NISSAN TIIDA 1.5 DCI ACENTA

30 abril, 2008

La propia marca afirma que el Tiida apunta a un público conservador que no busca innovaciones gratuitas sino un coche amplio, seguro y confortable, un turismo compacto que ofrezca el máximo espacio y la máxima funcionalidad sin diseños impactantes ni soluciones extravagantes. Y eso es exactamente lo que es el Tiida: un 5 puertas de 4,30 m de largo y 2,60 m de batalla, lo bastante ancho (1,70 m) y alto (1,53) como para poder alojar 5 adultos, y con las soluciones modulares (banqueta deslizante, respaldo abatible del asiento del delantero, etc) para aprovechar bien su amplitud interna.

Diseño funcional.— El Tiida no es sin embargo un diseño nuevo; de hecho ya tiene 3 años y se ha comercializado en otros mercados antes de llegar al nuestro. Quizá por eso acuse algún detalle de falta de actualidad, como por ejemplo su dirección ajustable sólo en altura, y no en profundidad como ya es hoy norma. Pero es una pega menor, dado que el asiento del conductor es de serie regulable en altura; casi más grave nos parece su extraño nombre, tan poco eufónico, por mucho que se remonte a un término dialectal nipón que alude a la sucesión de las mareas.

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Nombre aparte, nada hay de extraño en él, cuya carrocería 5 puertas resulta amplia y confortable, con un buen maletero y una buena relación calidad/precio, en especial en esta versión 1.5 dCi, con el motor turbodiesel de Renault, sus 105 CV y su cambio manual de 6 marchas, en el nivel medio de acabado, el Acenta. Su imagen resulta proporcionada, con una cintura alta pero sin exceso, y el típico frontal Nissan de parrilla doble y emblema central. Los faros oblicuos suben hacia las aletas, y por detrás los grupos ópticos ovalados reducen la impresión de altura, mientras que el portón se estrecha hacia el centro, aunque bajando lo suficiente como para «morder» el parachoques y rebajar el umbral de carga.

Nissan ha encargado la adaptación del Tiida para Europa a su centro técnico europeo (NCTE) a fin de ajustar suspensiones, frenos y dirección a los gustos y exigencias del conductor medio europeo.

Su plataforma es una vieja conocida, la llamada «B» común con Renault y que ya emplean los Micra C+C y Note, además del nuevo Renault Clio. La batalla se ha ajustado a 2,6 m, y con un parabrisas discretamente avanzado y una popa no muy inclinada se consigue aprovechar bastante bien el habitáculo, con una longitud interior útil de 1,84 m, que no está nada mal para un turismo de dos volúmenes y 4,3 m (aunque quede lejos del récord de su segmento, imbatido desde hace 20 años, que ostentaba el Fiat Tipo con sus 1,91 m para 4 m escasos de largo —3,99—). Pero aún así mejora esta cota respecto a otros compactos como los VW Golf o el Peugeot 307, y hasta coches mayores como el Volkswagen Passat. Lo que sirve sobre todo para ver como ha retrocedido la habitabilidad real de los compactos de hoy frente a los de hace dos décadas… Buena habitabilidad.— Pese a ello, el Tiida salvo unos 15 ó 20 cm superfluos de longitud (todo sea en aras de la seguridad) pasa bastante bien la prueba de la habitabilidad y su relación con las dimensiones externas, gracias a su generosa altura (más de metro y medio) que sin llegar a la de un monovolumen, se le aproxima bastante. Una altura que le permite colocar mejor los asientos y aumentar el espacio para piernas de las plazas traseras, y además se recurre al empleo de una banqueta deslizante trasera plegable por mitades asimétricas, (de serie en toda la gama española), que con nada menos que 24 cm de variación logra la máxima flexibilidad de uso de ese espacio, pudiendo aumentar o reducir el maletero en beneficio de los ocupantes traseros en función de las necesidades.

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El ancho interior no destaca en exceso, pero con casi 1,40 m delante y del orden de 1,35 detrás, las 5 plazas son bastante reales, y no sólo ocasionales, aunque en trayectos largos se acusa la falta de anchura. Todo lo contrario que la altura; con una cota interior de la banqueta al techo que supera el metro, resulta ideal para estaturas medias de hasta 1,80/1,85, y el confort interior es excelente, con una buena altura de la banqueta al suelo (mayor que en la mayoría de los compactos de su segmento) que a su vez facilita los movimiento de entrada y salida, unido también al buen tamaño de sus puertas (en especial las traseras, con su ancho marco superior, muy cómodo para las cabezas).

