga, o bien desde cualquier toma de corriente doméstica, además de poder recargarse también en marcha durante las frenadas y retenciones.