Con poco más de dos años de vida, las incidencias registradas por el Citroën DS3 no son de relieve, pese a que en este lapso más de 70.000 unidades del mismo circulan por el mundo.
Su carácter elitista obliga a la marca gala a ser muy exigente en sus procesos de construcción, lo que ha motivado una serie de pequeñas intervenciones (funcionamiento deficiente del filtro de partículas FAP en los diesel, cadena de distribución floja, pérdidas de aceite por el engrase del turbo en los THP, fallos de indicación del BSI, etc). Pero hasta la fecha sólo se han producido cinco llamadas oficiales a revisión, una en 2010, otra en 2012 y las otras tres en 2011.
La primera (junio de 2010) fue a causa del montaje incorrecto de los conductos de alimentación de combustible al motor, que rozaban contra un escudo de protección térmica con riesgo de perforación; afectó a las unidades construidas del 21 de enero al 9 de marzo de 2010, y se solucionó reemplazando y asegurando la fijación de los tubos. La segunda (agosto de 2011) fue con motivo de una excesiva holgura de las pastillas de freno traseras que alargaban en exceso el recorrido del freno de mano, disminuyendo su eficacia. Luego, en octubre del mismo año hubo dos más, una por instalación deficiente del airbag del conductor (imponiendo su reemplazo) y otra por un cable de masa demasiado corto que, al pasar sobre la caja de cambios podía llegar a romperse contra la misma, provocando la pérdida de la alimentación eléctrica y el calado del motor (en los DS3 fabricados de enero de 2010 a mayo de 2011). Se solucionó cambiando el cable de masa por otro más largo. Finalmente, hace un año (marzo de 2012) se registró la última llamada, para revisar los pares de apriete de las fijaciones del subchasis delantero junto a otros elementos de la suspensión de este eje, que en algunas series tendían a aflojarse.