Los aficionados volcados con el campeón madrileño
El actual piloto de Audi en el Rally Dakar 2022, Carlos Sainz, dio el pasado domingo una espectacular exhibición por la avenida principal de Madrid con algunas de las joyas que le han acompañado en su carrera deportiva, un ‘Showrun’ organizado por Red Bull con motivo del lanzamiento del documental “Carlos Sainz. Vivir para Competir”.
El Paseo de Recoletos y más concretamente el tramo de 700 m que une las plazas de La Cibeles y Colón, fue el trazado elegido por los patrocinadores oficiales Audi y Red Bull, para anunciar a lo grande el estreno del documental “Carlos Sainz. Vivir para Competir”, un repaso a los 40 años de vida deportiva del piloto madrileño, el próximo 2 de diciembre en Prime Video. Fue la gran oportunidad para el gran público de ver en acción no solo el innovador Audi RS Q e-tron con el que Carlos Sainz y Lucas Cruz competirán en el Dakar 2022 dentro de un mes, sino todo un repertorio de coches de rally con los que Sainz deleitó a la gran masa de aficionados que se dio cita en tal especial evento.
Repaso a «los coches de Carlos»
La exhibición de Carlos se llevó a cabo en medio de un público entregado al que hizo delirar, comenzando el ‘Showrun’ conduciendo el Audi S1 EKS RX quattro de 580 CV, un coche con el que el sueco Mattias Ekström (también piloto de Audi en el Dakar) consiguió ser Campeón del Mundo de Rallycross en 2016. Gracias a un peso de apenas 1.300 kg, este monstruo de la competición acelera de 0 a 100 km/h como un Fórmula 1.
El siguiente coche de la exhibición fue el responsable de los inicios del bi-campeón mundial de Rallies. Y es que gracias al departamento de Seat Históricos, Carlos rememoró su primera victoria en el Campeonato Nacional de Rallies con su primer coche oficial, el Seat Panda Grupo 2 de 70 CV. Este entrañable vehículo supuso la prueba de fuego para avisar de lo que era capaz, aún con un vehículo muy inferior a los superiores coches contra los que competía por entonces.
A continuación Carlos se subió a su coche fetiche, el Toyota Celica GT-Four Grupo A con el que consiguió dos mundiales del World Rally Championship en 1990 y 1992 y con el que se fraguó la leyenda del piloto. Esta unidad en concreto, es con la que consiguió ganar junto con Luis Moya el Rally de Portugal en 1991, y estaba expuesta en uno de los dos karting que posee Carlos Sainz en Madrid, puesto a punto para tan especial ocasión.
Al volante de un sueño: el mítico Audi quattro S1 E2
El bicampeón del mundo de rallies y tres veces ganador del Dakar continuó la exhibición con uno de los platos fuertes con los que Carlos disfrutó más. El legendario Audi quattro S1 E2, la mítica bestia de la era dorada de los Rallies enmarcada dentro del extinto Grupo B, que a pesar de solo haberlo podido conducir en el Rally de los Campeones, es uno de los favoritos del piloto español, siendo el primer coche de rallies de tracción integral permanente estrenado en el Rally de Montecarlo de 1981.
Procedente del Museo Audi y dotado del mítico motor pentacilíndrico turboalimentado, en su última evolución el Audi quattro S1 llegó a entregar una potencia de 600 CV, aunque para esta ocasión hubo que contentarse con «solo» 480 CV .
Al volante de la vanguardia tecnológica
Y como colofón, el ya enfervorizado público asistente fue testigo de la primera exhibición dinámica al público del Audi RS Q e-tron, un coche de rally-raid con el que competirá en enero junto a Lucas Cruz en el próximo Dakar en Arabia Saudí. Se trata del desarrollo más sofisticado y tecnológico de la marca de los cuatro aros hasta la fecha y está enfocado a la conducción sostenible, siendo un vehículo eléctrico con 680 CV alimentado por un motor de gasolina. Y sin embargo, este Audi RS Q e-tron con 4 kilómetros de cableado en su interior y más de 2.000 kg de peso, es capaz de catapultar a sus ocupantes en 4,6 segundos hasta 100 km/h desde parado, hacer trompos y derrapes imposibles, llegando a levantar en el aire una de las ruedas.
Gracias al especial diseño del recorrido, con una chicane y una plataforma para lanzar por los aires al vehículo, Sainz pudo realizar dos espectaculares saltos que las reforzadas suspensiones del Audi RS Q e-tron se encargaron de absorber sin apenas despeinarse, además de varios trompos que realizó con una pasmosa facilidad y todo con un silbido procedente de sus motores eléctricos mezclado con el chirriar frenético de sus neumáticos.