Los asientos delanteros son cómodos, aunque no muy envolventes; pero las banquetas pecan de demasiado planas. Los mandos de los reglajes de inclinación y altura quedan del lado interno, junto a la consola, lo que permite acercarlos más a los pilares centrales y obtener la máxima anchura a la altura de hombros para las plazas delanteras, que van protegidas no sólo por los airbags delanteros sino también por los laterales (de serie en toda la gama). Y detrás, los asientos pecan de planos tanto en respaldo como banquetas, lo que resulta algo molesto en un coche alto como éste y de mullido más bien tirando a duro cuando se hacen muchos kilómetros.

El esfuerzo por lograr el mayor volumen útil de habitáculo no pasa excesiva factura al maletero, que se mantiene en unos aceptables 360/370 litros de capacidad media, con la ventaja de que adelantando al máximo la banqueta posterior (mediante una maniobra cómoda y sencilla) se consiguen hasta 467 litros útiles, y todavía quedan 9 cm entre el borde de la misma y los respaldos delanteros (no muy retrasados eso sí, para tallas de 1,70 m de estatura), lo que permite llevar niños o adultos poco corpulentos sin grandes incomodidades.

Y por supuesto, retrasada al máximo, quedan más de 30 cm libres, mimando a las plazas traseras que pueden hasta cruzar las piernas perfectamente, como si viajaran en un gran sedan de lujo de 2,9 m de batalla… En esa posición aún quedan 272 litros útiles de maletero más o menos, el mismo volumen de un polivalente normal, lo que resulta bastante correcto. Bajo el plano de carga va la rueda de repuesto, de emergencia (aunque de una medida algo menos ridícula de lo habitual), con algún hueco extra para algún otro repuesto, triángulos de emergencia incluidos).

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Al volante, la posición resulta natural e intuitiva, con una buena visibilidad general (a pesar de lo avanzado de los pilares del parabrisas, y de las inútiles mini-lunas delanteras, por delante de las puertas) y un cuadro de fácil lectura en el que se echa de menos sin embargo el termómetro de temperatura del motor, sustituido por la típica lucecita (azul a motor frío, o roja cuando ya se ha achicharrado). El volante lleva los mandos de audio y ordenador de a bordo (pero sin luces), y los revestimientos denotan una buena calidad percibida, con una banda superior aluminizada en el salpicadero. Trae apoyacodos central delantero (con portaobjetos), portagafas de techo y abundantes huecos: una guantera amplia —pero sin llave y más profunda que ancha, con la tapa demasiado baja—, huecos de puertas delante y detrás, otro más con tapa en la consola… Mecánica sobria y brillante.— El motor diesel es bien conocido y experimentado, el 1.461 cc de origen Renault montado en muchos modelos de ambas marcas, en su versión más potente, con 105 CV a 4.000 rpm y 24,5 mkg a 2.000 rpm. Una brillante planta motriz (turbocompresor variable, inyección directa «common rail» de 3ª generación, inyectores piezoeléctricos, generoso «intercooler »…), con la ventaja de mantener un reducido consumo y una baja emisión de CO2 (menos de 140 gr/km).

Nissan anuncia en el Tiida con este motor una velocidad máxima de 186 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 11,3 segundos, con un consumo oficial combinado de sólo 5,2 litros de gasóleo cada 100 km, ayudado por su cambio de 6 velocidades, que forma parte de su equipo de serie. En la práctica las cifras son algo menos optimistas, pero no mucho menos.

Para los 1.300 kg que pesa este Tiida 1.5 dCi, le saca un excelente partido a su motor, a pesar de unos desarrollos algo largos para su peso (en proporción, y aunque es la misma caja del Renault Clio 1.5 dCi, el desarrollo final va un 3% más largo). Así, la velocidad máxima en una unidad muy poco rodada ha superado los 180 km/h en 5ª a 4.500 rpm (por encima del régimen de potencia máxima), rozando los 178 en 6ª (a unas 3.600 rpm, por debajo de las 4.000 rpm). Si pensamos en su altura (1,53 m) y sección frontal, y en sus ruedas de 195 mm de ancho, no está nada mal. Con el motor totalmente suelto debe ser capaz de hacer los 184/186 reales que anuncia… En cuanto a la aceleración, los 11,3 segundos en el 0-100 km/h han sido casi 12, cubriendo el km desde parado en 33,7 segundos, cifras muy dignas aunque no tan llamativas para un motor de 105 CV.

