Después de sólo 14 meses como vicepresidente de finanzas de General Motors (GM), abandona la compañía después de haber realizado un excelente trabajo financiero reduciendo su deuda desde 15.800 millones de dólares a sólo 4.600 y dirigió también el retorno de GM a la Bolsa de Nueva York. El Motivo, sus desacuerdos con el presidente Dan Akerson por los grandes descuentos que autoriza en los coches de la marca con la consiguiente pérdida de rentabilidad (3.800 dólares por coche de media).