Otra batalla interna desatada por el control del grupo Volkswagen es la que ha estallado entre Martin Winterkorn (ex presidente de Audi y “delfín” de Piëch en su día), actual presidente ejecutivo (del consejo de dirección) del grupo VW, y el propio Ferdinand Piëch, predecesor de Winterkorn en el cargo y hoy presidente del consejo de vigilancia (consejo de supervisión) del grupo. Antaño uña y carne, Piëch (cuyo carácter autoritario es bien conocido dentro y fuera de VW) no se resigna a sus casi 78 años a perder protagonismo, sabedor de que dentro de dos tendrá que salir obligadamente del consejo de vigilancia, perdiendo todo control en el grupo.
Distanciado de Winterkorn porque éste no le ha sido suficientemente dócil, ahora ha declarado públicamente su oposición a la renovación del mismo al frente del directorio del grupo, que se decidirá en febrero de 2016. Todo porque Winterkorn no aspira sólo a renovar su cargo, sino también a suceder a Piëch cuando se le presente la oportunidad de hacerlo en 2017, cuando Piëch tenga que salir forzosamente del consejo de vigilancia por edad y Winterkorn alcance la que justificaría su relevo, tras el abandono de la presidencia ejecutiva. Un relevo apoyado por la mayoría de miembros del consejo de dirección, y justificado por sus logros al frente del grupo (bajo su dirección, el grupo VW ha adquirido 4 marcas más (12 en total), doblado sus fábricas -más de 100 en todo el mundo- y aumentado sus ventas un 77%, hasta superar los 10 millones de vehículos anuales en 2014, doblando la facturación del grupo (+92%) desde 2007 (hoy supera los 202.000 millones de euros, con 10.800 millones de beneficio neto, el triple que en 2007).
Contra estos argumentos, Piëch aduce que Winterkorn no ha logrado hacer del grupo el Nº 1 mundial como era su objetivo, que ha fracasado en la planta norteamericana de Tennessee (Chattanooga), aún por debajo de las previsiones, y que su programa de recortes en inversiones y costes no ha dado los frutos prometidos. El nieto de Ferdinand Porsche, en su lucha contra su ex “delfín” no ha dudado en aliarse con sus más recalcitrantes socios familiares, incluidos algunos de sus primos de la familia Porsche, aunque el mayor rival de todos ellos, Wolfgang Porsche (enemistado con Piëch desde que éste se casó con su ex mujer), se opone a sus planes.
Entre los Piëch y los Porsche controlan más del 51% del grupo, pero sin Wolfgang y sin el apoyo del comité sindical de empresa ni del Estado federal de la Baja Sajonia (también accionista de VW), Ferdinand Piëch tiene difícil ganar este pulso. Promotor del ascenso de Skoda por ser originario de los Sudetes (la zona de cultura alemana de Bohemia) y enemigo declarado de Seat (por haberla comprado el socialdemócrata Karl Hähn, contra quien Piëch, ex oficial de la Werhmacht, luchó toda su vida por el dominio de VW), Piëch ve ahora Skoda consolidada y Seat recuperándose de la mano del equipo de Winterkorn (que apostó por ella en la adjudicación de la producción del Q3). Y para colmo, el comité ejecutivo del Consejo de Supervisión de Volkswagen AG acaba de hacer público su apoyo a Martin Winterkorn “como el mejor presidente posible del Consejo de Dirección de Volkswagen”, proponiendo al consejo la extensión de su contrato en su reunión de febrero del año próximo.
Y aunque Piëch parecía tener ya perdida la guerra, no ha cejado en su empeño hasta el último momento, defendiendo el nombramiento alternativo de Matthias Müller, el actual presidente de Porsche, ya integrada en el grupo VW. Al final, el apoyo del “lander” de la Baja Sajonia, los sindicatos y su primo Wolfgang Porsche (que controla el 50,7% de Porsche SE, la “holding” propiedad de los Porsche y los Piëch que controla a su vez el grupo VW) a Winterkorn ha frustrado su cambio de relevo. De modo que Piëch se ha visto obligado a dimitir, arrastrando en su caída a su mujer Ursula, impuesta “a dedo” por él como miembro del Consejo de Vigilancia (donde cesa). Falta por saber si esta batalla perdida va a suponer que se desprenda del paquete del 13,2% que tiene directamente en el grupo VW (cuya alta cotización supondría un “pelotazo” de mucho cuidado, haciéndole más multimillonario de lo que ya es), pero conociendo a Ferdinand Piëch lo más probable es que se lo reserve para ulteriores maniobras, y sobre todo, para no dejar del todo las manos libres a su primo Wolfgang… Genio y figura.