G. P. MÓNACO: “EL PILOTO ANTES QUE LA MAQUINA”

27 mayo, 2011

El Gran Premio de Mónaco de F1 a celebrarse en el Circuito de Monte Carlo, es sin lugar a dudas, el más esperado del año, el más difícil para los pilotos y el más glamoroso de todos los que se celebran a lo largo de la temporada. Es un icono para cualquier piloto, escudería y aficionado que se precie. Se podría definir como el circuito más anacrónico (por su antigüedad y mínima seguridad) y más glorioso (porque ganar aquí siempre se recuerda) que existe. Para los pilotos, es un desafío por la dificultad, y un aliciente porque prima más la pericia del piloto que el propio monoplaza. Ganar aquí supone ocupar lugar destacado en la tradicional Cena de Campeones, ocupando mesa, cubierto y mantel con el Príncipe Alberto de Mónaco, y ganar aquí supone obtener la gloria del automovilismo. Es el único Gran Premio de la temporada en el que los pilotos preparan más que la carrera, la calificación del sábado. Y ello porque el adelantamiento en carrera es, sencillamente, imposible. Veremos este año con la novedad del alerón trasero abierto, lo que ocurre. Es el circuito urbano por antonomasia, al que se han unido en los últimos años el de Valencia y Singapur. Y los que vendrán, como el de Nueva York, por ejemplo. Nos encontramos ante el circuito más lento y corto del Mundial, lo que complica las cosas a los pilotos, sobre todo en la calificación, por el tráfico que habrá este año con 24 pilotos en liza. La Q1 va a ser un poco caótica, puro nervio. Habrá tortas por salir el primero desde el Pit Lane. La sensación de conducir aquí, es única. Yo mismo pude comprobarlo en el verano de 2005 cuando, de camino a Italia, paré en Mónaco y me di dos vueltas por su trazado, en agosto. El entorno, impecable: ni una colilla en el suelo, ni un papel tirado, ni tráfico en las calles, con guardias (ellas y ellos) perfectamente uniformados con una planta formada por pantalón azul oscuro, dos rayas laterales y verticales rojas, camisa blanca sin una arruga, y gorra de plato, firmes como velas. Y en lo alto, el Palacio de los Grimaldi, majestuoso, guardián del circuito. Conducir por este trazado pone los pelos de punta. Al pasar por el Club Náutico –donde es la salida- te preguntas cómo pueden caber ahí todos los motor-home, y boxes, y camiones, y demás, en un espacio realmente pequeño, tan reducido. Después, la pasada por el Casino, lleno de cochazos en la puerta, aunque fuesen las once de la mañana. La bajada hacia la curva de Lowes, de 180º, es espectacular, impresionante. Puedo decir que mientras que los monoplazas la toman a 45 km/h en 1ª velocidad, yo la tomé en 2ª a 30 Km/h (eso sí, por mi carril, porque en realidad es una vía de dos direcciones), y casi vuelco. Y después, bajada para girar a derechas y tomar el mítico túnel Marlboro, que aunque esté iluminado la sensación de ceguera a la salida con el sol es tremenda, y eso que íbamos despacio. Imagínense lo que sentirán los pilotos al pasar con los monoplazas en el tramo más rápido del circuito y pasar de oscuras a sol en milésimas, a toda bala. Pues después de vivir esa experiencia, que haya coches que pasen a más de 200 km/h en varios de sus tramos, tan cerca de los guardarraíles, en calzada estrecha, pone los pelos de punta.

Pilotar aquí es único: la subida electrizante por Sainte Devote, el paso por el Casino, la bajada hacia Loews, el paso por el Túnel, el paso por el Club Náutico, y antes de completar la vuelta, el paso por la Rascasse, con la “beautiful people” tomando las copas viendo como pasan los monoplazas, todo ello, le dan un toque especial, único. Un sabor añejo en estado puro. Por muy anacrónico que sea su diseño, sus curvas, etc., es precisamente eso, su anacronismo lo que le hace ser el más deseado por todos los pilotos, el más bonito, el más impactante, en definitiva, es El Circuito, con mayúsculas.

Como decíamos, adelantar aquí es misión imposible, pero la épica puede aparecer en cualquier momento, y si no que se lo digan a Alonso el año pasado, recuperando 18 posiciones, o anteriormente a Senna con aquella brutal remontada en mojado. Y tantos otros, como Massa (2004), Ralf Schumacher (2005), Michael Schumacher (2006), Vettel (2008).

Alonso perdió en 2010 su gran oportunidad de ganar por tercera vez en este circuito, pues yendo el más rápido en los libres 1 y 2, en los Libres 3 chocó con el guardarrail. Iba a por la pole y salió el último… pero llegó 6º, en la mayor remontada que se recuerda. Gracias a eso, es ahora mismo el piloto en activo que ha realizado la mayor remontada en carrera.

