Plan PIMA Aire 4: nuevo impulso al GLP

27 noviembre, 2014
GONZALO NAVARRO

El último y reciente Plan PIMA Aire 4 incluye dentro de su fondo total de incentivos por valor de 10 millones de euros, una partida de un millón y medio para incentivar con 1.500 euros por unidad la compra de automóviles que utilicen gas como combustible, ya sea el derivado del petróleo (GLP, básicamente butano con un poco de propano) o el gas natural (metano), tanto comprimido como licuado (GNC y GNL). Estos 1.500 euros se pueden sumar a la ayuda del Plan PIVE, lo que puede permitir una subvención total a la compra del coche nuevo de 3.500 euros, que representaría no sólo la equiparación sino incluso una rebaja del precio final frente al mismo modelo en gasolina.

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Este fomento del uso del gas se debe a la recomendación de la CE para que se alcance para 2020 una cobertura del 10% del transporte con este combustible, algo a lo que nunca ha sido proclive la Administración española, que por razones fiscales ha procurado siempre restringir su uso a los servicios profesionales, poniendo trabas a su adopción por los particulares.
Con la exorbitante subida del precio de los carburantes hasta 2013, junto con el aumento de la oferta por parte de algunas marcas, se empezó a notar cierto cambio de tendencia, registrándose una masiva transformación de vehículos de gran cilindrada y consumo a GLP (la transformación supone un coste de 1.500 a 2.000 euros, más IVA, con el depósito presurizado como elemento más caro, precio que baja mucho si se compra el coche nuevo ya adaptado en origen.
La elección del GLP no es casual: más barato que el gas natural (71 céntimos el litro, frente a 1,04 el gas natural licuado (el comprimido sale un poco más caro), que ya no se aleja tanto del precio del gasóleo, el GLP es más fácil de adaptar a un turismo que el GNC y GNL, que requiere depósitos mayores, por lo que se orienta más a camiones y autobuses urbanos. Por otra parte el GLP permite montar más fácilmente depósitos de distribución en las estaciones de servicio, abaratando su instalación. Como contrapartida el poder energético del GLP y el gas natural es algo menor al de la gasolina, cifrándose entre el 15 y el 25% su aumento en consumo.
Pese a ello, el desinterés oficial por introducir el GLP nos ha situado a la cola de su consumo europeo (con Polonia e Italia a la cabeza, con un millón y medio largo de toneladas anuales de consumo, frente a las ridículas 13.000 de España. También influye como es lógico, la red de puntos de aprovisionamiento; en En España oficialmente hay 574 (a fines de 2013) pero es una cifra con trampa, ya que incluye los surtidores de flotas privadas y municipales, mezclando GLP y gas natural. La realidad es que a nivel de estaciones de servicio, sólo hay 40 surtidores de GLP concentrados en Madrid, Barcelona y Vizcaya, con algunos más en Andalucía (Cádiz) y Valencia.
Ahora, la recomendación europea junto con el aumento de la oferta de modelos con motor a gas además de gasolina podría cambiar este panorama, con el objetivo añadido de disminuir la elevada dieselización de nuestro parque (por impacto medioambiental).