Audi Q3 toma de contacto

11 octubre, 2011

TOMA de contacto rápida en tierras suizas, suficiente para comprobar las bondades teóricas que ya se le suponían y confirmadas en la práctica: sus formas exteriores son más suaves y más próximas a las de un turismo que a las de un típico SUV, aunque no tanto como en el caso del BMW X1. Más práctico y confortaqble que el X1 destaca su anchura y su caída posterior de techo, con la luneta del portón más tendida, que le proporciona un carácter más dinámico y le diferencian más de su hermano mayor, el Q5. La parrilla delantera sigue el diseño impuesto por el “singleframe”, el gran escudo trapezoidal Audi que la marca rescató de sus modelos de antes de la guerra y que ya empieza a estar muy visto, pero los faros son más apaisados y rectangulares, en forma de cuña y con luz diurna por diodos, como impone la moda, perfilados esta vez por los bordes y el interior del faro, en forma de “c” invertida.

De lado apreciamos la cintura alta y la mínima tercera luna lateral de custodia, otro signo muy de la marca, con una zaga rematada por un portón que parece más bajo de lo que es entre el alerón superior de techo, las luces triangulares horizontales (todas sobre el portón) y las más horizontales aún del paragolpes (antiniebla y de marcha atrás), todas en perfecta simetría de la que sólo disiente la doble salida del escape, con los tubos a la izquierda.

Sus medidas son bastante contenidas, con 4,38 m de largo, por 1,83 de ancho y 1,59 de alto, sobre una plataforma de 2,60 m de batalla (la misma del VW Tiguan), con un habitáculo bastante generoso pensado para 5 plazas y un maletero de 460 litros ampliable a 1.365 si nos limitamos sólo a las dos delanteras.

Claro que la cifra tiene truco, ya que partimos de no llevar rueda de repuesto (si se desea llevarla, la capacidad con 5 plazas del maletero baja a 400 litros). Aunque algo más corto que el X1, la sensación es de mayor habitabilidad y amplitud, así como de mayor altura al techo. Sólo las puertas traseras, por la inclinación de sus montantes, restan un poco de holgura al acceso, aunque una vez dentro la anchura y altura de la banqueta permite un cómodo alojamiento de los pasajeros posteriores.

Con el Q3, Audi vuelve a demostrar su competencia en construcción ligera. En la versión con tracción delantera pesa 1.445 kg, de los que sólo 301 corresponden a la carrocería en bruto. Las piezas accesorias también presentan un bajo peso: el capó y el portón trasero son de aluminio y pesan solamente 8,8 y 10,8 kg respectivamente, casi un 50% menos que si fueran de chapa de acero. El capó se bloquea mediante dos cierres en la carrocería, lo que permite una construcción optimizada en términos de impacto con espesores de chapa reducidos.

La sensación de calidad percibida al volante es realmente muy notable: los remates del volante multifunción y sus teclas de mando, la lectura del cuadro, de dos esferas grandes (cuentavueltas y velocímetro) con otras dos menores en su interior (combustible y temperatura del motor), los mandos, la palanca de cambio, el freno de mano eléctrico… Choca ver el botón giratorio del MMI en vertical, en la consola (como en el Audi A1) pero no lo hace ni más ni menos incómodo de accionar.

Pero los asientos son envolventes y recogen bien la espalda y el nivel de acabado es sensacional, sin nada que envidiar al del Audi Q5, y que dice mucho del buen nivel industrial de la fábrica de Martorell de Seat, que es al fin y al cabo quien lo fabrica. La amplitud interior está lograda para un SUV compacto, y el maletero es suficiente, incluso con rueda de repuesto (de emergencia), aunque la unión del piso del mismo con la del suelo de los asientos posteriores plegados no es plana, sino que forma un escalón un tanto incómodo.

En cuanto a las versiones disponibles, Audi ha optado por declinar de momento toda la gama en torno a dos motores, ambos de 4 cilindros y ambos de dos litros de cubicaje, uno diesel (2.0 TDI) y otro gasolina (2.0 TFSI), pero en dos variantes de potencia cada uno, lo que resumen en cuatro la oferta de motorizaciones, disponiendo de tracción total quattro sólo la superior del diesel (y las dos del gasolina). El cambio en los 2.0 TFSI es manual en la versión de 170 CV y S tronic en la de 211 CV. El diesel 2.0 TDI cuenta igualmente con cambio sólo manual en la versión de 140 CV, que sólo se ofrece con tracción delantera, mientras que la de 177 CV trae además del cambio S tronic de 7 marchas, la tracción total quattro, igualmente en los tres niveles de acabado (Advance, Ambiente y Ambition).

