La junta de FCA presidida por John Elkann, retira su propuesta de fusión realizada a la Alianza Reanult Nissan Mitsubishi por considerar que actualmente no existen las condiciones políticas en Francia para que tal combinación proceda con éxito.
La noticia saltó cuando se venía especulando sobre los contactos del actual grupo Fiat/Chrysler (FCA) con el francés PSA, con vistas a una posible fusión. Justo cuando se pensaba en esa posible fusión PSA/FCA, urgida por la familia Agnelli, que aún pesa mucho en el control de FCA (controla un 29% de la compañía y el 42% de los derechos de voto a través del fondo de inversiones Exor), surgió la bomba de la propuesta a Renault (el 26 de mayo) para una fusión “amistosa”, que de inmediato disparó sus expectativa bursátiles (con subidas del 19% en FCA y del 17% para Renault), ahora enfriadas por el aplazamiento pedido por el gobierno francés, que en palabras de su ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, ve justificado para establecer con claridad las condiciones fijadas por ambas partes. El estado francés posee aún el 15% de Renault, pero tiene el privilegio de la “acción de oro” (derecho prioritario de decisión o veto).
La operación planteada por FCA es la creación de una sociedad “holding” en Holanda al 50% entre las dos (precisamente en los Países Bajos poseen los Agnelli su fondo Exor, que sería el mayor accionista del nuevo grupo), con John Elkann de presidente y Jean Dominique Sénard (actual presidente de la alianza Renault/Nissan) como vicepresidente y consejero delegado, en un consejo de 11 miembros a repartir (FCA tendría 4 y Renault otros 4, más otro para Nissan). Una negociación nada fácil hasta que no se aclare el papel de Nissan en ella. Si se mantiene en la Alianza, se crearía el primer grupo mundial, con 15 millones de vehículos al año y 17 marcas. Y con Nissan fuera se quedaría en 8,7 millones y 11 marcas. Las sinergias comunes permitirían un ahorro de 5.000 millones anuales de euros, y mil más si entran en el acuerdo Nissan-Mitsubishi.
El problema de fondo es que Nissan se juega su independencia, ya que con un 43% de su capital en poder de Renault (y apenas el 15% de Renault en el suyo) los franceses se inclinan por una empresa única, a lo que se resisten los nipones, que perderían peso en la nueva alianza. FCA necesita un golpe de efecto que revitalice su presencia en Europa. A su favor tiene la presencia americana de Chrysler, que actuaría de “partner” de Renault para su proyectado desembarco en EE.UU. Pero su gestión europea ha sido claramente negativa, y la dirección de Turín apuesta por una alianza europea capaz de revitalizar Fiat y hacer de Alfa Romeo una marca “premium” de verdad.
Mientras, ésta se defiende recordando que FCA tiene acuerdos con Google/Waymo y hasta con Tesla para fomentar su electrificación, y apuesta por enfocar Fiat a soluciones de movilidad como las derivadas del “concept” Centoventi mostrado en Ginebra. Sin embargo desde Europa se reprocha a FCA que su plan de electrificación aún pendiente de aplicar, con una inversión de 19.000 millones de euros en 5 años para el desarrollo de modelos híbridos, eléctricos y de gas para Fiat, Alfa Romeo y Maserati.
Por su parte Renault necesita aclarar los términos de su presencia en la Alianza con Nissan, que se mantendría en los términos actuales de no llegarse a su compra, pero sufre la presión nipona por o bien aumentar su capital en ella, o bien tener una participación oficial de su gobierno que compense la “acción de oro” del 15% del gobierno francés (lo que también pide FCA). Diluir su presencia en un grupo más grande sería un modo de salir del paso, máxime cuando la colaboración de la marca del rombo con el grupo Daimler se resiente del relevo en la presidencia de éste.
Y como objetivo estratégico, Renault busca superar al grupo Volkswagen y lograr una presencia mundial que ahora no tiene, con una expansión americana que compense las de Dacia y Autovaz en el Este. Pero si se mantiene la alianza con Nissan, el salto sería mayúsculo, hasta el Nº 1 mundial. Eso sí, a cambio de un delicado encaje de bolillos para integrar a tantas y tan distintas marcas en un mismo grupo… Un encaje que ahora se retrasa tras el anuncio de la retirada de la oferta de fusión por parte de FCA “por los condicionantes políticos”, retirada que no significa suspensión puesto que FCA sigue convencida de la bondad mutua de la operación».
En definitiva, una retirada estratégica para dar tiempo a Renault en su negociación con Nissan, y para convencer a los sindicatos y gobiernos que la fusión no supondría destrucción de empleo ni en Francia ni en Italia. Y para permitir posibles contraofertas de otros posibles socios (léase PSA)…