Por fuera se reconoce perfectamente la silueta del actual Clase E, con sus líneas angulosas, grupos ópticos traseros alargados, faros cuadrangulares y separados. Pero no le faltan los detalles que revelan que se trata de una versión «gorda»: faldón delantero más bajo, mayores paragolpes con grandes tomas de aire, difusor posterior integrado en el paragolpes, grandes ruedas con llantas de 18 pulgadas… En cualquier caso lo realmente distintivo se esconde bajo el capó.
Este Clase E tan especial esconde un motor V8 6.3 (aunque en realidad deberían llamarle 6.2, ya que es un 6.208 cc) bien conocido de otros Mercedes AMG. Es el mismo del C 63 AMG, pero ha seguido subiendo su rendimiento. Si en aquél llegó a los 457 CV primero y luego a los 470, en los E llegó a los 513 CV, y ahora anuncia nada menos que 525 CV, al mismo tiempo que afirma haber reducido su consumo en un 12%. Y no será su última evolución, ya que para el futuro SLS (el «alas de gaviota» sucesor del SLR Mc Laren) este V8 6.3 llegará a los 570 CV… Políticamente correcto, este nuevo E 63 AMG mantiene su velocidad máxima autolimitada a los 250 km/h, pero su aceleración se dispara logrando el 0-100 km/h en sólo 4,5 segundos. Mercedes no ha escatimado medios en hacer el E más deportivo de todos los tiempos: nuevo cambio automático Speedshift de 7 marchas (nada que ver con el 7G-Tronic: éste no tiene convertidor de par sino un embrague multidisco en baño de aceite para las arrancadas), alternador desembragable con recarga en las retenciones, bomba de gasolina de caudal variable, diferencial autoblocante trasero… Los discos de freno pueden ser cerámicos, pero ya en opción (y nada barata).

Con 525 CV a 6.800 rpm y un par máximo de 63,3 mkg a 5.200 rpm, no se puede decir que sea muy burgués, aunque mantenga sus 5 plazas y el interior posea todo el lujoso confort de esta Clase, la media/alta de la marca de la estrella. Y encima, anuncie un consumo combinado de 12,6 litros/ 100 km, el más bajo entre las berlinas de más de 500 CV (aunque sus emisiones de CO2, 295 gr/km de promedio, no son precisamente «verdes»).
Aunque su estampa repita lo más esencial de sus hermanos de clase, cambia mucho más por dentro que lo que afecta a su mo-tor. Así, los ejes son más anchos, la suspensión posterior es sólo neumática para asegurar la altura constante al suelo, hay cuatro modos de funcionamiento del cambio (Confort, Sport, Sport+ y Manual) y en alguno hasta se corta la inyección y encendido de algunos cilindros en el momento del cambio de marcha para acelerar la operación (hasta en sólo una décima de segundo). La suspensión por supuesto cuenta con amortiguación variable inteligente (AMG Ride Control) y la dirección es un 22% más directa (desmultiplicación de 14:1). Hasta el ESP se ha diseñado especialmente para él, con tres niveles de actuación, pleno (ESP On), medio (ESP Sport) y desconectado (ESP Off).

Los frenos se han dimensionado a la altura de sus prestaciones, con discos ventilados y perforados en las 4 ruedas, siendo los delanteros de 360 mm de diámetro (eso si no se elige la opción de discos cerámicos, que pesan un 40% menos y tienen una duración equivalente a la de la vida del coche…).
Por último las ruedas, aunque relativamente discretas (llantas de aleación huecas de 18 pulgadas) mantienen la doble monta, con distinta anchura (9 pulgadas delante y 9,5 detrás) y también de neumáticos (255/40 ZR18 delante y 285/35 ZR18 detrás). Y todo sin dejar de ser una berlina de representación de 4,9 m de largo y 2,87 m de batalla, con un generoso maletero de 540 litros de capacidad.
En el interior, tiene un acabado de lujo, con distintos asientos de mayor sujeción (con ajuste eléctrico de posición). Aunque mantiene el salpicadero de la Clase E, el cuadro (de 5 esferas) es distinto, lo mismo que el volante (típico AMG de 4 brazos) con levas de cambio tras su aro. Hay tres paquetes de personalización (Performance, Exclusive y Performance Studio, éste ya a elegir por elementos) con lo que se puede optar a llantas de 19”, suspensión aún más dura, tapizados en Alcántara en vez de piel, persianas eléctricas, deflectores, etc).

La dotación en seguridad pasiva también está a la cabeza: sistema de detección de cansancio (Atention Assist), anti-colisión Pre Safe con frenado automático, BAS Plus, 7 airbags, reposacabezas activos, etc.
Y en opción elementos como el asistente de cambio de carril, cambio automático de luces, control de ángulo muerto y hasta la lectura automática de los límites de velocidad.
Fabricado artesanalmente en la planta AMG de Affalterbach (Alemania) estará a la venta en Alemania desde agosto por 116.300 euros y a España llegará después del verano, a un precio no fijado todavía pero que no bajará de los 120.000 euros.