Su nueva y seductora imagen cambia la idea de suavidad que progresivamente se había ido aplicando a su diseño y vuelve al estilo cúbico del primer Voyager de los 70, aunque evidentemente con otros matices: el frontal hereda la nueva parrilla Chrysler que estrenó el 300 C y que ha venido a representar la nueva identidad de la marca, los faros se agrandan y se hacen más cuadrangulares, los perfiles de la carrocería se tornan más angulosos, y en definitiva, su aspecto imponente se robustece en señal de los nuevos niveles de calidad, fiabili-dad y solidez que encarna, pero a la vez también es más grácil.
Se han introducido más de 30 mejoras funcionales en el modelo, que ahora se vende sólo en su versión máxima Grand Voyager, ya que el Voyager normal será sustituido a partir del próximo verano por el Dodge Journey, que ocupará su lugar. Mientras, el Grand Voyager se presenta como el máximo monovolumen de turismo para 7 plazas, con sus más de 3,5 metros cúbicos de espacio interior útil, que se plasman en un volumen útil interior de casi 3,3 (3.296 litros hasta el techo) con sólo dos plazas ocupadas (el mayor de su categoría) junto a un maletero que con todas sus plazas ocupadas aún ofrece más de 600 litros (638) de capacidad. Y ello sin que sus ya notables dimensiones hayan crecido de forma importante (apenas 4 cm más de largo, de 5,10 a 5,14 m) mientras que su anchura —ya de por si grande— se reduce en 4 cm y la altura se mantiene en 1,75 m, lo que tiene especial mérito.
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Por fuera, y pese al ligero aumento de distancia entre ejes (que ya está en nada menos que 3,08 m, 5 cm más que antes) su longitud total llega a 5,14 m de largo, y la anchura se mantiene próxima a los dos metros anteriores (1,95 m), cotas ciertamente importante pero que ahora están mucho mejor aprovechadas. Pese al recorte del ancho total, el nuevo diseño aumenta 1,5 cm la anchura del techo, y la nueva inclinación de la cintura junto al aumento de la superficie acristalada aumenta su luminosidad, quitando pesadez al conjunto. Hay mucho elementos estéticos comunes con el Chrysler 300C, con el que mantiene un evidente paralelismo entre el reparto de vidrio y chapa a la vista, los macizos y prominentes pasos de rueda, pilares más estilizados y los detalles cromados.
La doble línea lateral (una por la moldura, otra por el perfil en relieve del estribo) rebaja la sensación de altura, mientras que el ancho se subraya por la proyección exterior de los estribos y el techo. Luego, la parrilla y los faros cuadrangulares (con lámparas dobles) y los detalles cromados (molduras en cintura y paragolpes, marco de matrícula, raíles de techo, carcasas de retrovisores, manillas de puerta…) dan el toque de lujo común a la nueva familia Chrysler.
Presentado en tres niveles de acabado (LX, Touring y Limited), el nuevo Chrysler Grand Voyager no olvida que a pesar de su imagen gran turismo de lujo, es ante todo un coche familiar de gran capacidad, divertido y entretenido, con toda la funcionalidad y modularidad que se supone a un turismo monovolumen para facilitar la vida a sus ocupantes, pero también con detalles muy sibaritas.
Así, cuenta con el sistema especial de plegado Swivel & Go que se une al Stow & Go; el primero permite a los asientos de la 2ª fila girarse 180º hacia atrás y quedar así enfrentados a los de la 3ª, pudiendo desplegarse entre ambas una mesa desmontable, lo que facilita a sus ocupantes jugar, charlar, desplegar mapas, etc. Incluye también portaobjetos en la 2ª fila y el plegado eléctrico y asimétrico (60/40) de la 3ª, que también puede girarse hacia el portón trasero para disfrutar de una reunión al aire libre. Por su parte, el segundo sistema (Stow & Go) permite el plegado total de asientos ya conocido de la anterior generación Voyager, para plegar en menos de 30 segundos las dos filas liberando un suelo completamente plano, quedando un tremendo espacio de carga con 2 plazas sin tener que desmontar ningún asiento.
