JORGE FERNANDEZ
¿El 911 Safari, más cerca?
El fabricante de Stuttgart se ha propuesto el audaz reto de averiguar hasta dónde podría llegar su deportivo emblemático Porsche 911, para lo cual ha desarrollado dos unidades experimentales con el objetivo de coronar los Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo, situado en Chile.
Hace 38 años que Porsche decidió incorporar la tracción total al 911, en el que fue su modelo de competición 953, precursor del primer modelo de producción de la marca en incorporarlo, el mítico 959 de 1986. Este hito supuso el comienzo del desarrollo de la futuras versiones con cuatro ruedas motrices Carrera 4 y de los actuales SUV deportivos Cayenne y Macan.
Este test ha sido comandado por el piloto de resistencia y experimentado aventurero Romain Dumas, que eligió este escenario por sus duras condiciones. Situado en la cordillera de los Andes, en la frontera entre Argentina y Chile, la temperatura baja de los 0 grados, y no existen carreteras, lo que ha dificultado la travesía. En la ascensión para coronar los 6.007 metros de altura, se ha tenido que transitar por empinadas laderas con hielo y con una temperatura que llegó a alcanzar los 30° bajo cero.

Con un nivel de oxigeno muy escaso, el alto nivel de dificultad del reto impuesto exigió de toda la habilidad de los pilotos y por supuesto, del buen hacer de los Porsche 911 modificados para poder superar las zonas abruptas. La aventura acabó cuando las paredes heladas impedir continuar físicamente marcando una altitud de algo más de 6.000 m.
Modificados para la aventura
Los Porsche 911 en cuestión están basados en el Porsche 911 Carrera 4S de la última generación 992, dotados con un motor bóxer de 6 cilindros y 450 CV, asociado a una caja de cambios manual de 7 marchas. Las modificaciones corrieron a cargo del Centro de Investigación y Desarrollo de Porsche de Weissach, siempre en colaboración con el equipo Romain Dumas Motorsport.
Estos Porsche 911 modificados montan, por seguridad, barras antivuelco, y para poder superar las zonas más rotas del camino se aumentó la distancia al suelo hasta los 30 cm gracias a unos ejes pórtico y se añadió una protección especial para los bajos fabricada con fibra de aramida, un material resistente pero muy ligero y que resbala sobre las rocas, muy útil en un terreno como el que han tenido que sortear.

La carrocería también ha sido modificada, siendo evidentes el cabrestante en la parte delantera y las nuevas aletas, más abiertas y ensanchadas para hacer hueco a las grandes ruedas todoterreno de 310 mm de ancho. Para garantizar la máxima tracción se añadió un dispositivo llamado Porsche Warp-Connecter, diseñado en principio para aplicaciones de competición, pero que en esta aplicación forma un enlace mecánico entre las cuatro ruedas para permitir una carga constante en ellas. Como complemento, se emplearon bloqueos manuales e intercambiables de los diferenciales, junto con un avanzado sistema de dirección por cable.
Como toque final, se eligieron diferentes combinaciones de colores para pintar cada unidad: uno de ellos muestra los colores de Porsche Motorsport que luce el 963 LMDh, y el otro ha sido pintado con una temática 911 diseñada por el equipo de Weissach.

El proyecto liderado por un pequeño grupo de entusiastas, ha demostrado que la voluntad puede mover montañas y abre nuevas expectativas a los aficionados que desean con auténtico fervor que regrese el mítico Porsche 911 Safari, del que ya se ha podido ver hace un año alguna unidad moderna realizando tests en circuito.