La fiera domada
El nuevo McLaren 720S fue novedad absoluta en el pasado salón de Ginebra, como evolución del McLaren 650S al que sustituye, elevando la potencia de su motor V8 3.8 biturbo a 720 CV -de ahí la denominación-, lo que para 1.283 kg de peso en vacío le permite unas prestaciones de auténtico infarto.
A menos de dos meses de su presentación oficial las primeras unidades salen ya de la planta de Woking desde el mes de mayo, dispuestas a hacer la competencia a rivales como el Lamborghini Huracán o el Ferrari 488 GTB, aunque sea a cuentagotas, ya que dado su precio de 240.600 euros (impuestos aparte) no dejan de ser coches esencialmente muy minoritarios. Y eso que la primera generación de la gama Sport Series (la del 650S), ha logrado vender nada menos que más de 7.000 unidades desde su introducción, todo un récord para un vehículo de este tipo… Además, McLaren Special Operations ha preparado una versión personalizada denominada Velocity, con aditamentos exclusivos, acabado exterior rojo Volcán e interior en alcántara, que eleva el precio hasta los 378.000 euros (con impuestos) en Gran Bretaña.
Los principales cambios a nivel estético respecto al McLaren 650S se centran en las grandes tomas de aire frontales y el anguloso diseño de los laterales de la carrocería que le dan un aspecto más aerodinámico. Estrena chasis monocasco en fibra de carbono (“’Monocage II”) que además de aumentar la rigidez del conjunto y aligerar el peso, facilita el acceso al interior mediante unas paredes más finas y unas puertas de apertura vertical en élitros que ahora incluyen también parte del techo en su lado superior. Su aerodinámica ha sido especialmente cuidada, algo imprescindible dado su nivel de prestaciones.
En el interior adquiere protagonismo el acabado, en cuero de alta calidad, molduras de aluminio, volante con insertos en fibra de carbono, costuras a contraste, cuadro de instrumentos digital (McLaren Driver Interface) semiocultable para mejorar la visibilidad y una consola central con nueva disposición de mandos y aún más orientada hacia el conductor. En cuanto al maletero, se reparte en dos compartimentos, uno delantero de 150 litros y otro trasero con 210 litros, lo que viene a sumar un total de 360 litros muy aprovechables, y no muy frecuentes entre los superdeportivos.
Este nuevo modelo enmarcado en la gama Super Series es realmente espectacular: ahora, sin las tomas de aire laterales que llevaba antes, sustituidas por unos canales carenados sobre las puertas de mariposa, más discretos aunque también llamativos, que dirigen el aire hacia los radiadores para refrigerar su motor V8, montado en posición central. Un V8 que sube ligeramente su cilindrada de los 3,8 a los 4 litros, con dos turbocompresores (uno por bancada) de doble entrada (“twin scroll”) y más ligeros, además de contar con doble inyección (directa e indirecta) para mejorar las prestaciones.
Este motor, denominado M 840T, cuenta con un 40% de nuevos componentes frente al anterior 3.8 y logra 70 CV más que antes, llegando a los 720 CV a 7.500 rpm, mientras que su par aumenta algo más discretamente (pero aún así roza los 80 mkg, 78,5 a 5.500 rpm). La tracción es exclusiva de las ruedas traseras, a las que llega el par motriz a través de una caja de cambios SSG de doble embrague y 7 velocidades. De momento no hay prevista ninguna versión híbrida, aunque no se descarta que más adelante pueda ofrecerse, con alguna variante dotada con algún motor eléctrico auxiliar.
Sus impresionantes prestaciones se deben también no sólo a tan brillante planta motriz, sino a una de las mejores aerodinámicas de su clase y a un peso especialmente contenido, que rebasando apenas la tonelada y cuarto en vacío le permite hasta presumir de consumo, habiendo homologado un promedio combinado de sólo 10,7 lts/100 km, excelente para un superdeportivo como éste. Un peso que también se deja notar en la frenada, auténticamente de Fórmula 1, gracias tanto a su poderoso equipo de frenos como a su aerodinámica activa que le permite volar hasta los 341 km/h de velocidad punta.
Con discos carbocerámicos de 390 mm delante y 380 mm detrás, este McLaren 720S tarda sólo 4,6 segundos en detenerse desde 200 km/h, recorriendo para ello una distancia de 117 metros… Y a velocidades más normales, los resultados son aún más espectaculares (de 100 km/h a 0 en 2,8 segundos y 29,7 m). En cuanto a sus cifras de aceleración, son fulminantes: sólo 2,9 segundos en hacer de 0 a 100 km/h y 7,8 segundos para llegar a los 200 km/h… Y si seguimos acelerando, en menos de 22 segundos -21,8- veremos los 300 km/h de cronómetro…
Su comportamiento dinámico está a la altura de sus prestaciones; no sólo cuenta su nuevo chasis de fibra de carbono reforzada con titanio, sino también su nueva suspensión por dobles triángulos superpuestos con amortiguadores adaptativos independientes, así como una dirección electrohidráulica con asistencia eléctrica y un tren rodante con llantas de 19” delante y 30” detrás, con neumáticos mixtos pista/calle de 245/35/R19 delante y y 305/30/R20 detrás.
Y en la parte electrónica, el nuevo sistema de control proactivo de chasis de McLaren (PCC II, Proactive Chassis Control II), con tres modos de conducción -Comfort, Sport y Track- y que se encarga de gestionar a través de 12 sensores, los diferentes parámetros del coche para mejorar su conducción según el modo seleccionado. El sistema Variable Drift Control permite actuar a fondo al conductor mediante la desconexión variable de los controles de estabilidad y tracción, facilitando de esta forma la realización de derrapes controlados.
En resumen todo un superdeportivo capaz de hacernos volar bajo (aunque en circuito…) con un espectacular diseño y una ingeniería de vanguardia a un precio ciertamente sólo al alcance de los millonarios, pero con todo inferior al de otros supercoches de parecidas o menores prestaciones. Que no se diga que por un cuarto de millón de euros o algo más no podemos entrar en el Olimpo del automovilismo deportivo mundial… Quien pueda, claro.