Lamborghini Egoista “Concept”

21 mayo, 2013
JUAN ROBREDO

Placer solitario
Si los Lamborghini son de por sí coches muy exclusivos y para pocos, este Egoista “concept” es el más exclusivo de todos, primero porque ha sido concebido como regalo de aniversario por el medio siglo de la marca del toro (y por tanto unidad única) por Walter De Silva, jefe de diseño del grupo VW, al que pertenece la marca de Sant’Agata Bolognese. Y en segundo lugar, porque es un monoplaza…
No lo veremos en producción de calle, pero no deja ser un curioso ejercicio de estilo realizado sobre un “Lambo” Gallardo, cuyo bastidor y mecánica utiliza, con su motor 5.2 V10 de 600 CV, pero su “vestido” es muy distinto. Como italiano que es, De Silva se ha sentido muy complacido por poder hacer este regalo a la marca más especialista del grupo VW, Lamborghini, cuyos coches están hechos “más con el corazón que con la cabeza”, como él mismo dijo al recibirlo, en el acto de entrega de su presentación y celebración del 50 aniversario de la marca que fundara Ferruccio Lamborghini. En ese mismo acto (con una puesta en escena de lo más espectacular, donde el Egoista aterrizaba en medio del escenario como si de un “jet” se tratase, delante de un millar de invitados), el presidente y consejero delegado de Lamborghini, Stefan Winkelmann, presentó este espectacular “concept” junto con los resultados e historia del primer medio siglo de la marca.

Diseñado por el italiano Alessandro Dambrosio (con la colaboración del alemán Stefan Sielaff para el interior) este Egoista es más que nada un coche de museo. Está hecho todo en fibra de carbono y aluminio, con un habitáculo concebido como célula de supervivencia, de concepción aeronáutica (inspirado en el del helicóptero Apache). Por supuesto, el asiento del conductor y el puesto de mando han sido hechos a medida, con una posición central que obliga a girar las piernas casi 180º para salir del coche, tras apertura vertical de la cúpula de la cabina, como en un avión, y subir el asiento tras extraer el volante, como en un F1, y apoyarse en el borde y sacar las piernas. Todo un “numerito”, menos mal que sólo para uno…

Las aristas dominan toda su estampa, con un frontal en tres puntas (de “trimarán” dice la marca, y de toro embistiendo, o sea morro y cuernos, según De Silva, aunque más bien parece de trirreactor o de platillo volante, con el gris mate metalizado alegrado por el naranja de las llantas y el interior del habitáculo. Faros especiales de xenon, luces traseras de diodos (con los intermitentes independientes de las de freno y posición) y múltiples detalles procedentes del mundo de la aviación (cristales antirreflejo, zonas de “no pisar”, como en las alas de los aviones, tratamiento antirradar de la carrocería (esto último muy interesante, si funciona también contra los de tráfico), etc…
Extremo en todo su diseño y más avión que coche, -hasta sus luces de posición, en tres dimensiones, parecen aeronáuticas, con dos blancas frontales, dos rojas traseras más otros dos “ojos de toro” en ámbar, y la luz roja destellante central en lo alto de la cola (la “tercera” luz de freno) y los dos pilotos de techo (rojo a la izquierda, verde a la derecha)-, éste coche está concebido para pilotarse como un F1, y por eso, sobra el asiento del acompañante. De ahí lo bien elegido de su nombre que, como no podía ser de otra manera, es también el de un toro de lidia, dentro de la tradición taurina de la marca del toro, que ha incorporado el “50” de su aniversario en su logo, con los rasgos marcados de su estilo.

Lamborghini
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