Y para mantener esa aureola, Mazda mostró en París su “concept” Shinari, un precioso estudio de sedan deportivo ó de coupé de 4 puertas -como prefieranque prefigura el estilo de los Mazda que vienen. Un coche que hereda todas las líneas maestras del diseño de los últimos Mazda, perfiladas hasta el máximo refinamiento, formando un coche que lejos de lo habitual en los “concept”, podríamos ver en la calle en cuestión de semanas. Y no por que se trate de un desarrollo avanzado, sino por su normalidad funcional, sin las alharacas ni las estridencias típicas de los “concept”. Sólo diseño, el más puro y refinado diseño, que Mazda resumen en la encarnación del “kodo” nipón, un concepto que viene a englobar la idea del “alma en movimiento”.
Mazda ha sabido hacerse respetar tanto entre sus rivales nacionales como internacionales. No en vano ha sacado partido (RX-7, RX-8) al motor Wankel cuando otros lo desecharon, o ha logrado hacer del MX-5 toda una leyenda de deportivo global, el roadster más vendido del mundo, convertido en todo un clásico sin dejar de seguir siendo fabricado ya en su 4ª generación. Además ha sabido lanzar berlinas compactas con un diseño único (323F, 3) o romper con la idea de las grandes berli-nas serias (Mazda 6) o de los SUV poco originales (CX-7). Pero le queda una espina; un alto de gama del máximo nivel, que le permita acceder definitivamente a un estatus “premium”.
Y eso es lo que quizá encarne el Shinari a medio plazo, recogiendo el testigo que en su día dejó Xedos (la fallida marca de lujo de Mazda) sin continuidad. Shinari (que en japonés describe la fuerza elástica que almacena un cuerpo doblado) es un resumen de este proyecto, bajo la idea dinámica del “kodo”, un concepto que continúa el que desarrolló con el nuevo siglo el lema de “zoom-zoom”. Por algo es hijo del lápiz de Ikeo Maeda, cuyo padre diseñó los primeros MX-5 y RX-7, continuando él la tarea como responsable del diseño de los actuales RX-8 y MX-5. Tradición y continuidad que hacen honor al ADN de la propia Mazda.
No hay aún datos de posibles motores, transmisiones ó tracción del Shinari, pero Mazda dispone en su banco de órganos de todas las opciones, desde los motores turbo de gasolina con inyección directa a los turbodiesel, pasando por los birrotores, así como por la tracción 4×4, o los “stop & start” de diseño propio, por no hablar de la nueva generación SkyTech de ingeniería, con motores Sky-G de gasolina (más par, menos consumo) y Sky-D diesel (menos consumo, menos emisiones), junto al nuevo cambio automático SkyDrive… También podría acoger soluciones híbridas de vanguardia.
Pero en cualquier caso conviene recordar su estampa y su estilo que, aunque se recoja parcialmente en la próxima generación 6 (atención a esa línea cromada que remata la boca pentagonal por arriba), está llamado a plasmarse en un modelo superior, un futuro Mazda 8 que quizá tarde menos tiempo del que pensamos en llegar.