Con el tamaño de una berlina compacta (4,45 m de largo por 2,76 m de batalla), el futuro X1 —presentado en el Salón de Francfort, este septiembre, y comercializado para finales de año— no es mucho más pequeño que el X3 (sólo 12 cm más corto), por lo que se pasa del tamaño habitual de los SUV de su segmento al dirigirse a una clientela de coche «premium» más urbana y de usos camperos más esporádicos. De hecho, el X1 nace con dos tipos de tracción, la 4×4 permanente de los «X» de verdad (xDrive) y la sólo trasera de los «sDrive», limitada de momento a los dos motores diesel menos potentes (2.0d y 1.8d).
Su aspecto, recuerda mucho a los Serie 1, con su misma estructura general, aunque más altos, con cintura más alta y una distancia al suelo que, sin resultar muy marcada, llega a los 19 cm. Con carrocería dos volúmenes y 5 puertas, su frontal se inspira en la Serie 1, con los dobles faros circulares bajo tapas transparentes trapezoidales y un marcado escudo inferior que actúa de escudo paragolpes.

Concebido como 5 plazas, el cuarto SUV de BMW dispone de un interior más sofisticado que el del X3, con un salpicadero muy elaborado, con división a tres bandas, tapicería bitono y el cambio enclavado al pie de la consola en un emplazamiento casi enmarcado por ésta. El maletero anuncia 420 litros de capacidad, pudiendo llegar a 490 si se sitúan los respaldos del asiento trasero (regulables) en su posición más vertical.
Además, si se abaten quitando los reposacabezas (por secciones independientes, 40/20/40) se puede llegar a obtener un volumen de 1.350 litros, lo que no está nada mal para su carácter «urbano».
Por otra parte, BMW ha trabajado las suspensiones, para lograr un comportamiento sobre asfalto que no desmerezca del de la Serie 1, y además ha procurado aligerar su peso (desde 1.615 kg el xDrive 18d), tanto para lograr un mejor uso «off road» como para lograr mínimos niveles en emisiones y consumo (Cx de 0,32).
Aunque se espera que en el futuro cuente casi con la misma oferta de motores existente en la Serie 1, el X1 nace de momento con un 6 cilindros gasolina (28i) y tres diesel (23d, 20d y 18d). Las denominaciones son totalmente arbitrarias, como ya viene siendo costumbre en BMW, puesto que el 28d no es un 2.800 cc sino un tres litros, y los tres diesel cubican dos litros (1.995 cc), distinguiéndose sólo por el nivel de rendimiento obtenido en cada uno de ellos.

Tanto el X1 28d como el 23d montarán cambio automático de 6 velocidades, un cambio inteligente capaz de cambiar varias relaciones de una vez, mientras que los demás llevarán cambio manual también de 6 marchas. El X1 xDrive 28i dará 190 CV, con un par motor de 31,6 mkg, 230 km/h de velocidad punta y 6,8 segundos de 0 a 100 km/h. Cumplirá como es lógico la norma Euro 5 (ya le obliga al salir en septiembre) y anuncia 219 gr/km de CO2 y un consumo combinado de 9,4 lts/100 km, lo que no es precisamente poco.
El X1 xDrive 23d logra 204 CV a base del doble soplo de compresores (Twin Power Turbo) en cadena con lo que consigue el escandaloso par de casi 41 mkg. Sus prestaciones no andan muy a la zaga de su hermano de 6 cilindros en gasolina, con 223 km/h de velocidad punta y 7,3 sg de 0/100 km/h (hay que decir que las velocidades máximas lo son bajo la homologación específica para obtenerlas en países sin restricciones, porque sin el «reglaje especial para altas velocidades» se quedan en 205 km/h tanto para el 28i como para el 23d). Pero este X1 xDrive 23d tiene un consumo mucho menor (6,3 litros cada 100 km) y 167 gr/km de CO2, niveles ya más normales.

Luego los X1 xDrive 20d y xDrive18d, con un solo turbocompresor, son las versiones más comerciales, con 177 CV y 35,7 mkg el primero, y 143 CV y 32,6 mkg el segundo. El 20d anuncia 213 Y 218 km/h de velocidad punta (con tracción total o sólo trasera en cada caso) y 8,4 y 8,1 segundos de 0 a 100 km/h en cada caso, y el 18d baja un poco (195-200 km/h, y 10,1-9,6 segundos en el 0-100 km/h), aunque en consumo sea el campeón, sobre todo el X1 sDrive 18d de tracción sólo posterior, con un promedio combinado de 5,2 lts/100 km y 136 gr/km de CO2.
El X1 incorporará el sistema DSC (control de estabilidad) y los últimos adelantos en tracción total de BMW, como un control de tracción DTC mejorado, un diferencial posterior con calentamiento previo y el sistema Performance Control (opcional) para aprovechar al máximo la adherencia motriz. El sistema de gestión iDrive también sufre cambios para simplificar su uso, cuenta con control de presión de serie y los neumáticos «run flat» (sin rueda de repuesto) capaces de rodar deshinchados serán ofrecidos sólo en opción.
A la venta para final de año (quizá noviembre), se ignoran todavía precios y niveles de acabado, aunque se ha anticipado que partirán de unos 6.000 euros menos que el X3 más barato. Y entre las opciones figuran los faros bixenon direccionales, cámara de marcha atrás, techo panorámico de cristal, sensor de lluvia, puerto USB, etc.