El líder de ventas del mercado nacional, continua introduciendo nuevas versiones más eficientes en su gama, de la que actualmente vende en su mayoría (60%) con la etiqueta ecológica “Ecomotive” de bajas emisiones. Concretamente el Ibiza ha recibido el nuevo 1.2 TSI de 105 CV con función Start-Stop, que siguiendo la tendencia “downsizing” de la marca, sustituye al 1.6 gasolina de igual potencia al que mejora en todas sus prestaciones.
El consumo ponderado pasa de 6,3 a sólo 5,1 lit. cada 100 km (119 gr/km de CO2) mientras que los apartados de velocidad máxima (190 km/h) y aceleración (0 a 100 km/h en 9,8 sg) mejoran sensiblemente, haciéndolo significativamente las recuperaciones que pasan de 16,5 a 13,7 sg de 80 a 120 km/h en la marcha más larga. Ofrecido en sus tres carrocerías (3p, 5p y ST), puede incorporarse en opción el cambio DSG.
La gama intermedia León y Altea también estrenan motorización, aunque sólo se trate del sistema de inyección en su 2.0 TDI (140 CV), que sustituye el grupo bomba-inyector por el más refinado common-rail a 1.800 bares de presión. Sin que se vea alterada la potencia, se produce una reducción significativa de ruidos y vibraciones, mientras que esta acertada actualización también reduce los consumos y emisiones. Mientras que el León pasa de consumir 5,6 a 4,8 litros de media (de 147 a 125 gr/km de CO2), los Altea lo hacen de igual forma de 5,7 a 4,9 litros (de 149 a 129 gr/km de CO2), mientras que el Altea XL añade 0,1 litros al consumo medio, con 129 gr/km de CO2.
Conducimos, los Exeo y Exeo ST que hacen coincidir su mejora de la habitabilidad trasera (introducen una nueva banqueta), con la sustitución de su motor de acceso 1.6 de 105 CV por el nuevo 1.8 TSI de 120 CV, claramente superior en todos los aspectos. Sus 15 CV extras de potencia y sobre todo la mejora del par máximo de 23,5 mkg constantes entre 1.500 y 3.650 rpm hacen que las prestaciones avancen de forma contundente, obteniendo mejores recuperaciones y una aceleración de 10,6 sg a los 100 km/h, que pasa de los 200 km/h en su velocidad máxima. En la práctica este motor funciona como un diesel, favoreciendo el empuje en la zona media y baja de revoluciones a partir de 1.800 rpm, respondiendo de forma contundente a partir de las 2.800 rpm (no compensa pasarlo de las 5.000 rpm). A pesar del incremento de cilindrada y potencia, los consumos incluso se reducen un 3% y ahora marcan 7,3 y 7,4 l/100 km en la berlina y el familiar ST respectivamente (169 y 172 gr/km de CO2).
Esta renovación de los propulsores coincide con la introducción del intervalo de mantenimiento variable en función de la conducción empleada, pasando de 15.000 km fijos de antes hasta los 30.000 km al año que se puede llegar ahora.