Un siglo de vida merece celebrarse, y en Aston Martin se han tomado en serio su cumpleaños con un “concept car” muy especial, el CC 100 Speedster, una barqueta biplaza de competición que recuerda los éxitos que la marca de Gaydon logró en su día con el DBR1.
El CC100 es un puro ejercicio de estilo que hace un guiño al pasado, cuando Aston participaba oficialmente en competición, y en concreto al DBR1 de 1959, que Stirling Moss llevó a la victoria en los 1.000 km de Nürburgring. Por eso la marca británica ha elegido el mítico circuito de Nordschleife para mostrarlo, completando una vuelta en el día de la celebración de las 24 horas de Nürburgring (organizadas por el ADAC Zurich) conducido por el mismo patrón de la marca, Ulrich Bez. No faltó en su presentación la presencia del propio Moss (que condujo el DBR1 en plan demostración, a sus 84 años), así como una concentración de un centenar de Aston Martin (entre ellos el DB5 que conducía el actor Daniel Craig, “ex chico Bond”). Todo un festival Aston para festejar un cumpleaños de marca con un regalo insólito: el CC 100 Speedster.

En realidad, un regalo muy especial pero sólo decorativo: al fin y al cabo es sólo un “concept” no homologado para la competición. Frente al DBR1, este CC100 (al que el propio Bez llama DBR 100) es justo el doble; si el bólido de 1959 montaba un 6 cilindros 3.0 de 300 CV, este monta un V12 6.0, acoplado a un cambio secuencial de 6 marchas, para transmitir sus 600 CV al suelo. Con una carrocería de fibra de carbono sobre un chasis de aluminio y fibra de carbono, este CC100 cubre los 0-100 km/h en apenas 4 segundos y alcanza los 290 km/h de velocidad punta.
Nacido a partir de una sugerencia de Ulrich Bez para crear un coche-homenaje al DBR1 pero con la técnica del siglo XXI, a partir de un bastidor de Vantage, el CC 100 ha sido construido en dos unidades, de las que una será un laboratorio de ensayos rodante y el otro acabará sin duda en el museo de Gaydon. No hay prevista ninguna versión a comercializar (incluso sin homologar), por lo que se trata de un estricto coche de museo, construido en menos de 6 meses en la planta de Gaydon en colaboración con Multimatic (proveedor de Aston) por un equipo dirigido por David King y Marek Reichman (interiores) junto a Miles Nurberger (exteriores). Toda una llamativa sorpresa pensada quizá para animar a los nuevos accionistas de Aston (la italiana Investindustrial) a apoyar la cartera de proyectos de la marca británica, cuya financiación exige invertir casi 600 millones de euros hasta 2018, contando entre ellos un SUV de lujo que les permita salir de apuros definitivamente.