SEAT ALTEA XL 2.0 TDI

12 enero, 2008

Con el Altea, Seat inició hace ya 4 años toda una revolución entre los monovolúmenes de turismo, con un diseño que combinaba funcionalidad y deportividad, fruto del lápiz del entonces recién llegado Walter da Silva. El Altea ofrecía una imagen distinta de la habitual en un monovolumen, pero su cintura alta provocaba una zaga demasiado maciza, con un maletero algo escaso (400 litros) para un coche de 4,28 m de largo, 1,77 de ancho y 1,57 de alto. Sin duda, cumplía con su imagen de monovolumen deportivo, pero carecía del maletero que se esperaba de un monovolumen.

Mismo estilo, pero más capacidad.— Sin duda, había que solucionar el problema. Por eso Seat decidió ofrecer junto al mismo el nuevo Altea XL, un Altea «king size » que manteniendo sus 5 plazas, tenía ya un maletero a la altura de lo que se pide a un monovolumen, sin pasarse mucho en sus medidas. Con la misma carrocería, alargada 19 cm mediante el aumento de su voladizo trasero, el Altea XL gana 123 litros más (532 con 5 plazas y más de 1.600 con sólo 2), ya al filo de los 4,5 m de largo (4,47) y distinguiéndose de su hermano «corto » por su distinta trasera, con los grupos ópticos horizontales, partidos entre aletas y portón.

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El aumento de longitud ha servido íntegramente para aumentar su maletero, puesto que la batalla es la misma (2,58 m) y toda la ganancia se aplica al voladizo trasero, con una zaga de formas algo más suaves y un techo un poco más caído. Monta barras de techo de serie para reforzar su carácter más familiar, y mantiene las bandejas plegables tras los respaldos de los asientos delanteros, y sobre todo, la modularidad de la banqueta trasera (con dos anclajes para asientos infantiles Isofix) que con 16 cm de juego longitudinal (2 cm más que el Altea normal) permite mantener las 5 plazas (con más o menos espacio para piernas) al tiempo que la capacidad del maletero oscila entre los 635 litros como máximo (con la banqueta adelantada al máximo) y los 532 (al mínimo).

Esto en teoría, ya que cargando hasta el cubremaletero (ahora enrollable, más práctico), hemos cubicado un máximo de 650 y un mínimo de 520, que está francamente bien y le permite presumir a este Altea XL del mayor volumen de su categoría.

Práctico y funcional.— En el interior, disfrutamos de la misma funcionalidad del Altea corto, con hasta 30 huecos para colocar objetos; al alcance del conductor se halla un portagafas, la guantera principal, el hueco de la consola central (más dos posavasos), cajones bajo los asientos, huecos en los paneles de puertas (donde caben botellas de litro y medio), apoyacodos central con portaobjetos (con doble fondo)… Lleva dos tomas de 12V delante y detrás, y en las plazas traseras, huecos de puertas, bandejas plegables (a modo de mesitas auxiliares) en los respaldos de los asientos delanteros, apoyacodos central plegable (con portaobjetos y posavasos), bolsas en los respaldos, hueco al final del túnel central, y hasta cintas por abajo (para fijar un paraguas, por ejemplo).

Ganchos para perchas, mallas, y sobre todo, la modularidad de la banqueta trasera que permite jugar con esos cien litros de más o menos en el maletero, bajo el que va la rueda de repuesto (de emergencia).

Y no es sólo su volumen bruto, sino su funcionalidad lo que le hace particularmente útil (hueco para los triángulos de señalización obligatorios, trampilla portaesquíes en el apoyacodos plegable del asiento central trasero, etc).

La postura al volante, multifunción y regulable en altura y profundidad, es muy cómoda y apta para todas las tallas. El asiento recoge bien la zona lumbar (regulable) y el cuadro (de iluminación autoajustable) se lee sin problemas.

La unidad probada llevaba un navegador Tom Tom (opcional, aunque obsequiado dentro de su promoción) con toma directa de alimentación, que sin ser ninguna maravilla, cumplía dignamente su misión, salvo con luz directa (situado a la izquierda, tenía un ángulo de visión un tanto escaso).
La postura de conducción no es muy alta (sólo un poco más que en un turismo normal) y deja ver el cuadro de tres relojes.

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La unidad probada correspondía al nivel Sport-Up, el más alto junto al Stylance, con un buen equipamiento que incluye de serie radio CD (con lector MP3) y climatizador bizona del aire acondicionado, además del cierre centralizado con telemando, ordenador de a bordo, control de crucero, espejos exteriores por mando eléctrico, etc… común al nivel básico Reference. Pero aquí también es de serie la alarma antirrobo, llantas de aleación (de 17 pulgadas de diámetro, con neumáticos de 225/45 R17, exclusivas del nivel Sport-Up, en vez de las de 16 con 205/55 R16 de los demás), encendido automático de faros y limpiaparabrisas y sobre todo, el ESP (con el control de tracción TCS), que debería ser de serie en todos los coches de este segmento.

