La marca de lujo de Nissan anticipa las líneas de lo que será su futura berlina eléctrica compacta para 2014 (es un decir, porque con 4,73 m de largo de compacta no tiene nada) bajo la apariencia de este prototipo eléctrico presentado primero en abril, en el Salón de Nueva York, y expuesto de nuevo el pasado septiembre en el de París.
Nissan está obligada, desde el lanzamiento de su modelo eléctrico Leaf, a hacer de los modelos “cero emisiones” (o sea exclusivamente eléctricos) su bandera de combate, por eso este anticipo de los futuros Inifniti LE viene sólo con traje de voltios, aunque esconde mucho más detrás. De ahí que no insistiremos tanto en su tracción delantera (a base de un motor de 100KW -136 CV-, con 33 mkg de par, alimentado por una serie de baterías distribuidas en 192 celdas alojadas por todo el suelo del habitáculo central, lo que rebaja sustancialmente su centro de gravedad) como en su plataforma de 2,70 m de batalla, con una carrocería muy perfilada y nada pequeña (4,73 m), no muy lejos de los 4,94 m de los Infiniti M (en realidad sólo 21 cm menos). Un coche muy atractivo que podría contar también (aunque es poco probable) con motorizaciones térmicas e híbridas, aparte de este eléctrico.

Aunque en esta categoría las marcas especialistas gustan hablar de carrocería “sedán” cuando de un tres volúmenes clásico se trata (en este caso, “saloon”), la verdad es que a este Infiniti LE le pega más la calificación de “berlina” dado que presenta un diseño más dinámico y propio de las berlinas compactas europeas, con formas musculosas y corto voladizo trasero, más propio de un formato dos volúmenes, aunque sea a una escala un poco grande para poder llamarla compacta.
La aerodinámica ha sido muy cuidada, como revela un excelente Cx de 0,25. La forma de la parrilla (con su nueva inflexión lateral) y de los faros (apaisados y un tanto “acuosos”, como si de un pez rodante se tratase) contrastan con un lateral muy sobrio, dominado por el marcado perfil que subraya su cintura, y que va ondulado desde la zona superior de los faros hasta la zaga. La luna trasera, muy tendida, y el maletero, con las esquinas reperfiladas para que se marque el final del coche, tienen algo del último Toyota Prius. Pero el conjunto resulta muy equilibrado y armonioso, pareciendo incluso de un tamaño menor del que indican sus 4,73 m de largo por 1,80 de ancho y 1,48 de alto.

La marca habla de una “hospitalidad inteligente”, aunque lo cierto es que lo que se ha cuidado mucho es el diseño interior, con dos grandes “displays” informativos (el del cuadro y el de consola) en el salpicadero y una notable sensación de amplitud, realzada por los tonos claros de la tapicería.
Los “gadgets” de este prototipo eléctrico son curiosos, algunos ya de lo más banal en los modelos “premium” (como el sistema de aparcamiento automático activo IPS, Intelligent Park System) y otros más específicos, como el “ojo” de recarga eléctrica sin hilos (Wireless Charging) por inducción, situado bajo el suelo, por detrás el eje trasero, e iluminado para “conectarlo” directamente al situarlo sobre su base. Las baterías (cuyo peso total no excede los 260 kg para una autonomía total de 160 km, algo escasa) se reparten por todo el piso central, entre los travesaños del bastidor contribuyendo también con su trama a su rigidez, y cuentan con una gran capacidad de entrega (24 KW/h) para permitirle también unas brillantes prestaciones, acorde a su “status premium”.

Con unas suspensiones muy normales, a base de un eje anterior pseudo MacPherson y un trasero torsional, llantas de 19 pulgadas y neumáticos Bridgestone Ecopia de medida 225/40R19, el interés de este LE “concept” sería mayor si abandonase su carácter exclusivamente eléctrico, compartiéndolo con versiones híbridas y hasta sólo térmicas (estas con motores de 4 y 6 cilindros). Aunque eso no lo sabremos (y todavía a título de “concept”) hasta bien entrado el año que viene, ya que su lanzamiento al mercado está previsto para 2014.