Rolls-Royce Sweptail

2 junio, 2017
J. ROBREDO

Un capricho de 11 millones

Presentado en el concurso de elegancia automovilística de Villa d’Este, a orillas del lago de Como, en Italia, este Rolls-Royce Sweptail es un buen ejemplo de encargo de estilo “neoretro” por parte de un cliente millonario.

Con casi 6 metros de largo y un diseño pesado y macizo con reminiscencias de los años 30, es un buen ejemplo de lo que el dinero puede conseguir, aunque desde luego su coste no esté en consonancia con su valor. Porque realizado exclusivamente a medida y por encargo, su precio (oficialmente no reconocido) ha sido de unos 10 millones de libras, lo que vienen a ser casi 11 millones y medio de euros, lo que de ser cierto le convertiría en el coche más caro de la historia… En Rolls-Royce se han limitado a confirmar que ha sido su encargo más caro hasta la fecha (“sustancialmente caro”) pero sin precisar cantidad. Un precio astronómico que solo puede justificarse por su exclusividad y probablemente al alto número de horas de trabajo que acumula (el encargo empezó a desarrollarse en 2013, o sea que han empleado más de 4 años para hacerlo).

Realizado sobre la plataforma del recién extinto Phantom Coupé, a cuyo frontal recuerda, paragolpes y faros son específicos, y es en los laterales donde más se aprecia su diseño único con una exagerada caída de techo que se aprovecha para prolongarlo con una cubierta transparente de cristal que termina en forma triangular, conformando una trasera con un tremendo voladizo y muy distinta a la del Phantom Coupé.

La propia Rolls-Royce dice que este Sweptail (cola larga, cola en flecha, que es lo que quiere decir en inglés) se debe a una inspiración náutica, sugerida por el cliente que quería evocar los yates de lujo de los años 20. Y desde luego, tiene más pinta de barco que de coche… Todo el interior está hecho en cuero y madera (en contraste, piel clara y madera oscura de ébano), con insertos de aluminio y una luz interior cenital por diodos azulada. No hay plazas traseras, y la marca se ha servido de su “concept” 103 EX como base para hacer futuros modelos a medida. La zaga se remata por unos grupos ópticos verticales unidos por una moldura inferior.

Al parecer su propietario, un millonario coleccionista de coches, aviones y yates, quería un coche singular equivalente a sus otros caprichos más grandes, y de ahí ese exagerado diseño con una silueta alargada desde el borde delantero del parabrisas hasta el techo, que se estira aún más a medida que se dirige hacia atrás, desbordando la tapa del maletero para subrayar su longitud, recordando por atrás el diseño de un yate. Un diseño que a unos gustará y a otros no, pero que desde luego no es precisamente armonioso… El frontal es algo menos radical pero igualmente pesado, con diversas piezas realizadas a medida como los faros y el parachoques.

El techo panorámico de cristal permite inundar el interior de luz natural, combinando elementos clásicos y modernos, como pantallas táctiles e insertos en titanio, en contraste con el ébano y el cuero. A los lados, ocultas en las paredes laterales exteriores de cada lado del automóvil, se emplazan dos maletas idénticas que se despliegan para mostrar un maletín a medida para el ordenador portátil. Estos maletines van a juego con un conjunto completo de equipaje para el maletero, que aprovecha plenamente su forma, forrado en madera y con raíles de fijación en aluminio pulido.

En la consola central hay un pequeño mueble bar refrigerado de apertura automática mediante un botón, que al apretarlo se despliega mostrando una botella de champagne y dos copas de cristal. Y según se abre, la botella se inclina en una posición cómoda para manejarla… Hay otros muchos “gadgets” de este tipo en este Sweptail, aunque poco tienen que ver con la ingeniería y sí con el afán de deslumbrar de su propietario. Por eso en Rolls-Royce ni se molestan en hablar de su mecánica, aunque se sabe que monta el V12 de 6.750 cc y 460 CV, un motor casi modesto para su precio.

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