Este año la carrera tiene el aliciente, además, de que dos únicos pilotos pueden pasar a la Historia si ganan, pues se convertirán en el primer y único piloto en ganar en Mónaco con tres escuderías distintas. Los privilegiados son: Michael Schumacher (ganador con Benetton y Ferrari en 2001) y Fernando Alonso (ganador con Renault en 2006 y con McLaren en 2007).

Conociendo el Circuito.
Es el circuito más icónico de todos. Desde su fundación, en 1929 fue referencia del automovilismo. El inicio del Mundial de F1, allá por 1950, no hizo sino incrementar su leyenda hasta convertirse el circuito más mítico de cuantos se corren. Su valor social no le va a la zaga: el más glamoroso de todos, donde nadie quiere dejar de estar. Donde todo el mundo quiere venir.

Es un circuito peligroso, nadie lo duda, y nada seguro. La pericia del piloto es crucial, vital. Quizá por eso ahora adquiere, todavía más si cabe, mayor importancia en estos tiempos donde la aerodinámica marca la diferencia. Aquí en Mónaco, no. Es el piloto lo único que cuenta. Y punto. El piloto aquí sobresale, y por eso nadie quiere eliminar esta prueba del Mundial. El piloto aquí es un artista, la conducción es arte. A pesar de su inseguridad, a pesar de que siempre hay incidentes, a pesar de que no hay escapatorias, a pesar de que el Coche de Seguridad siempre sale, lo cierto es que no se han producido a lo largo de su historia, accidentes especialmente graves. En 1994, el austríaco Wedlinger estuvo en coma varias semanas tras estrellarse en una chicane. También se recordará porque Alberto Ascari se fue al agua con el coche, aunque salió ileso.

Los monoplazas se reconfiguran especialmente para esta carrera. Incluso se cambia el ángulo de giro del volante, para poder afrontar la horquilla de Loews (que da nombre a un Hotel que existió en su día y que ahora se llama Monte Carlo Gran Hotel), y que es la más cerrada del Mundial, la más lenta, su vista es un icono perenne en el Campeonato.

También se eleva la altura mínima del monoplaza, por lo bacheado del circuito. Las suspensiones son más blandas. La calificación adquiere aquí el mayor protagonismo, es el 80% del Gran Premio, en palabras de Alonso. Es preferible sacrificar la configuración de carrera en aras a conseguir una buena posición de salida. En seis de las siete últimas ediciones, quien salió de la pole, ganó la carrera.

Este circuito, como decíamos, es el más corto y lento del Mundial. Inaugurado en 1929, su Primer Gran Premio tuvo lugar el 21/05/1950, y desde entonces se han disputado 58 carreras. Tuvo a J. M. Fangio como primer ganador en 1950. Desde entonces, los reyes de Mónaco fueron Ayrton Senna, con seis victorias, Graham Hill y Schumacher con cinco. Y las escuderías más laureadas, fueron McLaren (15 veces) y Ferrari (8 veces).

120.000 espectadores siguen año tras año esta singular carrera, la que cualquier piloto querría correr y ganar si le diesen a elegir cuál ganar. Tiene una distancia de 3.340 metros, con 20 curvas, 12 a derechas y 8 a izquierdas, con varias chicanes. La carrera se celebra a 78 vueltas, corriéndose un total de 260, 520 kilómetros. En este circuito se necesita un altísima carga aerodinámica; el desgaste de frenos es alto y el de neumáticos es medio; para esta carrera, el compuesto blando y superblando de los neumáticos Pirelli han sido los elegidos para rodar por las resbaladizas calles de la capital del Principado. Aquí, el agarre es alto, siendo el consumo de combustible de 2.04 kg/vuelta. Los pilotos tienen mucho trabajo, pues realizan 54 cambios de marcha por vuelta. Y prueba de su lentitud, es que con el pedal a fondo, sólo van el 42% del tiempo de vuelta.

La mejor vuelta rápida en carrera la tiene Michael Schumacher en 2004 con 1:14:439 (161,528 km/h.) La vuelta rápida en 2010 fue de Vettel, con 1:15:192. La mejor pole position fue de Kimi Raikkonen en 2005 con un tiempazo de 1:13.644. Y la pole del pasado año fue para Webber, con 1.13:828. El podio de 2010 fue Mark Webber, Sebastian Vettel y Robert Kubica, que este año tendrá que ver los toros desde la barrera.

El circuito de Monte Carlo tiene pocas escapatorias y la probabilidad de salida del Safety Car (coche de seguridad) es muy alta. En cuanto a quién puede ganar, todo es posible, pues si bien en los últimos años, quien ganó en Montmeló también ganó en Mónaco, la motivación aquí es especial y en eso los grandes están a tope, especialmente Alonso con Ferrari, tocado en su orgullo después de la carrera del pasado domingo en Montmeló. Alonso estará con el cuchillo entre los dientes. La única estrategia que vale es no cometer errores en la calificación y después durante la carrera, pues cualquier mínimo error en la conducción, te lleva irremediablemente contra la valla.

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