AUDI TT CLUBSPORT QUATTRO

5 julio, 2007

AUDI ha tomado el TT Roadster por base y lo ha «tuneado» convenientemente, con un motor más potente (300 CV), diversos accesorios y reduciéndolo a coche estrictamente abierto, sin capota y sin parabrisas (sustituido por una simple hoja cortavientos transparente, al estilo Speedster).

Y aunque estéticamente, no puede decirse que sea un diseño hermoso, sí lo es radical y dinámico.

Con una batalla corta, una cintura alta (todavía más ahora al no tener ventanillas ni sección acristalada lateral), enormes ruedas de 20 pulgadas y una longitud total de poco más de 4 metros no es que resulte muy proporcionado… El frontal está dominado por una gran parrilla monomarco (la «singleframe» obligatoria de los Audi modernos) que pese a las barras horizontales de la rejilla le da una excesiva sensación de altura.

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Sobre ella, ya en el capó, va el logo de los 4 aros y a los lados los faros, más estrechos y planos (y cómo no, con luz de cruce diurna por diodos) que los del TT actual. Los paragolpes son más grandes y bajos (con los escudos de protección a los lados de la parrilla, delante, y con un gran difusor por abajo en los traseros, con las colas ovales del escape a cada lado y dejando ver por el centro el silencioso final. La cuestión es ventilar más el motor, el 4 cilindros 2.0 TFSI turbo, potenciado esta vez hasta los 300 CV (40 más de los 260 que le extraen al S3, hasta ahora la versión más potente de este propulsor) y ya muy apretado para su cilindrada… Al fin y al cabo se trata todavía de un «concept» y muchas de sus soluciones son «gadgets» de salón, y no elementos definitivos de un coche de calle, como la apertura de puertas por control remoto (no hay manillas) mediante el mando a distancia del cierre centralizado, los retrovisores exteriores superestilizados y mínimos (también en utilidad), o las exageradas llantas de 20 pulgadas con unos fragilísimos neumáticos de perfil ultrabajo (265/30 R20).

En cuanto al diseño «speedster » de carreras, sin capota ni ventanas, puede que se mantenga, aunque menos radical, en la versión de calle. La estrecha franja acristalada (posiblemente de metacrilato) que sustituye al parabrisas va ligeramente oscurecida, enmarcando el puesto de conducción junto a sus prolongaciones por las puertas. Los arcos antivuelco ya utilizados en el TT Roadster son ahora más bajos, conforme a la nueva silueta, con un carenado transparente en fuga por detrás, y el color gris oscuro del coche (gris Daytona) contrasta con los insertos en naranja del habitáculo (apoyacodos, parasoles, respaldos…) y el bastidor (pinzas de freno también naranjas). En el asiento hay grabado al láser un emblema TT, las dos butacas son tipo «bucket» (cesto) de competición, con cinturones de arnés (4 puntos) de casi 8 cm de ancho y proliferan los detalles de aluminio (radios del volante, pedales, apoyapiés (el acompañante también tiene), rejilla del cambio (tomada del R8), pomo de la palanca de cambio, manillas, tiradores, perfil de puertas… Hasta el logo TT de las alfombrillas va en aluminio.

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En el salpicadero se ha suprimido el tercer aireador central (de los tres superiores) para convertirlo en la carátula del equipo hi-fi (un Beo Sound de Bang & Olufsen) con lector MP3. El cuadro ha suprimido también algunos indicadores del «display» no necesarios en competición (reloj, kms), con las esferas en vertical y el gráfico en color.

El motor, convenientemente «reprogramado» logra los 300 CV a base de apurar más su sobrealimentación y la inyección directa de gasolina, junto a un nuevo colector de admisión. Y la tracción total Quattro es permanente, por embrague Haldex de reparto automático, un precedente en los nuevos TT de 4 cilindros (que hasta ahora reservan la tracción Quatro a los 3.2 V6). El cambio es el manual robotizado de 6 marchas y mando secuencial (con levas al volante), con dos embragues (uno para la marcha entrante y otro para la saliente), el S-Tronic (es el mismo).

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Las vías ganan 8 cm de ancho, que no es poco, y sus discos de freno son cerámicos y no de acero, algo que, si se aplica al modelo final, será desde luego en opción (como lo son en los A8 y S8, y hasta en el RS4). Y al contemplar el motor en su vano, nos podemos dar cuenta de que este 2.0 TFSI trabaja esta vez muy caliente, bastante más que en el vano del S3.

Por eso se ha procurado dejarlo lo más despejado posible, se ha eliminado la cubierta plástica que habitualmente «tapa» la parte alta del motor, y montado una barra de refuerzo entre las torretas de la suspensión delantera (a la que se cuelga el depósito expansor del líquido del radiador). Y el nuevo colector de admisión se ha completado con un filtro de aire de competición, de baja retención. Se han trasladado al habitáculo elementos como la centralita del ABS, el filtro del aire de los pasajeros (el de polen, de carbón activo), y hasta el mismo climatizador del aire acondicionado. Pero lo que es evidente es que este Audi TT Clubsport promete, tanto que podría ser capaz de mojar la oreja al S3, nada raro al tratarse de una barqueta «racing» notablemente aligerada.

Salvo que sea para dar lugar a una versión «S» del TT, que también podría ser…