LAMBORGHINI REVENTON

28 octubre, 2007

Como toda marca artesana y superdeportiva, Lamborghini no es pródiga en novedades, dada la dificultosa elaboración de cada nuevo modelo en los niveles de sublime excelencia en que se mueven estos constructores. Aún, así, desde su control por el grupo VAG, este es el tercer modelo de la marca del toro que llega al mercado, tras el Gallardo y el Murciélago. Y como ellos, mantiene la tradición de nombres taurinos, preferentemente de reses famosas por sus lances sobre el ruedo, como el toro Reventón que causó la muerte al diestro mejicano Félix Guzman en 1943. Toda una leyenda y todo un homenaje a la fiesta brava de la que Nuccio Lamborghini era un gran devoto; de ahí la saga de nombres toreros en toda su historia, desde el Miura hasta hoy, a la que también es fiel su actual presidente, Stephan Winkelmann.

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Pero este Reventón de 4 ruedas no tiene pretensiones mortíferas, sino rodantes. Toda una fiera capaz de embestir el aire a 340 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en tan sólo 3,4 segundos.

Monta el mismo motor del Murciélago LP 640, o sea el 12 cilindros en V de 6.5 litros de cilindrada, con 650 CV y 67,3 mkg (a 8.000 y 6.000 rpm respectivamente), o sea 10 CV más que en el Murciélago, aunque los datos de velocidad y aceleración sean rigurosamente idénticos.

En realidad, el Reventón es una variante carrozada del Murciélago, ya que su base y transmisión total a las 4 ruedas es la misma. Pero no su carrocería, mucho más angulosa, caracterizada por sus aristas y perfiles rectilíneos, y que nos hacer recordar más a la de un OVNI o un avión espía que a la de un automóvil, por muy deportivo que sea. Toda ella está hecha en fibra de carbono, con las puertas de apertura vertical (en forma de élitros, señal distintiva de los Lamborghini «grandes») y unos trazos puntiagudos que le asemejan a un coche de «comic » de ciencia ficción.

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Desarrollado enteramente en el Centro Stile de la marca en Sant’Agata Bolognese, incluida toda su sofisticada electrónica, el Reventón ha nacido con un color único para toda la serie (un gris/verde metalizado que cambia de tonalidad según se le mira). El cambio robotizado de 6 velocidades lleva levas al volante, y su futurista cuadro luce columnas luminosas para señalar diversos datos, incluidos los topes de vueltas de cada marcha, aunque a voluntad se puede desplegar en el mismo toda la información de forma analógica.

También dispone hasta de un indicador «G» de la fuerza de gravedad lateral, para indicar estos esfuerzos en las fases de giro en curva, frenado y aceleración, como si de un Fórmula 1 se tratase.

Sólo 20 unidades serán fabricadas de este Reventón, una serie ultralimitada de este «supercar », que ya tienen dueño (y hasta lista de espera) previo desembolso del millón de euros que Lamborghini le ha puesto como precio a este superexclusivo coche, sin contar tasas ni impuestos. Más de cuatro veces más caro que el más caro de los Murciélago (de 220.000 a 241.000 euros) y casi siete veces más que el más barato de los Lamborghini (el Gallardo coupé, de 136.000 euros). Sin duda, un precio tan reventón como su propio nombre, sólo apto para multimillonarios caprichosos deseosos de mantener la otra identidad del automóvil, su deportividad a ultranza, sin cortapisas que encorseten su libertad de acción y también de expresión.