El capricho más caro
Lamborghini se despide del año de su 50 aniversario celebrándolo con una serie ultralimitada (sólo 9 ejemplares) de su “concept” Veneno roadster, que deja así de serlo para pasar a ser un modelo comercial, aunque exclusivísimo.
En el fondo es algo parecido a lo que sucedió con el Veneno Coupé, del que tan sólo se hicieron tres unidades; en realidad son ediciones conmemorativas para muy pocos coleccionistas, y si no se hacen series mínimamente comerciales, aunque limitadas, es también porque su precio se sale fuera de toda lógica. Si el Veneno Coupé ya tenía un precio estratosférico con sus 3 millones de euros, este Veneno roadster aún lo supera con sus 3,3 millones de euros, impuestos aparte. Como ya contamos, y dentro de la tradición tauromáquica de la marca, su “venenoso” nombre español le viene de el del toro que dio muerte al diestro José Sánchez Rodríguez en la plaza de Sanlúcar de Barrameda, nada menos que hace casi un siglo (1914).
Estéticamente, su diseño es aun más espectacular que el del Veneno Coupé, con la eficacia aerodinámica como máximo objetivo y la tonelada y media como límite de peso infranqueable, lo que se ha logrado al conseguir mantenerlo en vacío en 1.490 kg (40 kg más que el coupé, pero todavía 85 kg menos que el del Aventador) lo que permite mantener su relación peso/potencia en los 2 CV/kg (exactamente 1,99). El motor es el V12 de 6 litros y medio de cubicaje que mueve sus cuatro ruedas a través de una caja manual ISR con tracción total permanente. El clásico 12 cilindros en V (6.496 cc) del Murciélago ahora potenciado hasta 750 CV y que le permite anunciar prestaciones de superdeportivo sin concesiones: 355 km/h de velocidad punta (sin autolimitaciones) y 2,9 segundos de 0 a 100 km/h, sólo una décima de segundo más que el Veneno Coupé.
Su estampa, en rojo y negro, y su afilado diseño repleto de aristas apenas difiere de el del coupé, salvo por la ausencia de un corto techo (apenas 40 cm de largo) que apenas influye en la interrupción del flujo superior de aire, y dos arcos antivuelco (de perfil anguloso, para mantener el diseño de aristas) justo tras los apoyacabezas integrados de los asientos. Mantiene el agresivo morro en punta de flecha, diseñado para lograr el mejor efecto de apoyo y circulación del aire, y los faros en forma de “Y” fundidos con las aletas, junto a su especial apertura de puertas en “tijera”. Con los guardabarros casi separados del cuerpo de la carrocería por las salidas de aire, y su imponente alerón posterior de triple deriva vertical, su aspecto es singularmente agresivo, tanto visto por delante como -quizá más aún- por detrás.
Los bajos de este impresionante Veneno roadster van, como en el coupé, canalizados y divididos en su difusor junto con los cuatro tubos de escape, divididos a su vez por un tabique para aumentar la succión de apoyo del “efecto suelo”. Detrás, vanos y huecos hacen su función, con el “puente” formado entre las luces posteriores (también en “Y”) y por arriba, la aleta dorsal que une la toma central superior de aire con la deriva central del alerón trasero culmina su forma de aleta de tiburón, como en el coupé, sirviendo como en éste para mejorar la estabilidad direccional de trayectoria. Las ruedas no varían respecto a la versión cerrada, con llantas de 20” de diámetro delante y 2” detrás con fijación central y la doble corona externa en fibra de carbono aleteada que actúa como turbina para refrigerar los discos de freno carbocerámicos.
Una de las razones que explican el que pese a todo Lamborghini haya conseguido mantener este Veneno roadster por debajo de la tonelada y media de peso es el empleo masivo de fibra de carbono reforzada con plástico (PRFC) en todo el chasis y carrocería. Todos los elementos exteriores son de PRFC y han sido diseñados para cumplir con todas las reglamentaciones internacionales de seguridad, desde los airbag hasta el ESP. Igualmente encontramos el PFRC visible en el interior y los asientos realizados en un nuevo compuesto registrado por Lamborghini (Forged Composite) y además el habitáculo va revestido en una nueva fibra de carbono textil (CarbonSkin), una resina especial trenzable que hace flexible la estructura de la fibra de carbono, en forma de capa textil que se adapta a todas las formas, aligerando el peso final.
Son detalles “high tech” imprescindibles para justificar un precio final desmesurado, que sólo se justifica por su carácter único y especial, en razón al cincuentenario de la marca. Porque por diez veces menos tenemos rivales de su talla como el Ferrari FF o el Mc Laren MP12, por no hablar de la competencia interna dentro de casa a cargo del Aventador roadster…