Estrategia de electrificación a 2020
Mazda presenta su estrategia de electrificación a corto plazo en la que tiene previsto lanzar sus dos primeros vehículos eléctrificados en 2020, uno totalmente eléctrico y el otro de tipo «range extended» con un motor rotativo que amplíe su autonomía.
Como parte de su programa de desarrollo tecnológico a largo plazo “Zoom-Zoom sostenible 2030”, la marca de Hiroshima lanzará inicialmente dos vehículos eléctricos con batería. Uno de ellos estará alimentado exclusivamente mediante una batería, mientras que el otro combinará la batería con un pequeño, ligero y silencioso motor rotativo para ampliar la autonomía (no de tracción). El motor rotativo recargará la batería cuando sea necesario para ampliar la autonomía del vehículo, y eliminar así la principal preocupación de los usuarios de vehículos eléctricos puros.
Abandonando su peculiar filosofía de producto, a menudo contracorriente (como el rechazo a la moda “downsizing”, la apuesta por los motores atmosféricos frente a los turboalimentados, la ausencia de oferta híbrida…), la marca de Hiroshima está preparando un modelo de tracción exclusivamente eléctrica, que ofrecería un buen nivel de prestaciones y autonomía partiendo de un peso bastante reducido… El secreto radicaría en un conjunto de baterías de ion-litio no muy grande, que le asegurarían una autonomía del orden de los 70/80 km en modo “cero emisiones”, pero con el auxilio de un pequeño motor rotativo (un Wankel monorrotor) de muy bajo consumo exclusivamente dedicado a recargar las baterías, bajo la fórmula “range extended” ya ensayada por otros constructores. El conjunto de motor térmico y eléctrico sería muy ligero, y la emisión de CO2 mínima, con la ventaja de la simplicidad y ligereza del motor rotativo. El último desarrollo en formato concept con motor rotativo fue presentado en el Salón de Tokio de 2015, bajo las espectaculares líneas de un coupé denominado Mazda RX Vision.

Además, aprovechando la compatibilidad del motor rotativo con los combustibles gaseosos, el sistema para ampliar la autonomía está diseñado también para la combustión de gas licuado del petróleo (GLP) y proporcionar una fuente de electricidad en casos de emergencia.
Zoom-Zoom sostenible 2030
Ante la expectativa de que los motores de combustión interna combinados con algún tipo de electrificación representen el 95 % de los vehículos que produzca en 2030 (siendo el 5 % restante vehículos eléctricos con batería), Mazda seguirá centrándose en maximizar la eficiencia del motor de combustión interna; buena prueba de ello es su nuevo motor de gasolina de nueva generación SKYACTIV-X, que genera la combustión mediante ignición por compresión, generando un consumo de auténtico diésel.
Mazda se compromete a reducir el promedio global sus emisiones de CO2 “del pozo a la rueda” en un 50 % en 2030 con respecto a los niveles de 2010, y en un 90 % para 2050. No obstante, la compañía también apuesta por adoptar la solución correcta en el momento oportuno (la disponibilidad y la adecuación de las fuentes de energía para el automóvil varían de región a región) y en el lugar correcto.
Teniendo en cuenta que la generación de energía térmica, que emite CO2, sigue siendo predominante en el mundo, es probable que el objetivo de reducir esas emisiones diversifique las opciones de combustible en el futuro inmediato. Además de los combustibles alternativos, como el gas natural comprimido, el gas licuado del petróleo e incluso el hidrógeno, el sector de la automoción está estudiando la viabilidad de combustibles líquidos reciclables como los biocombustibles procedentes del cultivo de microalgas.
Según Mazda, el desarrollo de estos últimos es crítico para alcanzar la neutralidad en términos de carbono de los vehículos propulsados por motor de combustión interna, y por eso participa en proyectos y estudios de investigación conjuntos con el Instituto de Tecnología de Tokio y la Universidad de Hiroshima, como parte de una colaboración continua entre la industria y la universidad.