Un acabado con un buen nivel de equipamiento desde el nivel básico Advance, que ya viene de serie con airbags delanteros, laterales y de cortina, cinturones de 3 puntos con pretensores y limitador de esfuerzo (y con señal de uso en todas las plazas), anclajes Isofix, seguros infantiles de puerta, elevalunas eléctricos delanteros y traseros, luz de cruce diurna, faros antiniebla, sensor de luces y lluvia, ordenador de a bordo multifunción, ABS + EBD + SAFE, ASR+EDS, ESP, radio CD con 8 altavoces, climatizador manual, llantas de aleación de 16 pulgadas con neumáticos de 215/65 R16… y además, sistema “stop & start” con recuperación de la energía cinética y carga inteligente del alternador.

El nivel Ambiente añade los sensores de aparcamiento, el climatizador bizona, control de crucero con limitador automático de velocidad, luz interior por diodos, pantalla TFT de 6,5”, conexión Bluetooth, insertos en aluminio y acero inoxidable, y las llantas pasan a ser de 17” con neumáticos de 235/55 R17, y en el nivel Ambition se remata con volante específico en piel de tres brazos, asientos deportivos, llantas específicas, etc. Poca cosa, ya que a cambio de unas cosas suprime algunas otras. Por eso su precio coincide con el del Ambiente. En realidad los dos son niveles de alto de gama, uno en confort (Ambiente) y otro deportivo (Ambition).

Al volante, el coche ofrece una gran sensación de docilidad y progresividad, tanto en tracción delantera como total quattro. Es fácil de conducir y muy predecible en sus reacciones, estando más cerca de la sensación de conducción de una berlina que de un SUV. Entre sus múltiples novedades destaca con la transmisión S tronic (la DSG de doble embrague de Volkswagen) una nueva función de “rueda libre” pensada para ahorrar combustible, y que se activa al seleccionar el modo de conducción Efficiency. En esta función, el coche se queda en punto muerto al dejar de acelerar, ahorrando fricciones en la transmisión (más en los modelos quattro, en donde se desconectan los semiejes traseros y el árbol central de la transmisión). Si se frena entra una marcha (para tener retención del motor) y si se pasa el selector del cambio al modo manual, también (en este caso la marcha más larga posible).

El sistema funciona con una gran suavidad, aunque se hace raro ver el cuentavueltas al ralentí circulando rápido, y ver como sube si tocamos el freno. En todo caso, forma parte del modo de conducción Efficiency, pensado casi exclusivamente en el ahorro de carburante, para lo que también modifica la cartografía de inyección y encendido cuando se selecciona.

Como pequeño reproche, decir que las unidades de la toma de contacto estaban todas sobrecalzadas, lo que en estos coches de potencia bien ajustada para su tracción y peso supone más un inconveniente que otra cosa. Con los trenes rodantes de 16” y 17” pulgadas los Q3 van más que bien servidos, por lo que las ruedas de 18” con neumáticos de 235/50 están claramente de más para un SUV compacto como éste. También hay que decir que en el nivel Ambition se echan de menos algunos detalles que siguen siendo opcionales, como los faros de xenon y la trampilla portaesquíes ó incluso el navegador básico.

Pero en conjunto el coche está muy equlibrado y completo, y desde luego se presenta como una de las opciones “premium” más atractivas del mercado. En cuanto a precios, hay que decir que son bastante competitivos, sobre todo en la versión de acceso 4×2 con motor 2.0 TDI 140 CV, ya que sale justo por debajo de los 30.000 euros, o sea 750 menos que el BMW X1 más barato (Mercedes no tiene todavía un SUV compacto), señal de hacia donde apunta Audi sus tiros… Otra cosa son las versiones quattro y con cambio S tronic, en las que nos moveremos entre 5.000 y 10.000 euros por encima, con los 2.0 TDI quattro S tronic y 2.0 TFSI quattro S tronic al filo de los 40.000 euros (39.950 el primero y 42.470 el segundo, tanto en Ambiente como en Ambition).

Ya a la venta, aunque las primeras entregas no se efectuarán hasta octubre, el Q3 llega como un auténtico SUV “premium”, disponible en 11 colores de carrocería y 5 de tapizado, 8 tipos de insertos diferentes, 9 modelos de llantas, paquete S-Line, paquete Off Road, etc… Una oferta de lujo para un auténtico SUV compacto de lujo “made in Spain”.