La trigésimo sexta edición del Salón Internacional del Automóvil cerró sus puertas en el recinto ferial de Montjuich con el peor balance de los últimos años: trece marcas ausentes y otras cinco “premium” sólo presentes a través de su concesionario (Quadis), alguna expuesta de modo indirecto (Saab a través del RACC), ausencia de novedades (la única primicia mundial la brindó la coreana Hyundai con la versión sedan de su i40; las demás sólo fueron novedades europeas, como el Audi Q3, el Hyundai Elantra –i35-, VW Beetle…). Vamos, un resumen muy poco glorioso para un salón bienal que mantiene el empeño teórico de no perder su carácter internacional pese a verse reducido “de facto” a un ámbito local. Hay que animar a sus promotores a que vuelvan a recuperar los laureles perdidos cuando el mercado nacional se reanime, tanto por el peso de la industria nacional del sector como por el interés del público, con curiosas exposiciones como la pista de seguridad peatonal de Volvo o el “off road” de Skoda, cuyo “stand” justo es reconocer fue también el mejor sitio de relax del salón.