El Panamera es un auténtico Porsche, aunque de entrada cuesta aceptarlo como tal. Y muchos críticos lo encasillan como un 911 alargado o un Cayenne rebajado. Estéticamente ofrece una imagen que se asocia con la marca, aunque quizá demasiado especialmente el frontal con elementos característicos como los grupos ópticos, morro bajo y entrada de aire, mientras que en la zaga también nos resultan familiares la luneta inclinada y los hombros altos que contribuyen a darle una imagen más robusta. Sin embargo, pese a esa imagen próxima a la de un 911, sus dimensiones se salen de lo habitual y es que la carrocería roza los 5 metros (4,97) y la anchura llega casi a los 2 metros (1,93) con una distancia entre ejes de nada menos que 2,92 metros; por fortuna, la altura es muy baja, 1,42 metros, y eso ayuda a afinar el perfil y ofrecer una imagen dinámica y deportiva que hay que ir asimilando a fuerza de verla. El maletero, más profundo que alto, ofrece una capacidad de 445 litros que puede ampliarse hasta los 1.250 abatiendo los asientos traseros.
Por dentro el Panamera confirma la intención de los diseñadores de hacer un Gran Turismo de lujo donde prima el confort en todas sus plazas. Los asientos, auténticos sillones muy envolventes, van anclados muy bajos de modo que los pasajeros de las plazas traseras, además de disponer de gran espacio para las piernas también tienen espacio libre respecto al techo, pero la comodidad de entrar y salir es otro cantar.

El salpicadero presenta un diseño muy típico de Porsche, con un cuadro de instrumentos integrado por cinco relojes en el que el central va destinado al cuentavueltas, y una consola central de diseño similar a la del GT que delimita claramente las dos plazas y con una batería de mandos algo complicada que harán que más de uno eche mano del manual de instrucciones para familiarizarse con sus funciones.
El arranque es por llave y, como es habitual en Porsche, a la izquierda del volante. Materiales y acabados están fuera de toda crítica y contribuyen a crear una atmósfera realmente muy atractiva y acogedora.
El Panamera que empieza a comercializarse a partir de la primera quincena de septiembre llega con tres motores ya conocidos en la marca aunque se ha trabajado en ellos para aligerarlos empleando para ello numerosos componentes en magnesio y aluminio.
La base es la misma y se trata de un 8 cilindros en V de 4.8 litros que en sus dos versiones atmosféricas ofrece 400 CV a un régimen de 6.500 vueltas y se monta en el S y el 4S, mientras que la tercera opción va sobrealimentada por dos turbos y rinde 500 CV a 6.000 revoluciones. El S es un tracción trasera y va con un cambio manual de 6 velocidades mientras que las otras dos versiones llevan la tracción total y disponen del cambio automático PDK de 7 velocidades.
La llegada del primer Gran Turismo de Porsche supone también una novedad para el segmento ya que la marca alemana introduce con el Panamera el sistema start-stop asociado a una transmisión automática. Actúa, como todos los sistemas, parándose el motor al pisar el freno para detener el coche en un semáforo, por ejemplo, y se reactiva al soltarlo. Este sistema supone un ahorro que puede llegar hasta los 0,6 litros.

El Panamera está a la última en cuanto a innovaciones tecnológicas y además del cambio manual automatizado PDK de 7 velocidades también dispone de suspensión de muelles neumáticos (de serie en el Turbo) y amortiguación variable con tres modos de uso, Normal, Sport y Sport Plus, así como el sistema PDCC (Porsche Dynamic Chasis Control) que controla el balanceo, y el control de estabilidad ESP ( PSM para Porsche) entre otros. Por no hablar del alerón posterior escamotable que se despliega a partir de 90 km/h y regula la aerodinámica (de 0,29 a 0,30 de coeficiente) ya que dependiendo de la velocidad ajusta la inclinación entre 3 y 14 grados, o un botón ubicado en la consola central por el que se modifica el sonido del motor, algo que hará las delicias de los más fanáticos de las sensaciones.
Lo cierto es que conducir el Panamera es toda una gozada, tanto por el confort que se disfruta como por las sensaciones que ofrecen los motores que suben de régimen con gran facilidad y de una manera muy progresiva desde muy pocas vueltas. El turbo, que ya dispone de un elevado par, dispone de la función overboost que permite disfrutar de 7 mkg más lo que garantiza una aceleración de 0 a 100 km/h en tan solo 4,2 segundos.
Limitado a cuatro plazas estrictas pese a sus dimensiones, el Panamera repite el «look» 911 como seña básica de identidad Porsche, lo cual en un coche de casi 5 metros de largo no es tan fácil. Sin embargo y gracias a su larguísima batalla de casi 3 metros, consigue parecer compacto, con pocos voladizos y unas formas curvilíneas que acentúan su buena aerodinámica, imprescindible para coches que se acercan —o superan— los aquí prohibidísimos 300 km/h de velocidad punta. Lo que no puede ser es ligero (entre 1.800 kg y casi las dos toneladas), pese al abundante empleo de aleaciones ligeras y materiales compuestos ligeros (hasta una ¼ parte de su peso.

Y como corresponde a un superdeportivo de lujo, ni sus emisiones ni su consumo son precisamente bajas, pero la verdad es que tampoco escandalizan: más de un SUV 4×4 de gasolina le supera, y no precisamente Porsche… Su motor V8 ya es conocido, incluso en su versión biturbo (lo ha estrenado el Cayenne Turbo S). Mas atracción despierta el cambio PDK de siete relaciones, de serie en el Panamera atmosférico de tracción total y el biturbo, igualmente con tracción total (sólo el Panamera atmosférico de tracción trasera lleva el cambio manual de 6 marchas).
La suspensión neumática, con su amortiguación variable, es también otra novedad, una novedad muy necesaria para quienes quieran que su alta inversión no esté exenta de un gran confort, en especial su nuevo público objetivo y también parte del actual (el menos apegado a una deportividad a ultranza, por pesarle los años o por necesidades familiares). Pero en cualquier caso es una opción, y no precisamente barata, como todo en este Porsche que sale desde algo más de 105.000 euros hasta nada menos que 150.000 en el Panamera biturbo, todo un desafío en tiempos de crisis. Sin duda, un coche tan excepcional como su misma fórmula, de coupé de 4 puertas superdeportivo de lujo, contraindicado con llevar chófer. Habrá que ver si esta excepcionalidad da paso mañana, cuando lleguen las versiones V6 híbrida y la hipotética diesel (más cerca desde que los destinos de Porsche se han unido a los de Volkswagen) a una oferta menos elitista y más políticamente correcta, tal y como exigen los tiempos que corren.
A primeros del próximo año está prevista la llegada de una versión V6 de gasolina que supondrá la versión de acceso al modelo y más adelante habrá también una versión híbrida. De momento, en septiembre empieza a comercializarse y su precio de venta es de 105.525 euros la versión S, 113.958 euros el 4S y 150.111 euros el Turbo.