En el segmento B, Ford ha sido bastante conservadora, y tras el éxito del Fiesta, sus sucesivas generaciones han ido copiando moldes ya asumidos por el mercado. Hasta que con el último Fiesta, ha dado un golpe de timón optando por un diseño más atrevido y dinámico. Del anterior Fiesta, la marca norteamericana desdobló una carrocería pretendidamente «crossover » sobre su mismo bastidor, creando un modelo que llamó Fusion, muy próximo en su aspecto y estética al Fiesta, y que en realidad sólo produjo una canibalización entre ambos. Por eso, escarmentados de esa experiencia, el futuro sucesor del Fusion va a ser un monovolumen de verdad, por debajo del C-Max, pero por encima del Fusion. Ya se especula con un nombre (B-Max, para seguir la tónica, de los C y los S). Y lo que está claro es que su «concept» precursor es este último Iosis Max…

Con 4,20 m de largo y sobre 1,60 de alto, este Iosis Max adopta justo el largo estándar de los compactos tradicionales, lo que le sirve para presentarse como directo rival de los Hyundai Matrix, Nissan Note, Renault Grand Modus, Citroën C3 Picasso… Pero su diseño es más rupturista, no sólo por el «kinetic design» de la marca, que trasladado a su frontal se traduce en una parrilla trapezoidal inferior de grandes dimensiones, junto a unos faros de diodos muy rasgados y una leve boquilla de capó donde se aprecia su origen Fiesta, sino por un rasgo inusual en un monovolumen pequeño: las puertas traseras deslizantes. En este «concept » no se trata de unas simples puertas correderas, sino desplazables por timonería de compás (aunque lo más probable es que en el modelo definitivo sean simplemente correderas).
Y no es sólo eso: además, su estructura adopta un chasis por viga central a la que se unen los asientos en voladizo, lo que deja un amplio espacio libre bajo éstos y a sus lados. Y por si fuera poco, se suprime el montante central (B), lo que deja todo un flanco lateral abierto de acceso interior, algo en lo que ningún vehículo de su segmento podría superarle.

Es probable que tales experimentos no lleguen al modelo final, pero anticipan soluciones muy curiosas que quizá puedan aplicarse en otros vehículos de la marca. La contrapartida de eliminar el pilar central (y más en un coche corto y alto) estriba en los problemas de rigidez que se originan en caso de choque frontal y lateral, por lo que es probable que sea desechado en el B-Max de calle, aunque todo depende de si se mantiene o no el bastidor de viga central flotante.
Más probable es que se mantenga el techo panorámico de vidrio (practicable o no) y la solución del plegado pantográfico de la apertura de portón (como si de un techo de «cabrio coupé» se tratase) que hace que su altura no resulte muy excesiva una vez abierto, permitiendo un uso más fácil en aparcamientos y lugares de techo bajo. Otra alternativa (ya existente en el Kuga) es la apertura independiente de la luneta, que también podría ser considerada si se opta por un portón más convencional, y que permitiría seguir jugando con la continuidad de las superficies acristaladas laterales de la zaga en un modelo de puertas correderas (lo que la marca llama un pilar C en «arbotante volado»).

Como auténtico laboratorio de ensayo, el Iosis Max extiende sus innovaciones al alerón integrado en el marco del portón, la consola táctil o los mandos por control de voz, por no hablar de las llantas de 22 pulgadas de doble núcleo, el capó realzable en caso de atropello de peatón o la iluminación de cruce diurna por diodos (así como la del umbral de marco de puertas).
Evidentemente no todas se aplicarán en el modelo de calle, pero sí es importante destacar que algunas no tardaremos en verlas en otros modelos de la marca. Y en algún caso, como en el de su motor, en muchos de ellos. En efecto, el Iosis Max Concept estrena un propulsor con el que Ford inaugura una nueva familia de motores turboalimentados de inyección directa de gasolina, la EcoBoost. Estos motores, que el Iosis Max estrena en su versión 1.6 de 180 CV, empezarán a equipar a modelos de la marca a partir del año que viene, y se escalonarán en tres cilindradas (1.4, 1.6 y 1.8), con potencias que irán de 120 a 210 CV (aunque todavía no están del todo determinadas). Es una nueva familia de bloques de 4 cilindros dotados de distribución variable, que ofrecerán hasta un 20% menos de consumo a igualdad de cilindrada, con un par muy superior, similar al que ofrecen los modernos turbodiesel TDCI de la marca. La simulación de emisiones de este motor 1.6 EcoBoost arroja 125 gr/km de CO2 en el Iosis Max, lo que indicaría que el abanico de esta nueva gama de motores estaría de 120 a 150 gr/km en carrocerías medias.

Además, el 1.6 EcoBoost del Iosis Max va dotado del cambio automatizado de dos embragues PowerShift (ya conocido en los Focus) de 6 relaciones, con todas las ventajas de los cambios automáticos convencionales y ninguno de sus inconvenientes, además de ofrecer un uso secuencial manual muy agradable. Otra innovación que también se trasladará al modelo final es el arranque y parada automática del motor (Ford Auto-Start-Stop), que también contribuirá a reducir su consumo en ciudad y tráfico congestionado.
En resumen, el Iosis Max Concept es un golpe de timón de Ford a la hora de plantearse el sustituto de Fusion, toda una renovación de concepto que sin duda puede causar impacto en el segmento de los monovolúmenes polivalentes urbanos. Un sucesor que seguramente veremos en el Salón de Francfort de este año, con grandes posibilidades de que sea ya una realidad comercial para 2010.