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Además de estos dos sistemas (incompatibles dicho sea de paso, hay que elegir entre uno u otro), el nuevo Grand Voyager añade la posibilidad del plegado eléctrico de la 3ª fila, con sólo pulsar un botón (y con 4 posiciones intermedias). Todo ello forma parte de ese conjunto de 30 innovaciones que estrena esta nueva generación Grand Voyager, que incluyen aspectos como el navegador por DVD, con pantalla táctil y control por voz, el avanzado sistema multimedia MyGIG (con disco duro de 20 Gb con capacidad para 2.500 canciones), el puerto USB que permite descargar fácilmente archivos MP3 ó imágenes JPEG, el lector DVD dual (con dos pantallas que pueden reproducir a la vez imágenes de hasta tres fuentes distintas), el equipo digital de sonido con 10 altavoces, el climatizador con triple zona (con salidas de aire en la 2ª y 3ª fila), elevalunas eléctricos en la 2ª fila, luz ambiental indirecta… Todos estos elementos se montan bien en opción, bien de serie en función del nivel de equipamiento, que se escalonan en los ya citados LX, Touring y Limited, reuniendo desde el primero una dotación realmente excepcional, con combinaciones de acabados satinados con inserciones en madera (olmo y medrona), contrastes a dos tonos en salpicadero y puertas (gris pizarra por abajo y medio u oscuro por arriba)… Cuenta también con detalles como la iluminación interior indirecta (en un suave tono verde azulado), o los focos orientables (por diodos) de lectura por cada fila de asientos, con una luz ambiental pensada para iluminar has los huecos portaobjetos o el marco inferior de puertas.
Además, las innovaciones ya conocidas han sido mejoradas; así, al volante regulable en altura se añade el ajuste en profundidad de los pedales. La consola central es modular, pudiéndose dividir en tres partes, con una parte central desplazable de la 1ª a la 2ª fila. Hay infinidad de huecos portaobjetos (laterales, al piso, de puertas, de techo…) y hasta diez posavasos, además de un paragüero.
El accionamiento eléctrico de las puertas correderas es ahora más rápido y silencioso, y hay un nuevo pulsador en el pilar final al techo de la carrocería para la apertura eléctrica del portón trasero, mientras que las ventanillas finales de la 3ª fila ahora son practicables a compás. Además de la posibilidad de lunas supertintadas, existe también la de las cortinillas parasol enrollables. La luz del maletero es también por diodos (LED), con linterna desmontable y recargable, el salpicadero resulta sumamente ergonómico, con su consola central rediseñada, el volante multifunción y la doble guantera superpuesta, de gran utilidad junto a los compartimentos de techo. Y desde ahora cuenta también en opción con la posibilidad de montar un techo solar, practicable eléctricamente.
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Luego, la mejora de la rigidez estructural gracias a los aceros de alta resistencia beneficia no sólo a su comportamiento dinámico, sino también a su nivel de silencio y disminución de vibraciones. El nuevo eje trasero (Twist Beam) torsional monta muelles helicoidales y amortiguadores de gas, constituyendo una mejora sustancial y radical sobre el anterior eje rígido suspendido por ballestas, y las nuevas cotas del tren delantero mejoran no sólo la tracción del mismo sino que también minimizan los ruidos de rodadura y transmisión. A tal fin también ayudan los perfiles mas aerodinámicos de las barras de techo, los marcos aislantes de las puertas, los limpiaparabrisas carenados (fuera de la corriente de aire), las lunas de vidrio más grueso, y hasta los retrovisores exteriores, pese a ser más grandes.
Se ha mejorado también el tratamiento acústico del salpicadero, el sellado de componentes de chapa, la estanqueidad del vano motor y cuenta con mayores forros aislantes y moquetas más gruesas que ayudan a filtrar más aún el habitáculo de este Grand Voyager. Y en su tren rodante, el Grand Voyager monta ahora llantas de aleación en toda su gama, de 16 pulgadas de diámetro en los LX y Touring (con neumáticos de 225/65 R16), y de 17 en el Limited (con 225/65 R17).
En cuanto a seguridad, el nuevo Grand Voyager ha mejorado radicalmente sus niveles tanto pasivos como activos. Además del antibloqueo ABS en los frenos (con BAS, el asistente a la frenada de emergencia), monta de serie el control dinámico de estabilidad ESP más el de tracción TCS.
Cuenta con airbags delanteros, laterales y de cortina, siendo los de-lanteros multietapa, manteniéndose inflados 5 segundos más de lo habitual, para mayor protección de sus ocupantes. Además, los airbags de cortina (para las cabezas) cuentan con sensores de vuelco en las tres filas de asientos, y hay protectores de rodillas para los viajeros de las plazas delanteras, además de testigos de cinturones abrochados y de cierre de puertas, estando los cinturones integrados en cada asiento. La columna de dirección es colapsable en caso de choque, como los pedales (eléctricamente ajustables), cuenta con un sistema de detección de presión insuficiente de neumáticos (que puede ir hasta monitorizado al cuadro). Dispone de anclajes Isofix para sillas infantiles (2 en la 2ª fila y uno en la 3ª) y puede montar sensores de aparcamiento y hasta cámara de visión trasera.
