Exclusivo replicante binario
Aunque sea con cuentagotas (sólo 5 unidades) y a precios estratosféricos (millón y medio de euros), el Zerouno es la tarjeta de presentación de la actual ItalDesign, en manos del grupo VW y con el famoso diseñador Giorgietto Giugiaro jubilado. La marca se anuncia no solo como un mero carrocero especialista al servicio de grandes marcas generalistas (recordemos que de ella han salido coches como el VW Golf o el Seat Ibiza), sino también como constructora de superdeportivos a través de su nueva filial Automobili Speciali.

El salón de Ginebra fue el marco elegido por ItalDesign para dar a conocer el primer fruto de esta especie de subdivisión del carrocero de Turín, que a su vez se sirve de su pertenencia al grupo VW para utilizar el banco de órganos de dos de sus marcas más selectas, Audi y Lamborghini. De nombre referido al código binario empleado en la computación (ceros y unos), la colaboración de ambos es bien patente, ya que el Zerouno monta el mismo motor atmosférico V10 5.2 de los Lamborghini Huracán y Audi R8 Plus con el que anuncia 3,2 segundos para cubrir el 0-100 km/h y una velocidad punta de 330 km/h.
Su diseño, muy patriótico (con una franja con los colores de la bandera italiana) es agresivo aunque algo macizo, con elementos que recuerdan tanto a algunos Lamborghini (Huracán, Aventador, Centenario…), sobre todo en el escudo difusor trasero y el alerón) como al Audi R8 (los pilares del techo y su caída, las aletas traseras con tomas de aire. Algo lógico si pensamos que este primer fruto de la planta de ItalDesign en Moncalieri es obra de Filippo Perini, el padre de varios “lambo”, entre ellos los Huracán, Aventador y Veneno.
Todo indica pues que este Zerouno es un Huracán modificado, con su misma mecánica de 610 CV y 57,1 mkg de par máximo a 6.500 rpm, sólo que dispondrá en opción de un paquete “Corsa” que rebajará su peso y mejorará su aerodinámica para uso en circuito y competición. Con su equipo de frenado ya va bien servido, ya que monta discos carbocerámicos con pinzas de 8 y 6 pistones en el eje delantero y trasero respectivamente, ocultos tras llantas OZ con neumáticos Pirelli P Zero 245/30 R20 delante y 305/30 R20 atrás.

Con un depósito de 73 litros, sus medidas casi calcan las del Huracán, con una longitud de 4,85 m (batalla de 2,65 m), una anchura de 1,970 m y una altura de sólo 1,20 m, bajo un diseño muy radical, con diversos y sofisticados deflectores aerodinámicos delanteros y traseros, como el enorme alerón sobre un escudo difusor integrado en el paragolpes sobre el que se sitúan dos grandes salidas de escape.
El chasis es de fibra de carbono (se supone que el mismo del Huracán) y sus faros de diodos, mientras que su interior ofrece algunas comodidades (pocas, su diseño es básicamente de competición) junto a los sistemas de seguridad necesarios para su homologación de calle (airbags, retrovisores, etc). Y el cambio es el mismo del Huracán/R8, automático de doble embrague con 7 relaciones y con levas tras el volante.
Quizá, demasiadas coincidencias para un coche que se ofrece a un precio final del orden del doble del Lamborghini y del triple del Audi (sobre millón y medio de euros), y aunque firmado por un carrocero muy exclusivo, primer miembro de una marca “muy especial”, sin historia y minoritaria, en realidad de fabricación mínima, ya que aquí no se trata de ediciones limitadas de sus modelos, sino superlimitadas (está previsto que su producción nunca supere las diez unidades), y de hecho de este primer Zerouno sólo se montarán cinco unidades…