La nipona Bridgestone lanza un nuevo tipo de neumático denominado DriveGuard, capaz de rodar desinflado, o sea “run flat”, que se puede montar en cualquier llanta sin peligro de que se salga o “desllante” en caso de fuerte apoyo sin aire (neumático pinchado).
La única condición para poder montar este tipo de neumático es que debe hacerse en ruedas que dispongan de sensores de control de presión de neumáticos (TPMS). Estos sensores son ya obligatorios en todos los coches nuevos desde hace más de un año (noviembre de 2014), y son necesarios porque si no los lleva el conductor no se dará cuenta de si ha pinchado.
Comercializado en EE.UU. desde 2014, llega ahora a Europa con el nombre de DriveGuard, permitiendo según Bridgestone circular completamente desinflado durante 80 kilómetros a una velocidad máxima de 80 km/h, algo que ya ofrecen los neumáticos “runflat”. Sin embargo, mientras éstos se montan en vehículos con una suspensión en teoría adaptada para ellos (a menudo con la obligatoriedad de su uso permanente durante toda su vida útil para no alterar su confort de marcha), el DriveGuard puede ser montado en cualquier turismo. Y sin la dureza de suspensión inherente a la mayoría de los “run flat” del mercado… En el DriveGuard de Bridgestone, la rigidez de los flancos ha sido suavizada en comparación con los neumáticos normales a fin de lograr un confort similar al suyo, con la ventaja de que tanto en los pinchazos habituales en la banda de rodadura, como en los producidos en los flancos y hombros de la cubierta, el Bridgestone DriveGuard se mantiene estable, manteniendo la movilidad con baja presión. Así, en caso de pinchazo, los neumáticos Bridgestone DriveGuard permiten rodar hasta llegar a cualquier punto de asistencia, evitando retrasos y la temida situación de “quedarse tirado”. Retrasos que suponen de media tres horas de pérdida de tiempo, según un estudio realizado por la empresa Profacts que señalaba que el 60% de los conductores ha sufrido un pinchazo en los últimos cuatro años.
Otra ventaja en relación a los neumáticos “run flat” conocidos es que puede ser reparado con un parche, incluso en los pinchazos laterales o en el hombro, punto débil de todos los neumáticos. Los “run flat” convencionales admiten mal la reparación que sobre todo, resulta muy cara. Por el contrario el Bridgestone Driveguard se arregla en poco tiempo y la rueda está lista para continuar a pesar de haber rodado sin aire.
El secreto de este neumático está en la investigación de materiales de Bridgestone, que ha permitido reforzar las paredes laterales, permitiendo que la goma no se deteriore. La clave radica en el compuesto Nano Pro-Tech, que reduce la fricción entre las moléculas de carbono y la generación de calor, apoyado en el diseño de aletas de refrigeración en los costados, de forma que el calor se disipa hacia el exterior, evitando que la cubierta se degrade por alta temperatura, mejorando su seguridad y resistencia. El gran avance de este DriveGuard es que resulta mucho más cómodo que los demás “run flat”, ya que pese a ser por sus características un poco más duro que un neumático convencional, la diferencia es casi inapreciable frente a la tradicional sequedad de los “run flat”. Además, obtiene una buena calificación en la etiqueta europea (C en resistencia a la rodadura y A en agarre sobre mojado) siendo reciclable al 100%, toda una primicia entre los neumáticos “run flat”.
A la venta a partir del mes de abril, el Bridgestone DriveGuard llegará al mercado en 30 medidas (19 de verano y 11 de invierno, éstas disponibles a partir de junio), de 185/65 R15 a 245/40 R18, a un precio muy competitivo que oscilará entre 80 y 200 euros por neumático.