El Ford Focus es un buen ejemplo de solvencia y fiabilidad desde que salió al mercado y que con el paso de los años ha ido consolidando como lo demuestra el hecho de ser el segundo modelo más vendido del mercado. Conscientes de ello, en Ford no han regateado esfuerzos a la hora de ponerlo al día. Y lo han hecho a conciencia con hasta 1.000 piezas nuevas, por lo que bien se puede hablar de una nueva generación.
Estéticamente, el nuevo Focus adopta el llamado estilo Kinetic, algo que queda reflejado en el frontal, tanto por la rejilla delantera algo más grande, como por la gran toma de aire inferior con forma de trapecio invertido, mientras que el parachoques es completamente nuevo. Los grupos ópticos tienen un diseño que los alarga hacia atrás y pueden ser halógenos con un haz de luz 14 m más largo y 3 m más ancho, o en opción, direccionales o bi-xenón.

La zaga también ha sido retocada, con una luneta con nuevo diseño, al igual que el parachoques, mientras que los pilotos pueden llevar luces de diodos luminiscentes y en los acabados Ghia y Titanium el pequeño deflector de aire en la parte superior del portón es del mismo color que la carrocería.
Las puertas y los pasos de rueda más remarcados también son de nueva factura al igual que el capó frontal y los retrovisores, más grandes, incluyen ahora en la carcasa los intermitentes. De hecho, el único elemento de la carrocería que esta generación hereda de la anterior es el techo, y al igual que en el Mondeo, incorpora el sistema Easy Fuel por el que la boca de llenado del depósito carece de tapón impidiendo así equivocarse en el repostaje de combustible.
Por lo que concierne al habitáculo, dado que las dimensiones no han variado, mantiene la mismas cotas de habitabilidad en las plazas traseras. Lo que sí cambia es el diseño del salpicadero con un cuadro de instrumentos nuevo, con dos grandes relojes para el cuentavueltas y el velocímetro y otros dos de menor tamaño para el temperatura del agua y el nivel de combustible. Entre los dos relojes grandes va una pantalla multifunción en ojo; el único «punto débil» de este cuadro es que las agujas indicadoras llevan unos cromados brillantes que dan sensación de «baratija». Por lo demás, los plásticos del salpicadero y puertas son de textura más blanda y se han renovado las tapicerías.

La consola central es diferente y en opción hay una versión que, además de tener el brazo central deslizante 8 cm, incorpora también huecos para monedas, posavasos doble, portatarjetas e incluso una toma de corriente de 230 voltios en la que se puede cargar un ordenador portátil, así como el sistema de arranque por botón y sin llave al lado de la palanca de cambios. La dotación tecnológica se incrementa con un nuevo puerto USB que permite conectar un iPod desde el equipo audio del coche, el sistema de control por voz, un sistema de navegación con ranura para tarjetas de memoria SD así como la conexión Bluetooth para el teléfono.
En líneas generales, se ha mejorar la presentación y la calidad de materiales y acabados. La gama de motores es muy amplia, nada menos que 11 versiones, 6 de gasolina y 5 de gasóleo. En gasolina, el abanico empieza con el 1.4 Duratec de 80 CV al que siguen dos versiones 1.6 con 100 y 115 CV, un 2.0 de 145 y el 5 cilindros 2.5 litros de 225 CV reservado al ST. En diesel hay dos 1.6 litros con 90 y 109 CV que por emisiones quedan por debajo de los 120 gr de CO2 y por tanto exentos del impuesto de matriculación. Por otro lado, estos motores darán lugar a las versiones Econetic de consumo reducido dotados de un kit aerodinámico, neumáticos más estrechos y de baja fricción, reprogramación de la centralita electrónica y de la dirección electrónica con lo que consiguen emisiones aun más bajas. La gama diesel se completa con un 1.8 de 115 CV y dos versiones de 2 litros con 110 y 136 CV.

Como novedad hay que reseñar en el 2.0 TDCi (110 CV) un cambio Powershift desarrollado entre Ford y Getrag similar al cambio DSG del grupo VW. Dispone de dos embragues en baño de aceite, uno que actúa sobre las marchas pares y otro sobre las impares; cuando funciona como automático y está en posición D a coche parado pero se está pisando el freno, el cambio se desacopla para reducir consumos.
Por lo que respecta al comportamiento, la toma de contacto realizada, tanto con la versión 2 litros gasolina como con el diesel 2.0 TDCi de 136 CV, ha reafirmado las sensaciones que ya se tenían con el Focus anterior ya que los retoques hechos en el bastidor son mínimos, destinados a mejorar la calidad de rodadura y el confort de marcha, algo que se aprecia rápidamente pues la insonorización del habitáculo es muy buena. Por lo demás, el coche sigue ofreciendo una agradable sensación de aplomo y seguridad, y con una gran agilidad incluso en los terrenos más virados. Una aportación extra a esto es la disponibilidad del control de estabilidad ya de serie en toda la gama.
A la venta a partir de la segunda quincena de enero, primero llegarán los 3 y 5 puertas y el Sportbreak y más tarde lo hará el sedán de 4 puertas; en primavera el ciclo se completará con el Cabrio-Coupé y el deportivo ST. En cuanto a precios, van desde 14.645 hasta 26.410 euros.