El Mercedes SLS AMG “alas de gaviota” tiene, en su versión más potente y radical (el SLS AMG GT) un hermano eléctrico, más propio del siglo XXI que el propio SLS AMG de gasolina. Un coche superexclusivo de tracción únicamente eléctrica y que no es un “concept” experimental sino un modelo comercial, aunque de carácter artesanal y bajo la máxima exclusividad que le otorga su astronómico precio: 416.500 euros.
Desde luego, debe ser el kilovatio motriz más caro del mundo, y eso que tiene muchos (nada menos que 552, o sea 750 CV) proporcionados por 4 motores eléctricos síncronos (uno por rueda) que dan entre los 4 un par máximo conjunto de 102 mkg. Aunque comparte estética y hasta trenes rodantes con el Mercedes SLS AMG GT (con sus mismas ruedas, por ejemplo, con neumáticos de 265/35 ZR19 delante y 295/30 ZR20 detrás), lleva un chasis totalmente distinto en fibra de carbono, con la carrocería íntegra de aluminio, además de un eje delantero distinto (multibrazo) para poder acoger los dos motores eléctricos, uno junto a cada rueda.

Mercedes no facilita el peso oficial, aunque sabemos que roza las dos toneladas (sólo las baterías pesan ya más de media tonelada) y monta además de discos de freno cerámicos, un cambio especial AMG Torque Dynamics (en realidad un distribuidor de par que emula un cambio de marchas, ya que no lo necesita) para repartir de forma ideal la tracción a las 4 ruedas de sus cuatro motores eléctricos.
Estos motores son muy compactos y ligeros (45 kg cada uno), de estructura muy simple (síncronos de imanes permanentes) alcanzando un régimen máximo de 13.000 rpm para impulsar de forma selectiva cada una de las 4 ruedas mediante un nuevo dispositivo de engranajes en los ejes que permite distribuir el par de forma individual a cada rueda, una ventaja que hasta ahora sólo era posible con motores integrados en el cubo de rueda, con el inconveniente de unas elevadas masas no suspendidas. El reparto motriz contempla tres programas de conducción seleccionables por el conductor: C (Control Efficiency), S (Sport) y S+ (Sport Plus), que escalonan en tres niveles la entrega total de la potencia de los motores.

Los frenos son especialmente potentes, como en todos los eléctricos pudiendo aprovecharse tanto para recargar las baterías como para actuar junto a la función de freno de los propios motores. Con discos carbocerámicos de 402 mm de diámetro delante y 360 mm detrás, son de estructura flotante (corona fijada a un núcleo de aluminio) y pesan un 40% menos que si fueran de acero. Posee también un ESP especial, concebido para él (y además también desconectable) y un equipamiento de lujo con una serie de “gadgets” (cámara de visión trasera, sensor de ángulo muerto, acceso a Internet móvil, navegador, etc).
Respecto a la batería de ion-litio, cuenta con 12 módulos y 72 celdas, y trabaja bajo alta tensión continua (400 V) con una capacidad de transmisión eléctrica de 60 KW/h para una potencia total de 600 KW y 548 kg de peso. Refrigerada por líquido, es de construcción modular y mantiene sus 400 voltios como pico de tensión máxima. Con estos motores y baterías, el SLS AMG Electric Drive es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos y alcanzar los 250 km/h de velocidad máxima autolimitada, lo que le convierte en el deportivo eléctrico comercial más rápido del mundo.

Mercedes ha hecho un gran esfuerzo para reducir al máximo el peso del conjunto, habida cuenta de que sólo baterías y motores suponen cuadriplicar el peso del motor térmico del SLS AMG GT. De ahí el empleo masivo de fibra de carbono, como en un Fórmula 1 y por ello también el elevado precio final del modelo. Por fuera, su imagen es totalmente AMG, diferenciándose de su hermano de gasolina en algunos detalles específicos, como la parrila frontal con rejilla de carbono, los faros de fondo oscuro o su pintura azul mate exclusiva (Electric Beam Magno AMG). Y por dentro, presenta las señas de identidad de un auténtico AMG, aunque en su cuadro el cuentavueltas haya sido sustituido por un indicador “Power” que muestra el consumo de potencia, la potencia recuperada (al frenar o retener), el programa de conducción escogido y, por supuesto, la autonomía disponible según la carga de las baterías.
En todo caso y pese a su excepcional potencia, la autonomía de este SLS AMG Electric Drive no es tan pequeña (250 km, eso sí, en modo “Efficient”, porque en el Sport Plus es bastante menor), aunque la recarga total de sus baterías (dada su gran capacidad) se lleva 20 horas si la realizamos a través de una toma de enchufe convencional (pero sólo 3 si la efectuamos a través del “wall box” opcional). No en vano son 552 KW… En cualquier caso, un coche único y singular, a un precio también único y singular.