Y ya que citamos este elemento clave de seguridad activa, no olvidaremos entre los de la pasiva los 6 airbags de serie (delanteros, laterales y de cabeza) y los 5 cinturones de 3 puntos (con pretensores los delanteros), sin olvidar la máxima puntuación lograda (5 estrellas) en el test de choque EuroNCAP.

Motor: brillantez asegurada.— Ahora que asistimos a la segunda generación «TDI», donde en los tradicionales niveles de cilindrada (los 1,9-2,0 litros) se ha producido una escalada de potencia que ha llevado este umbral de los 120/130 CV a los 160/170, la mecánica 2.0 TDI 16V de este Altea, con sus 140 CV, podría parecer ya justa para su carácter «XL», máxime habiendo otra versión de este mismo motor con los mentados 170 CV. Y la verdad es que no, que para su no muy ligero peso (tonelada y media) empuja con fuerza más que sobrada, a través de un preciso y bien escalonado cambio manual de 6 marchas, señal de que este motor en realidad da más de los 140 CV y 32,6 mkg que anuncia.

Así se explica entre otras cosas que los 201 km/h de velocidad punta oficial y los 10 segundos de 0 a 100 km/h (31,5 en el km desde parado) hayan sido superados con holgura por nuestra unidad de pruebas (eso sí, estaba más que rodada con casi 18.000 km). Este Altea XL rueda con una facilidad pasmosa en autovía entre 160/170 km/h en 6ª, y se estira hasta los 200 sin demasiado esfuerzo… Por eso rodar a los límites legales es un juego de niños que cumple además gastando muy poco. Salvo en ciudad, donde se ha ido a más de 9 litros cada 100 km (9,2), en carretera es un auténtico mechero (5,8 litros/ 100 km a 90/100 km/h a ritmo «de paseo» y 6,4 en el normal a 120/130 km/h), gracias a una 6ª poderosa y de larga zancada (53 km/h x 1.000 rpm). Y siempre con una abundante reserva de potencia, en 6ª como en las demás marchas (incluso a menos de 2.000 rpm).

El único reparo de este motor es su elevada rumorosidad por encima de 3.500 rpm como un eficaz límite de velocidad. Hasta 2.500 rpm, se aguanta bien, pero luego, conforme se va subiendo va sonando en exceso.

Comportamiento: agilidad probada.— Temíamos que el aumento del voladizo trasero y el mayor peso hubieran afectado al excelente agarre del primer Altea, pero no ha sido así. Apenas balancea un poco más, pero el tren trasero es igual de inamovible e incluso menos sensible a los rebotes, gracias al mayor peso.

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Sus reacciones son básicamente subviradoras, pero llegando a cierto nivel de velocidad de paso por curva se equilibra, sin malos modos ni reacciones extrañas; sobre buen piso, el agarre es sensacional, y sobre asfalto algo bacheado, también, ya que apenas hay rebotes. Tiene que estar muy degradado para que se descomponga la trazada y entre en acción el ESP.

En rectas y curvas rápidas, va sobre raíles; simplemente, hay que tener un poco de cuidado con los giros de volante, ya que la dirección es bastante rápida, aunque la asistencia eléctrica la mantiene durita a alta velocidad.

En terreno virado con buen piso sorprende por su agilidad, impropia de un coche de su altura, aunque si se abusa mucho de los volantazos las cubiertas acaban protestando sonoramente.

A cambio, el confort se resiente un poco, aunque menos de lo que parece. Y con las llantas de 17 y las 225/45, sobre mal piso es imposible evitar algunas reacciones secas que sacuden más de la cuenta al personal. Por lo demás, la asistencia electromecánica de la dirección está muy conseguida y entre sus ayudas electrónicas destaca un ABS (+EBD y con asistente de frenada de emergencia) eficaz y bien tarado, sobre todo con agua, donde sorprende su progresividad y un ESP no muy intrusivo aunque bastante radical cuando entra en acción, lo mismo que el control de tracción (TCS).

En definitiva, un monovolumen tan deportivo como el Altea normal, pero mucho más práctico y capaz, con una excelente modularidad de uso al que sólo se le puede reprochar que sea un estricto 5 plazas en vez de un 5+2 al uso. Pero por motor, consumo y prestaciones, es una excelente opción por los 25.541 euros que vale; y quienes quieran todavía más, por apenas 1.500 euros más tienen el TDI de 170 CV…

Versiones del modelo: 'Altea'