En plena crisis, el grupo Volkswagen ha logrado cerrar el ejercicio 2012 con un beneficio después de impuestos de 21.717 millones de euros, un 41% más que el año anterior, con 9,34 millones de coches vendidos y un 21% más de facturación (192.676 millones de euros), aumentando su margen operativo un 2,1% (11.510 millones). Unos resultados que han servido para justificar el sueldo récord del máximo patrón del grupo, Martin Winterkorn, que se ha llevado 14,5 millones de euros de los 56,5 millones que se repartió su consejo de administración el año pasado (está entre los tres ejecutivos mejor pagados de Alemania y entre los diez de Europa). El objetivo de VW de convertirse en 2018 en el primer constructor mundial parece así más cercano que nunca, incluso bajo tiempos de recesión occidental como los actuales.
Todas las marcas del grupo crecen, con VW a la cabeza, todas… salvo Seat, que aún así redujo sus pérdidas operativas un 30,6% (de 225 a 156 millones de euros) y las totales a 30 millones, contando con los ingresos atípicos. Seat vendió un 8,3% menos (aunque gracias a la fabricación del Audi Q3 en Martorell aumentó su producción casi un 19% y sus ingresos un 20%, hasta los 6.485 millones de euros) y las perspectivas para 2013, en plena crisis española, tampoco son muy halagüeñas. Y sus esperanzas se centran en la mejora del mercado ruso y de Europa del Este, y la creación de una red comercial en China (todavía en formación), lo cual es complicado que funcione mientras no se fabrique allí.