Kia GT

14 diciembre, 2011
MOTOR MUNDIAL

De proporciones nada exageradas (4,69 m de largo por 1,89 de ancho), aunque bajo un diseño muy deportivo (sólo 1,38 m de alto) y sobre una plataforma de gran batalla (2,86 m), el GT “concept” de Kia se inspira en los gran turismo más representativos de los años 70, y en ese sentido hay un ligero toque “retro” en su imagen, por otro lado totalmente actual y correspondiente a una berlina deportiva del siglo XXI, pero sin estridencias futuristas.

Los jefes de diseño de Kia, Peter Schreyer y Gregory Guillaume (éste último para Europa) destacan que pese a la sencillez de líneas de inspiración aeronáutica hay mucho de tecnología de vanguardia en este coupé de 4 puertas enfrentadas, como las llantas de brazos semicarenados ó el difusor trasero, que aquí no es simplemente cosmético. La fina parrilla frontal, que mantiene el diseño Kia actual con el leve estrechamiento central y los faros carenados y afilados, ofrece como rasgo personal las suaves tomas verticales de aire perfiladas en las esquinas de las aletas, a modo de discretas branquias frontales que le otorgan un aspecto de escualo sobre ruedas.

El techo casi horizontal, la musculosa zaga pero bajo un diseño de máxima limpieza y la cintura alta, con la baja altura de superficie acristalada y el perfil inferior en forma de estribo que sirve de carenado para la salida de aire correspondiente a las tomas verticales de las esquinas, le confieren un diseño de gran turismo impecable, sobrio y de máxima elegancia, con el detalle del dibujo en fibra de carbono grabada en gris oscuro de los elementos más distintivos (rejilla, toma inferior fronta, faldón de estribo, palas de los radios de rueda, difusor posterior, etc).

La apertura de puertas es clásica enfrentada (lo que obligará a algún sistema de seguridad para que las traseras no puedan abrirse en marcha) lo que permite, junto a la ausencia de pilar central y la larga batalla de 2,86 m, un acceso central excelente tanto para las plazas delanteras como para las traseras. Las puertas no llevan marco, como en un puro coupé deportivo (pero sí triángulos delanteros, en un guiño “retro”), y tampoco hay retrovisores, sustituidos por cámaras de visión trasera enclavadas exteriormente en su lugar sobre los pies que les corresponderían.

No hay tornillos vistos de rueda en las impresionantes llantas y la zaga, con el típico diseño de cola truncada, se remata por arriba con unos grupos ópticos horizontales y unidos que nos recuerdan a Audi, pero con el detalle propio de una fina y corta línea luminosa que se prolonga por las aletas, a la misma altura que la línea de las manillas de puerta. El conjunto se completa por el perfil en color cobre que nace desde el pilar delantero hasta la zaga, englobando los triángulos de las ventanas delanteras.

Por dentro tenemos un habitáculo para cuatro plazas de la máxima amplitud, con un puesto de conducción con un cuadro de diseño analógico en sus finas líneas pero digital también en su lectura (tenemos ambos velocímetros), con sus indicadores no serigrafiados sino de visión por transparencia retroiluminada. No hay palanca de cambio sino un selector de botón, pantallas de visión posterior en las esquinas del salpicadero (las correspondientes a los retrovi sores externos) y un volante de grueso núcleo central metalizado, en otro guiño “retro” a los GT de antaño. Los asientos tienen forma de cuenco continuo, sin solución de continuidad entre banqueta y respaldos, y el espacio posterior para piernas está a la altura del existente en los mayores sedán del mercado.

Finalmente, los aspectos mecánicos -que no son lo más relevante de este coche- se muestran al nivel de lo que debe ser un alto de gama en este segmento: un motor V6 de 3,3 litros de cilindrada (el Lambda V6), eso sí, turboalimentado y con inyección directa de gasolina (GDI), que anuncia nada menos que 395 CV y un par máximo de 54,5 mkg. No hay más datos (ni régimen de giro, ni prestaciones, ni consumos) como tampoco de peso o capacidad de maletero. Simplemente que su fuerza se transmite al eje trasero (por supuesto independiente) a través de un cambio automático de 8 relaciones. Al fin y al cabo se trata de un “concept”… Pero un “concept” muy especial que, salvo algunos “gadgets” de salón ha sido concebido como un modelo de futura producción comercial.

Sin concesiones a la moda (¡un “concept” que no es eléctrico ni híbrido!) y con la vista puesta en el sucesor del máximo buque insignia de Kia (o en su superación por arriba) , con un coche que representa un alto de gama muy distinto, mucho más deportivo y con capacidad y estilo de representación.

Habrá que seguir de cerca la evolución de este precioso GT, que promete ser uno de los coches más bonitos e impactantes de todos los Kia hasta la fecha.