Xu JianYi, presidente del constructor chino FAW, socio de Volkswagen y Audi en aquel país, además de también de Toyota y Mazda, y una de las figuras más importantes del sector de la automoción china, ha sido detenido como sospechoso de corrupción, acusado por el Comité Central de Inspección de Disciplina del Partido Comunista Chino. Xu Jian Yi, de 61 años, es todo un veterano de la industria china de automoción, ya que su empresa FAW es además la constructora de las limusinas oficiales “Hongqui” (Bandera Roja), el coche oficial de los altos cargos del Estado chino. Sin embargo, Xu Jian Yi empezó a caer en desgracia cuando ya dentro de la asamblea popular china (de la que también era miembro) fue acusado por Wang Quis Han (director de la campaña anticorrupción organizada por el presidente Xi Jin Ping) de irregularidades financieras en FAW. Primero fueron tres directivos de la compañía los investigados y detenidos, y ahora las acusaciones han llegado al propio Xu Jian, provocando su dimisión.
Hay ya 26 grandes compañías estatales chinas en el punto de mira de Wang Quis Han, con casi todas las de transporte, minería, energía, construcción y telecomunicaciones. FAW es la mayor de las investigadas de automoción, y está bajo el ojo del huracán nacionalista chino que viene acusando a las grandes marcas occidentales de mala calidad y servicios (desde la televisión china CCTV han atacado por mala calidad de producto y de servicio postventa a Nissan, Range Rover, Mercedes… y VW). Todo apunta a una campaña orquestada desde arriba, que se saldará con multas millonarias contra las marcas señaladas por la CCTV, para calmar las protestas de una población cada vez más insatisfecha por el secretismo y la falta de transparencia oficial del gobierno chino.