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No en vano espera Chrysler obtener la máxima calificación (5 estrellas) en el test de choque Euro NCAP, objetivo para el que no se han escatimado esfuerzos. En el apartado mecánico, Chrysler ha optado por la ya conocida motorización turbodiesel 2.8 CRD, que equipará de modo preferente a este Grand Voyager, junto al 3.8V6 de gasolina, también disponible pero sólo bajo pedido, dada la abrumadora demanda diesel en este segmento.
El 2.8 CRD es el conocido 4 cilindros de arquitectura «larga» (94 x 100 mm de cotas de cilindros) que mejora su rendimiento de 150 a 163 CV, siempre a 3.800 rpm y manteniendo invariable su par máximo de 36,7 mkg, constantes entre 1.600 y 3.000 rpm.
Este moderno turbodiesel alimentado por inyección directa «common rail» de 3ª generación, con inyectores piezoeléctricos, generoso radiador del aire de admisión y turbocompresor de geometría variable (VGT) accionado ahora eléctricamente en vez de forma por depresión, ha visto modernizado su bloque de fundición (como su culata) no sólo con la distribución biárbol en cabeza con 4 válvulas por cilindro, sino también por los 8 contrapesos de su cigüeñal (antes 4). Su peso total ha sido reducido un 6%, pese a haberse robustecido el cárter (que ahora contribuye a reducir el ruido y vibraciones), y la vida útil de la correa de distribución, elevada hasta los 140.000 km. Y en cuanto a economía de consumo ha conseguido homologar un consumo combinado de 9,3 lts/100 km (247 gr/km de CO2), pero mantiene el mismo alto nivel de prestaciones ya conocido, pese a su peso y a moverse a través de una transmisión automática, que ahora ha visto su número de velocidades aumentado de 5 a 6.
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Quienes prefieran la opción del motor de 6 cilindros en V de gasolina, podrán disfrutar de 30 CV más de potencia (193 en vez de 163, trece más que el anterior V6 3.3 de 180 CV), aunque con algo menos de par (31,1 a 4.000 rpm). Es el mayor V6 de gasolina de la gama, con 3.774 cc extraídos a un bloque de arquitectura «supercuadrada » (96 x 87 mm), ya con culatas de aluminio pero de sólo 2 válvulas por cilindro y distribución por árbol de levas central, con empujadores de ajuste hidráulico.
También muy elástico, da sus 193 CV a sólo 5.200 rpm, y su consumo oficial combinado se sitúa en 12,7 lts/100 km. Al igual que el 2.8 CRD, monta el mismo cambio automático de 6 relaciones, con posibilidad de uso secuencial.
Con estos motores, junto al aumento de su calidad percibida y su elevado nivel de equipamiento, el nuevo Chrysler Grand Voyager surge, gracias a sus 7 plazas y su gran modularidad, como una opción especialmente atractiva para el turismo familiar. Conectado a todas las variantes electrónicas (tomas USB, iPod, MP3, Bluetooth, etc), este Grand Voyager es un auténtico gran turismo familiar, divertido y entretenido tanto para su conductor como para sus ocupantes.
Y precisamente por esa vocación familiar, Chrysler ofrece desde su lanzamiento una promoción especial para los propietarios que constituyan una familia numerosa (con tres hijos o más), de modo que al 50% de rebaja en el impuesto de matriculación que brinda ahora la Administración, se añade un 8% más de descuento que da Chrysler.
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Así, la versión de acceso LX se sitúa al filo de los 35.000 euros (desde los 40.390 oficiales), y el más caro Limited reduce su precio de 51.200 a casi 44.500, que es más o menos el precio oficial de la versión Touring (44.870), que a su vez baja hasta los 39.000. Unos precios francamente interesantes para el nivel de vehículo que se trata, y que aunque hayan subido en teoría aproximadamente un 5% sobre el modelo anterior (que no es el caso si analizamos la mejora de su equipamiento), se reducen «de facto» con esta oferta, que permite a Chyrsler plantearse, en un año 2008 que será sin duda el que le encumbre como el monovolumen grande por excelencia, una venta en nuestro mercado de 1.200 unidades (frente al millar aproximado de 2007).
Fabricado en los EE.UU. bajo los más altos estándares de calidad introducidos en su día por el grupo DC, con un nuevo tren trasero torsional y un muy alto grado de seguridad y confort con ESP de serie, disponible en 9 colores y con los más sofisticados equipamientos para sus 7 ocupantes, el nuevo Chrysler Grand Voyager llega al mercado para demostrar que en este segmento de los monovolúmenes grandes, la veteranía es algo más que un grado, para convertirse en una garantía de seguridad, comodidad y satisfacción para el usuario.