El pasado 29 de octubre falleció en su casa de Florida a los 87 años de edad, víctima del Alzheimer, un alemán singular, Peter Schutz, el hombre que rescató a Porsche de la crisis que atravesó a finales de los 70, y que mantuvo al 911 como el modelo icono de la marca.
Nacido en Berlín en el seno de una familia judía, emigró de niño a Cuba con sus padres, huyendo del nazismo, y de allí muy pronto saltaron a EE.UU., en donde Schutz se hizo ingeniero trabajando en Illinois para la marca de maquinaria Caterpillar. Tras pasar por Cummins, en 1978, pasó a trabajar para la marca alemana -Deutz- en la que dirigió su división de motores, lo que le llevó de vuelta a Alemania. Allí, y en plena crisis de Porsche –que dependía casi exclusivamente de las ventas del 911, sin lograr cuajar su paso a otros modelos-, “Ferry” Porsche le llamó para ponerle al frente de la marca para intentar salvarla (en 1980 ya había entrado en pérdidas).
Schutz, contra la opinión de la mayoría, mantuvo y actualizó al 911 (cuya producción había anunciado el cese su antecesor) y lo introdujo en el mercado norteamericano, donde fue todo un éxito. Cuando entró en Porsche en 1981, la marca vendía menos de 30.000 coches al año, y cuando salió, en 1987 duplicaba esas ventas.