Infiniti JX

6 enero, 2012

Era preceptivo su confirmación californiana en Los Ángeles (no en vano la costa Oeste es el mejor mercado SUV y “crossover” de los EE.UU.). En cualquier caso, y como producto típico para el mercado americano, el JX es un SUV monovolumen (“crossover” en la jerga USA) de grandes dimensiones, al estilo de los 5,3 m de largo del QX, con una altura de casi 1,7 m y 2 de ancho. O sea un mastodonte que ofrece sitio de sobra en sus tres filas de asientos para 7 cómodas plazas, con un ajuste modular de las dos filas traseras (hasta 14 cm para atrás en la central) y un espacio para piernas que ya quisieran para sí muchos sedanes de lujo, aunque con más de 5 m de largo y 3 de batalla no resulta muy difícil lograrlo. Hay asientos infantiles integrados en la fila central, y espacio suficiente para dos adultos de gran talla en la tercera, según afirma Infiniti, quien además sostiene que se puede salir y entrar a ella mientras un niño permanece sentado en los extremos de la fila central.

Estéticamente, el JX sigue las pautas habituales de la marca, a una escala mayor, con un frontal que recuerda al de los QX y FX, y una zaga dominada por el inmenso portón, con grupos ópticos horizontales partidos entre éste y las aletas y un pilar C que dibuja una suave forma de flecha en la tercera ventana lateral de custodia. Pero las puertas son todas convencionales a compás (no deslizantes las traseras) y su diseño está a mitad camino entre un SUV y un monovolumen. En cuanto a motor, se sabe que montará el V6 habitual de la marca, con tracción 4×4 ó 4×2 (trasera), unido a un cambio automático por variador continuo (CVT) con emulación de 6 velocidades (modo Sport).

No hay datos aún de capacidad de maletero ni de medidas oficiales. Sólo se sabe que dispondrá de un equipamiento de lujo con un sofisticado equipo hifi Bose con 14 altavoces, navegador con conexión automática a Internet (Infiniti Connection Telematics), servicio de información personal , etc. Y como novedad técnica, una cámara de visión trasera vinculada a un detector automático de obstáculos que avisa de su presencia al conductor y que incluso frena automáticamente el coche marcha atrás antes de que éste pueda arrollarlos o chocar con ellos, si el conductor no lo hace.