Considerado el piloto más completo de la historia
La leyenda del automovilismo y una de las figuras más adoradas de la historia del deporte británico, Sir Stirling Moss, falleció a los 90 años en la mañana del día de Pascua en su casa situada en el barrio londinense de Mayfair, como consecuencia de una insuficiencia respiratoria.
Su tercera esposa, Susie Moss, estaba junto a su cama cuando murió, después de haberlo atendido durante una larga enfermedad respiratoria, contraida en Singapur justo antes de la Navidad de 2016 (no hay indicios de que se deba al coronavirus). Lady Moss describió a su marido de manera conmovedora comentando: «Murió mientras vivía, luciendo maravilloso. Simplemente se cansó al final y cerró sus hermosos ojos y eso fue todo».

Este campeón «sin corona» no llegó a ganar ningún título mundial de Fórmula 1 (prefería conducir coches ingleses, aunque fueran menos competitivos). La fama de Stirling Moss vino dada por su estilo y habilidad al volante que le auparon como un piloto muy versátil, siendo capaz de ganar 212 de sus 529 carreras en las 15 temporadas que corrió en todos los tipos concebibles de automóviles de competición en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial (desde 1948), lo que le valieron para aclamarle como el piloto más completo de la historia.
Auténtico «gentleman driver», preferiría ganar una carrera que jugar los porcentajes por el título. Entre 1955 y 1961, fue subcampeón del campeonato de la Fórmula 1 en cuatro ocasiones y tercero tres veces. Entre las victorias más sonadas de Moss estuvieron el Gran Premio de Mónaco de 1961, en el que cruzó la bandera de cuadros en su Lotus 18 venciendo a los Ferrari más rápidos. Considerada por él mismo como la mejor victoria de su carrera, supuso para él un esfuerzo ímprobo, con más de 1.400 cambios de marcha en el límite absoluto, habiendo repetido también dicha victoria un año antes.

Y fue en la Mille Miglia de 1955, donde estableció un nuevo récord de velocidad media (157,650 km/h) en la famosa carrera de 1,000 millas alrededor de Italia en poco más de 10 horas, 7 minutos y 48 segundos, pilotando el mítico Mercedes-Benz 300 SLR (W 196 S) número 722, con el periodista de la revista Motorsport, Denis Jenkinson (Jenks), como su navegador.
Su carrera como piloto acabó súbitamente en 1962 tras sufrir un accidente en Goodwood, en las etapas finales de la carrera International 100 para coches de Fórmula 1, cuando su Lotus se salió de la pista dejándolo en coma durante un mes y paralizado parcialmente durante seis meses. Aunque regresó a la pista para una sesión de prueba con Lotus al año siguiente, Moss supo que su carrera deportiva llegaba a su fin, cuando como él decía ya no era capaz de mantener «un ojo en la pista, otro en los indicadores y aún poder ver a una chica bonita en la multitud».

Caballero, piloto valiente y siempre elegante, dentro y fuera de las pistas, sobrevivió a la era más peligrosa del automovilismo. Afirmaba que «el peligro era parte de la emoción«, y siempre tenía grandes historias que contar en sus citas anuales al festival de velocidad de Goodwood y otros eventos deportivos relacionados con el automovilismo. En sus 17 años como piloto profesional, vio morir en competición a 180 hombres, de los cuales conocía personalmente a 50.
Hasta siempre, «Mr Motor Racing», descanse en paz y gracias.