Temporal con frío y nieve
La borrasca Filomena ha creado en muchas de las grandes ciudades y pueblos de nuestro país un caos con efectos devastadores en la circulación por la nieve acumulada en el asfalto, lo que hace imprescindible recordar una serie de consejos para poder conducir de forma más segura.
La llegada tan brutal de la nieve y el frío glacial a nuestras calles y carreteras ha evidenciado una vez más que la mayoría de los conductores no están preparados para manejar sus vehículos con nieve sobre el asfalto, por lo que se hace imprescindible recordar una serie de consejos útiles para conducir con estas condiciones adversas.
Si nos sorprende una nevada en un trayecto o debemos de coger nuestro vehículo –inevitablemente– para desplazarnos, debemos primero saber si nuestro coche está preparado adecuadamente y lleva neumáticos “mixtos” (algunos modelos de tipo SUV ó 4×4 los montan de serie). Esto es fácilmente identificable ya que están marcados con el código visible M+S (Mud and Snow) que significa «barro y nieve».
En el caso de que a nuestro vehículo le hayamos montado de neumáticos de tipo “todo tiempo” o incluso de invierno, en su marcaje también se acompaña de una montaña con un copo de nieve en su interior, con lo que no haría falta instalar cadenas ya que es el distintivo que cataloga al neumático como apto para circular por carreteras nevadas. Si este es el caso, hará que mejore su tracción en el asfalto frio y mojado gracias a su compuesto especial más blando, preparado para bajas temperaturas (inferior a 7 ºC) y su banda de rodadura optimizada para tener mayor agarre sobre nieve, si bien, no hay que confiarse y en todo caso hay que circular a menor velocidad de lo que solemos hacerlo.
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Los neumáticos de verano y la nieve
Con neumáticos de verano (los más comunes), las arrancadas hay que hacerlas, a ser posible, en segunda velocidad (si salimos en primera hay que extremar la suavidad), tanto si se dispone de cambio manual como si nuestro vehículo monta una de caja de cambios automática, aunque esta última puede que disponga de un programa especial de nieve que deberemos conectar para mejorar la tracción. Este programa inserta marchas altas o alarga los desarrollos del cambio para evitar que las ruedas tractoras giren muy deprisa en las arrancadas o el freno motor retenga demasiado con lo que patinaríamos, pudiendo llegar a perder el control.
Si disponemos de caja manual, una vez iniciada la marcha debemos de circular, si las condiciones lo permiten, en segunda o tercera velocidad, pero mejor no pasar de 20-30 km/h en segunda velocidad, acelerando suavemente para ganar velocidad si tenemos que superar una cuesta e insertando una marcha corta para bajarla y que vaya reteniendo el freno motor. En cualquier caso, si notamos que la pérdida de tracción es constante deberemos de bajar la velocidad lo máximo posible.
Si tenemos que frenar por atasco, semáforo o al llegar a un punto de giro, lo tendremos que hacer dejando de acelerar con mucha anticipación, para pisar el pedal de freno solo con el vehículo casi parado para evitar frenazos bruscos. Para ello deberemos de ir reduciendo marchas con tiempo suficiente para disminuir progresivamente la velocidad, con el fin de llegar suavemente al punto donde debemos detener el vehículo o empezar a girar. El giro de volante debe de hacerse de forma suave y muy progresiva, a ser posible abriéndonos antes para evitar tener que girar demasiado la dirección, lo que podría ocasionar un subviraje (el coche pierde tracción del eje delantero y se va de morro por la inercia y la falta de agarre), perdiendo el control de nuestro vehículo y arriesgándonos a sufrir un accidente.
Circulando tanto por ciudad como por carretera, debemos hacerlo manteniendo una mayor distancia de seguridad entre el vehículo precedente y siempre por las roderas que han creado otros vehículos, ya que el peso de los mismos rompe el hielo, deshace la nieve y la aparta hacia los lados, mejorando la tracción. Si nos encontramos con que las roderas están congeladas y nuestro vehículo no tracciona, con apartarnos un palmo de ellas y pisar en zona de nieve podríamos avanzar. En cualquier caso el tipo de neumático que monte nuestro vehículo será el que determine la capacidad real de poder circular o no con nieve en el asfalto. Si no estamos acostumbrados a conducir con nieve, es mejor que no cojamos el coche, ya que podemos tener un accidente o incluso bloquear la carretera.
Las cadenas, la solución definitiva
Si disponemos de cadenas metálicas o textiles, obligatorias en vehículos con neumáticos de verano para poder circular con mucha nieve, habrá que colocarlas en el eje tractor, ya que es la única manera de contar con motricidad. Si el vehículo dispone de tracción permanente a las cuatro ruedas, es mejor en el eje delantero, al tener bajo control la tracción, la dirección y también la frenada. Si se trata de una tracción 4×4 con reparto inteligente del eje delantero al trasero, también en el tren delantero. Si es a la inversa, con propulsión trasera con transferencia de par en caso de pérdida de motricidad al eje delantero, debemos de montarlas en las ruedas traseras, al igual que si disponemos de un todo terreno puro con bloqueo del diferencial central.
A pesar de contar con tracción para poder circular por nieve o hielo, la conducción con cadenas debe de hacerse a baja velocidad, ya que se trata de una solución de emergencia, además de que el traqueteo constante afecta a las suspensiones, transmitiéndola al interior del habitáculo.