La marca del tridente, Maserati, no necesita recurrir al cliché de «coupé de 4 puertas» para definir a su Quattroporte, concebido desde el principio como una gran berlina deportiva, un auténtico sedan Gran Turismo que con sus 5,05 m de largo y 3,06 m de batalla puede ofrecer un auténtico confort señorial sin renunciar a un carácter eminentemente deportivo.

Con motor anterior y tracción posterior, el Quattroporte es la referencia italiana por antonomasia a los intentos germanos, nipones y británicos de ofrecer un rival a su altura. Y ahora, la marca del tridente ha mostrado una nueva variante, su versión GT S, que con el mismo motor V8 4.2 Ferrari de 405 CV y casi 47 mkg de par (transmisión automática ZF de 6 velocidades) y prestaciones del modelo conocido, ha rebajado su suspensión (2,5 cm detrás y 1 cm delante) con nuevos amortiguadores y muelles de mayor dureza, al tiempo que mejora sus frenos con unos innovadores discos de doble fundición (dual-cast) en acero y aluminio, desarrollados por la marca para mejorar su resistencia a la fatiga y además aligerar su peso. El núcleo de estos discos ventilados de 360 mm de diámetro es de aluminio, mientras que la superficie de roce es de acero.

Junto a ello, unas pinzas delanteras de 6 pistones se encargan de transmitir la potencia frenante a unas ruedas que ahora montan llantas de aleación de 20 pulgadas de diámetro, calzadas con neumáticos de 245/35 R20 (delante) y 295/30 R20 (detrás). Ni que decir tiene que la potencia frenante experimenta un notable aumento, tanto más cuanto el peso total no se incrementa (sigue por debajo de las dos toneladas), con la ventaja añadida del menor peso de los discos y con ello su menor inercia.
Por fuera, el Quattroporte GT S se diferencia por su parrilla de rejilla con fondo negro, las nuevas llantas de 20” de 7 brazos en color cromo oscuro, mismo tono de los marcos de ventanas y de las salidas de escape, con las manillas de puerta en color carrocería.
Por dentro, materiales de primera calidad y el cuero tradicional de Maserati («poltrona frau») se combina con tejido Alcántara en el centro de los asientos, paneles de puerta y aro del volante. Igualmente cambia un poco el diseño de los asientos delanteros, más envolventes, junto a los detalles e insertos al carbono en el salpicadero, pero siempre manteniendo el tradicional buen gusto y el elegante estilo racing propio de Maserati.
Precisamente, al actual Quattroporte se debe y mucho la actual bonanza financiera de Maserati.
Los últimos datos revelan que la marca de Módena propiedad del grupo Fiat (y desde 1997 en la órbita de Ferrari), está ya en vías de franca recuperación, tras 40 años acumulando números rojos.

Desde que Fiat la compró en 1993 a De Tomaso, muy deteriorada por problemas de fiabilidad, nunca logró dar beneficios, pero tras una suave remontada (5.700 unidades vendidas en 2006, 7.000 este año, 8.500 previstas para 2008 y unas 12.000 para 2011) este año logrará volver a los números negros, aunque sean simbólicos, tras varios años de ir reduciendo los rojos (de 200 millones de euros anuales a principios de siglo hasta bajar de 100, con 85 millones negativos en 2005 y sólo 32 en 2006).
Y el Quattroporte ha sido el máximo artífice de esa evolución, al sumar más del 50% de la producción del último semestre del año, gracias sobre todo a sus ventas en EE.UU. desde que se ofreció con el cambio automático ZF de 6 relaciones. Así, Maserati cierra 2007 con un beneficio de un millón de euros en el último trimestre, por vez primera desde 1993.
EE.UU. es su mejor mercado (con casi el 40%, Canadá incluido), seguido de Italia, y luego de Japón, Alemania, Reino Unido, Suiza… A España sólo llegarán 45 unidades de este Gran Turismo S que prácticamente están todas vendidas, pese a su precio de 123.783 euros (20.600.000 pesetas).