
Tras los cinco reventones en plena carrera que se produjeron en el transcurso del gran premio de Inglaterra (Silverstone), las dudas ante la capacidad técnica de Pirelli para suministrar los neumáticos adecuados para las mismas se han recrudecido. Es evidente que ajustar los compuestos de caucho y carcasas a las exigencias de la F1 no es nada fácil, pero hay unanimidad entre los pilotos de que en este terreno se ha venido retrocediendo desde 2008. Todos añoran la época de Michelin, sustituida después por Bridgestone (que también causó algunos problemas de adaptación en los coches) y ahora por la marca italiana, que lleva ya dos temporadas sin haber logrado un compromiso idóneo tanto en ruedas blandas, medias o duras, así como con problemas de estabilidad de carcasa y extrema sensibilidad a las presiones de inflado. De momento, en Nurbürgring Pirelli ha recurrido a carcasas cinturadas en kevlar (y no de acero, como en Silverstone) para las ruedas traseras, las más afectadas. Pero los pilotos no se muestran del todo satisfechos, y han amenazado con un “plante” si se vuelve a repetir el “numerito” de Silverstone. Pirelli se ha defendido afirmando que muchos equipos no montan correctamente sus ruedas, además de inflarlas a presiones inadecuadas.