Takata, uno de los mayores fabricantes mundiales de airbags para automoción se encuentra en situación límite y puede entrar en quiebra. La familia Takada, propietaria del 57% de la firma nipona, pide ayuda a los fabricantes de automóviles basándose en que éstos les necesitan sí o sí, para reponer los airbags defectuosos (aunque se han producido casos por todo Estado Unidos, los expuestos a altos niveles de humedad son más propensos a explotar y ya se han producido seis muertos y un centenar de heridos por esta causa) por los que las marcas de vehículos están sufriendo demandas con las correspondientes indemnizaciones (que a su vez repercuten a Takata). Además, Takata tendría que mantener las producciones de sus fábricas para suministrar a los primeros equipos de sus clientes, para lo que está solicitando la ayuda de otros proveedores de airbags mantener las producciones de sus fábricas. La NHTSA (Agencia de Seguridad Vial Americana) calcula que son 33,8 millones de vehículos a los que hay que revisar (para reponer los airbags susceptibles de estallar) y se necesitan unos 4.000 millones de dólares para hacer frente a los gastos que conlleva esta operación (Takata solo cuenta con una provisión de fondos de 500 millones). Honda y Toyota son las marcas más afectadas además de Nissan, pero también hay otras muchas, incluso europeas, que están ya recurriendo a otros fabricantes competidores de Takata para asegurarse el suministro.
