En su estudio sobre accidentes de furgonetas en 2013 recoge 68 casos con un total de 72 muertos. Del mismo se desprende que el riesgo de tener un accidente es un 62% mayor conduciendo una furgoneta que un turismo. Distracciones, fatiga, exceso de velocidad y deficiencias de las vías son las principales causas de los mismos, agravadas por las largas jornadas laborales, exigencias del reparto y el hecho de usar el vehículo como “oficina”. En un 10% de los accidentes computados se detectaron deficiencias del vehículo, especialmente en los neumáticos, algo a lo que no es ajeno que las furgonetas del parque nacional (un 7%) tienen una antigüedad media de 12 años, con un 26% que supera los 20. Para la Fundación Mapfre urge aplicar en estos vehículos las mismas medidas de seguridad que en los turismos (airbags, ABS, ESP, alertas de cambio de carril y somnolencia, cámaras de visión trasera, etc), obligando a que los conductores usen el cinturón de seguridad durante las tareas de reparto urbano (están exentos, como los taxistas).