Pero por lo demás es un motor que tira muy bien en baja, apenas hace ruido y encima gasta poco. Se mueve de maravilla entre las 1.800 y las 3.600 rpm, con una gran suavidad y rapidez de respuesta, y permite, a 2.500 rpm, rodar en 6ª al límite legal en autovía sin pasar apenas de los 5 litros de gasóleo cada 100 km, lo que está muy bien. Cargado con tres plazas exige jugar un poco más con el cambio, pero tampoco demasiado.

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Y el consumo oficial no queda tan lejos del real (salvo el urbano).
Si el mínimo interurbano oficial son 4,7 lts/100 km, el real a 90/100 km/h es de 4,9, y sube a 5,4 a 120/130 km/h, lo que está muy bien para su peso y volumen. Si subimos a los 130/140, roza los 6,5 y a partir de ahí, ya sube más deprisa. Siempre sin carga, porque con 3 plazas los 5,4 del crucero en autovía suben un poquito más (5,6). Y en conducción deportiva con uso intenso del cambio tampoco resulta prohibitivo, subiendo sobre los 8, que es el promedio real urbano (éste sí ya bastante por encima de los 6,1 oficiales…).

Con un tren rodante suficiente y bien dimensionado (neumáticos de 196/65 R15), pensado más para el confort que para el agarre, su índice de adherencia es muy alto, con la ventaja de una progresividad muy agradable. No es un coche que dé sorpresas, ni mucho menos sustos. Incluso forzando al límite, se va muy poco a poco, siempre antes de delante, con una zaga muy bien sujeta. Lo que pasa es que en curvas enlazadas o en cambios rápidos de apoyo, la relativa blandura de su suspensión hace que lo haga en dos tiempos, echándose de menos una dirección más rápida.

En uso normal, por rápido que sea, el Tiida va sobre raíles, subvirando ligeramente y proporcionando una sensación de control que da seguridad al conductor normal. Con una batalla larga (2,60 m) y voladizos contenidos, es ágil de reacciones y nada nervioso en las correcciones, sin balanceos ni cabeceos excesivos. Suspensión y chasis heredan las soluciones experimentadas de los Almera y Note, con un eje anterior Mac Pherson y el posterior semitorsional.

Los recorridos de suspensión son bastante largos, lo que mejora mucho su confort sobre mal piso y además monta muelles traseros independientes y anti-rebote. El único reproche de importancia que se le puede hacer es que no traiga el ESP de serie, reservado en exclusiva al nivel Tekna.

Los frenos son de disco a las 4 ruedas, con ABS de última generación (8.1 de Bosch) con EBD y servofreno de emergencia. Con 285 mm de diámetro delante y 262 detrás, resultan potentes y progresivos, con un ABS que sólo se deja sentir cuando hace falta, aunque un poquito brusco de actuación.
La resistencia al trato duro no es mala, aunque las distancias de frenado no sean para tirar cohetes. La servodirección eléctrica variable (EPS) tiene un tacto bastante mejor que otras hermanas suyas del mismo sistema, junto a un diámetro de giro (10,4 m) bastante moderado. Finalmente, con ruedas de 15” con neumáticos de 195/65 R15 para todas las versiones, el Nissan Tiida no va ni corto ni sobrecalzado; sencillamente, en su justa medida.

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Precio/equipamiento: binomio correcto.—Aunque para su precio se le podrían exigir algunas cosas más, en este nivel medio Acenta no viene mal equipado; al equipo básico de serie para España que trae el nivel Visia (cierre centralizado con mando a distancia, retrovisores exteriores por mando eléctrico, radio CD con conexión «bluetooth», ABS, volante regulable en altura, banqueta posterior deslizante, cuatro airbags (delanteros y laterales), fijaciones Isofix para sillas de niño… y hasta el aire acondicionado en el caso del Tiida 1.5 dCi), el Acenta añade el ordenador de a bordo, encendido automático de faros y limpiaparabrisas con lluvia, radio CD con 6 altavoces y mandos de audio al volante, 4 elevalunas eléctricos, portagafas de techo… y sobre todo, con el climatizador automático.

Lo dicho, bastante correcto, y sería perfecto si incluyera el control dinámico de estabilidad ESP. Pero por 18.600 euros no se puede decir que vaya mal equipado, en especial esta versión diesel 1.5 dCi, con la ventaja de su menor impuesto anual por cilindrada y su cambio de 6 marchas… En resumen, el Nissan Tiida 1.5 dCi es un buen ejemplo de compacto práctico y funcional, un coche amplio y cómodo sin pasarse de tamaño, y con una excelente relación consumo/prestaciones. Y además, con la ventaja de su garantía ampliada de 3 a 5 año