Marcas y público a la baja
Europa contempla como año tras año, son más las marcas que dejan de acudir a sus citas con el gran público en los salones internacionales del automóvil por los elevados costes de asistencia a los mismos y su difícil retorno de inversión.
El reciente y discreto cierre del salón anual de Ginebra de marzo de este año en el que faltaron seis marcas importantes, y el declive del Salón de París donde faltaron una docena, ya por debajo del millón de visitantes anuales en 2018 (cuando desde los años 2000 a 2008 tenían millón y medio, y desde 2010 a 2018 han ido bajando hasta algo más de un millón) está cuestionando el valor y la permanencia en estos certámenes, al menos en Europa.
En el caso del Salón Internacional del Automóvil de París, marcas de élite como Bugatti, Porsche, Bentley, Lamborghini, Rolls- Royce, Aston Martin, Lotus y McLaren ya desertaron en su día, pero es que ya otros generalistas como Ford, Mazda o Volvo también lo hicieron en 2016, y en el último de octubre de 2018 otras como Volkswagen, Opel, Nissan, Fiat, Ford, Volvo, Mazda, Alfa Romeo, Jeep, Infiniti, Mitsubishi, Subaru… también estuvieron ausentes. La razón es evidente: pagar un precio alto solo para ver unos coches accesibles a todos en la redes sociales no es ya tan atractivo, y la hora de las moquetas y las pantallas gigantes parece haber llegado a su fin. Por no hablar del alto coste de montar un «stand» de exposición, solo para eso, para exponer…
Las marcas lo tienen claro; los salones tienen su razón de ser en los mercados emergentes, y cada vez menos en Europa o América del Norte. Internet es hoy un competidor de primer nivel. Volvo ya dicho que solo va a asistir a un salón por año y continente, y otros pueden seguir su ejemplo. En resumen los salones deben reinventarse (además de que se pueda comprar en ellos, como sucede ya abiertamente en España en los de Madrid y Barcelona que se alternan cada año)… o desaparecer.